le rodeaban los ultimos vestigios medievales del Marais. Los largos callejones en circulo disenados para mantener a los invasores a distancia la mantenian ahora a ella en su interior. Escuchaba justo tras ella una respiracion fatigada. Resoplaba y sudaba, al tiempo que se esforzaba por mantener a raya su creciente panico. Un muro cubierto de liquenes y que parecia tener un grosor de tres metros de anchos y una altura de dos pisos le bloqueaba el camino.
Sin salida. Una mazmorra sin salida.
A la izquierda vio un estrecho pasaje de piedra entre los muros. Con un quiebro, se metio por el, reboto en unos contenedores de basura de metal cuando alguien mas se tropezo con ellos, se tambaleo y grito “
Cuando llego a su altura, viro para apartarse del sonido de un motor a su izquierda. Tras ella pudo ver de reojo un taxi con la luz azul encendida, lo cual indicaba que estaba libre.
Se volvio hacia atras, mantuvo el paso y grito
– ?Aqui!
El taxi comenzo a alejarse.
El taxi redujo la velocidad. Aimee se dio cuenta de que probablemente la figura que la perseguia habia aparecido en el espejo retrovisor del taxi. Justo cuando alcanzaba la manilla de la puerta, escucho una fuerte respiracion y gritos a su espalda. Su perseguidor podria haberla sacado del taxi de un tiron sin problema. Ella amago hacia la derecha. Quienquiera que estuviera tras ella se lanzo en plancha y por un poco no consiguio agarrarla de la chaqueta cuando ella se dio la vuelta. Escucho un
Corrio por la acera resbaladiza y brillante. Se dijo que no podia parar. Le estallaban los pulmones y sentia en el brazo unos pinchazos agudos mientras continuaba abrazando las cintas de video contra el pecho.
Por fin vio las esperadas luces y el trafico de la
– Entra-le grito Yves haciendole un gesto para que entrara
Tras ella escucho los pasos de alguien que corria y su resonar contra las paredes. Se acercaban
– ?Date prisa!-Yves tiro la manilla de la portezuela del conductor y la dentada puerta azul se abrio balanceandose.
Antes de que pudiera cerrar la puerta, el ya marchaba a gran velocidad por la transitada
– Detras de todos-dijo senalando con el brazo la parte trasera de la furgoneta-. Como hago la mayoria de las filmaciones, llevo casi todo el equipo. Thierry confia en mi
Aimee emitio un quejido
– ?Que te ha pasado?-Habia preocupacion en sus ojos oscuros. Le lanzo su chaqueta-. Cogela. Da mas calor.
– No, gracias.- No podia quitarse la maloliente y rasgada chaqueta de cuero, ya que la grabadora seguia pegada a su espalda y los videos abultaban bajo su camiseta de tirantes.
– Necesito un anestesico-dijo-. Vamos a tomar algo
Yves detuvo la furgoneta con un movimiento brusco en un estrecho callejon que salia de la Bastilla, aun en el Mariis. Un camarero estaba echando las persianas desde el interior de un mugriento bristro en una esquina. Se escucharon los acordes de una guitarra de jazz al abrirse la puerta y una pareja salio riendose. Si se concentraba, probablemente podria hacer que sus pies anduvieran hasta la esquina, provocar un jaleo y hacer que los dejaran entrar en el bistro
– Escucha, me duelo el hombro-dijo aturdida
– Tengo justo lo que necesitas.-Sus ojos negros la penetraron con la intensidad del laser
– De verdad que necesito beber algo.-Comenzo a reirse tontamente sin saber por que
– Tambien tengo eso-dijo el sonriendo
Y con una bonita sonrisa, asi es como ella la percibio. Alli estaba, con un neonazi, transportando videos robados que, posiblemente contenian el asesinato de una anciana que el mismo habia grabado. E increiblemente atraida hacia el. Aparentemente, ya la habia ayudado dos veces esa noche
– Mi piso esta por ahi-dijo el senalando un almacen de oscuro ladrillo de principios de siglo-. ?Podras llegar hasta alli?
