– Bonjour, Monsieur. Le Figaro vespertino, por favor.

Pago y paso bajo las humedas columnatas de la place des Vosgues. Extranamente, el Marais le resultaba igual que antes, y sin embargo distinto. Los recuerdos la acosaban desde cada rincon

L viento azotaba las hojas secas que crujian alrededor de sus piernas y ella comprimio su delgada figura en la gabardina. El aroma a castanas asadas se extendia por la plaza. En la parte inferior de la contraportada, vio el articulo que buscaba.

Asesinato en el Marais

Lili Stein, de sesenta y siete anos de edad, del 64 de la rue des Rosiers, aparecio muerta a ultima hora del miercoles por la tarde. Segun los resultados de la autopsia, fue victima de un homicidio.

Las investigaciones policiales se centran en el Marias y en el distrito cuatro. El Templo de E?manuel ofrece una recompensa a cambio de informacion que conduzca a la detencion y condena de las personas involucradas.

?Aqui estaba el asesinato de Lili, confirmado por escrito! Se le debia haber pasado la primera mencion al mismo en los periodicos anteriores. Por encima de su cabeza, los acordes de un violin que tocaba “Coeur Vagabond” se escapaban por una ventana abierta.

Su madre tarareaba esa cancion los dias de colada antes de que la brigada movil francesa, supervisada por la Gestapo, detuviera a su familia en la redada del Velodromo de Invierno y los deportaran a Auschwitz en julio de 1942.

Comenzo a temblar, y no era a causa del gelido viento de noviembre. ?La buscaban tambien a ella? ?Y Helmut?

Domingo a mediodia

}aimee encontro a Abraham Stein en la sinagoga Templo de E’manuel, situada a pie de calle en la rue des Ecouffes, una calle con forma de astilla que cruzaba la rue des Rosiers. La sinagoga se encontraba junto a una fruteria que exponia sobre la acera tarros de oscuras berenjenas color violeta, brillantes pimientos verdes y patatas con costra, que anteriormente habia sido una papeleria.

Abraham parecia estar mas delgado, si eso era posible. Oscuros circulos rodeaban sus ojos, y la camisa de rayas azul oscuro le hacia parecer un inquilino de un campo de concentracion sacado de un viejo noticiero. E funeral de Lili Stein habia hecho que la pequena comunidad se reuniera en el interior de la diminuta y oscura sinagoga.

A Aimee todo le parecia hecho a medida de la tradicion: hablar en voz baja, e olor del tocino antes de que la sopa de pollo se desgrasara en algun lugar de una cocina cercana, el brillo de los candelabros de bronce, y el tacto del aspero banco de madera. El presente se desvanecia.

Volvio a convertirse en una nina, con calcetines que siempre se le resbalaban y jerseis de lana que picaban y le rozaban el cuello. Jugueteando, como siempre. Intentando ser tan francesa como los demas, la lucha continua durante su ninez. Su madre que le sostenia las manos, le hacia la senal de la cruz, le decia que dejara de mezclar el ingles con el frances.

– Mais, maman, ?no puedo evitarlo!-suplicaba ella

– Deja ya de hablar ese franchinglis, Amy. A tu edad ya tenias que saber-decia su madre. Pero le resultaba tan ajeno como sentirse francesa.

– Cuanto antes aprendas, mejor.-Eso es lo que decia su madre-. ?Asi ya podrias cuidar de ti misma!

– Baruch hatar adonhai.

Regreso despacio al presente, cuando un par de manos marchitas agarraban las suyas y la ayudaban a hacer movimientos con ellas. Pero no era su madre. Era una mujer de pelo blanco, con los ojos nublados por las cataratas, a la que nunca antes habia visto.

– Tres bien, mon enfant!- La anciana de desencajados dientes postizos sonreia abiertamente al abrazarla.

Aime se echo hacia atras desilusionada. Su ninez habia desaparecido y su madre no volveria. Tomo aire se libero con suavidad y apreto agradecida las nudosas manos de la anciana.

En el exterior, saludo a Sinta con la cabeza y se dirigio a Abraham Stein que se encontraba sobre la acera. Parecia melancolico, como siempre.

Rachel Blum, encorvada y vestida con un viejo y holgado vestido estampado de flores, desaparecio tras una puerta de madera frente a la sinagoga.

– Perdone-dijo Aimee a Abraham. Llamo varias veces a la puerta de madera. Finalmente, una tablilla de madera dejo ver una rendija.

– Hola, Rachel. Soy Aimee Leduc. ?Puedo entrar un momento?-dijo.

Rachel no sonrio al mirar al exterior.

– ?Por que?

– Se me olvido preguntarle algo

Despacio, Rachel abrio la pesada puerta con un chirrido

– ?Como esta, Rachel?-dijo Aimee y entro en el mohoso vestibulo

Rachel suspiro

– Pies planos. Asi lo llama el medico. No aguanto mucho de pie, mis pies no aguantan, no tanto como solian

Se dirigio hacia Aimee. Se sentaron juntas en un banco de madera en el vestibulo de oscuro suelo.

– Andar demasiado sobre piedra… Eso es lo que lo provoca.-Se habia quitado el zapato y se frotaba la planta del pie-. Las escaleras de la casa de Lili antes eran de madera. La piedra hace que me duelan los callos.

– ?Es ahi donde estaban las huellas tenidas de sangre?-Sorprendida, Aimee recordaba la descripcion de Rachel. Los hombres de Morbier tambien habian encontrado evidencia ahi de la sangre de Lil Sten.

– No se rinde, ?verdad?

– Nadie merece morir asi-dijo Aimee con el rostro sofocado-. Sin embargo, cada vez que pregunto sobre el pasado de Lili Stein, la gente no quiere hablar. Me dicen que por que no persigo a los neonazis, que haga algo.

Rachel continuo frotandose el pie sin mirar a Aimee

– No me importa como encaja usted en el pasado de Lili Stein-dijo Aimee-. Se niega a hablar conmigo porque piensa que voy a juzgarla. Nadie de mi edad entenderia por lo que tuvieron que pasar durante la ocupacion, ?no es asi?

Aimee trataba de mantener un tono de voz neutro, pero no lo estaba consiguiendo

– ?Quien le da el derecho a decidir? E, incluso si no lo entiendo, ?quieren que el horror de lo que tuvieron que pasar permanezca oculto para siempre?

Rachel seguia evitando la mirada de Aimee

– Mirame a la cara, Rachel-dijo Aimee. Rachel nego con la cabeza.

– El asesinato de Lili no fue una de las especialidades de los skinhead. Esa esvastica era al estilo de las Waffen-SS-dijo-. Las SS… ?no lo entiende? O puede que no quiera entenderlo

Rachel se encogio de hombros

– Usted es la que tiene las teorias importantes

Aimee se recosto y se sintio derrotada, al tiempo que el duro banco le rozaba la zona quemada de su columna. Movio la cabeza y hablo como si lo hiciera consigo misma

– ?Quien sera la siguiente?

Rachel suspiro

– El asesinato de Arlette ocurrio despues de una gran redada contra los judios en el Marais-dijo

Aimee se quedo helada

Rachel movia las manos en el aire, enfatizando asi sus palabras.

“Despues de eso, los judios permanecieron en el interior de sus casas. Solo saliamos a las compras a ciertas horas del dia, hasta teniamos miedo de eso. Entonces fue cuando la Gestapo comenzo a realizar mas redadas. Casi todas las noches. Nunca lo olvidare. E medio de la noche, el chirrido de los frenos en la calle y pasos que

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