– ?Dejas todo el equipo en la furgoneta y en la calle?-dijo ella admirandose de la coherencia de su pensamiento.
– Nadie se mete con nuestras furgonetas azules-dijo el- De eso puedes estar segura. Pero…-Saco un mando digital y pulso unos numeros-. No aparco en la calle
Al tiempo que la cubierta de metal se enrollaba despacio, Yves condujo la furgoneta hacia el interior del patio del almacen
A Aimee no le gusto el sonido de la cubierta al volver a cerrarse y busco una salida. Una estrecha entrada lateral mostraba un rayito de luz
– ?Estas pensando en marcharte?-dijo Yves mientras abria una puerta bajo los abovedados arcos del edificio de ladrillo
– Aun no-sonrio Aimee-.Tengo sed
– Deja que te ayude, que esto es dificil- dijo Yves recogiendola en sus brazos. Pulso el interruptor y la llevo por una escalera de caracol de metal hasta un piso en el sotano.
La golpeo el aire calido, impregnado de un toque familiar. Descendieron a un suelo de madera blanqueada rodeado de mullidos sofas blancos, una larga mesa de metal y una cocina diafana. Los arcos abovedados de las paredes habian sido recubiertos de ladrillo y forrados con un brillante tejido batik…
– Era el sitio de los antiguos tanques de los curtidores-explico Yves poniendola sobre un sofa-. Esta era una fabrica de sillas de montar. Sillas para la policia y la caballeria-sonrio.
Aimee se sentia pegajosa y tenia calor, pero no se atrevia a quitarse la cazadora de cuero. Habia empezado a sentir un punzante dolor en el brazo. Era curioso ver como dolian las cosas cuando se tenia tiempo de reparar en ello. Estaba segura de que sus poros habian absorbido la grasa y el aceite del pachouli, y necesitaba lavarse.
– Un Remy, ?de acuerdo?-dijo Yves y le entrego una copa de licor.
Hacia anos que Aimee no tomaba un Remy Martin VSOP. Casi ronroneo de placer al sentir que se deslizaba por su garganta. Este neonazi tenia sin duda mas clase que sus camaradas.
– Necesito lavarme-dijo
– Estas en tu casa-dijo el con un ademan
Ella tomo el Remy con las dos manos y fue renqueando hacia la cocina. Dentro del cuarto de bano con azulejos blancos, hizo un monton en el suelo con su ropa y se aseguro de que las cintas de video estuvieran a salvo en el bolsillo interior de la cazadora.
Lo bueno era que le dolia tanto el hombro que apenas sentia nada mas. Abrio el grifo del agua caliente. Rezo para que hubiera suficiente agua como para llenar la banera y se arrodillo sobre una mullida toalla frente a un viejo espejo del marco dorado. Despues de haber pegado otro trago de brandi, se percato de que una fina linea roja de piel chamuscada le recorria la columna.
Tenia el hombro dislocado, pero esto ya le habia ocurrido antes y sabia lo que tenia que hacer. Con el brandi suficiente podria hacerlo. Apreto los dientes y roto la articulacion del hombro en sentido contrario a las agujas del reloj hasta llegar a la posicion de las tres en punto. Tomo otro trago y estiro la mano izquierda hasta alcanzar el hombro derecho. Tomo aire, estiro la mano izquierda hasta alcanzar el hombro derecho. Tomo aire, estiro el brazo hacia fuera, lo hizo girar ligeramente y con un suave ruido volvio a colora la articulacion en la posicion de las doce. El dolor se extendia desde el cuello hasta la punta de sus dedos. Escucho un grito ahogado tras ella. Yves estaba en el espejo, con una mueca de dolor, vestido aun con vaqueros y jersey.
