noche y el protocolo para la manifestacion de manana
Leif se pavoneo en direccion a un encerado situado debajo del original de un cartel de reclutamiento de las SS. Se sintio horrorizada al ver que describia un plan para destruir sinagogas ortodoxas esa noche. Temia que una de ellas fuera el Templo de E’manuel.
Thierry se sento a su lado
– Te agradezco que hayas traido las publicaciones. No hagas caso del poco tacto de Leif. Se le da mejor la planificacion y organizacion de los detalles.
Se dirigio hacia Yver.
– Prepara el equipo
Yves se levanto de la silla y Aimee lo siguio
Thierry se inclino hacia ella.
– Escucha esto: te sera util
Aimee asintio e intento no revolverse en el asiento. ?Seria Yves el camara del video? Si estaban grabando esta reunion, ella aun no habia descubierto la camara.
– Unas furgonetas nos llevaran a la sinagoga-dijo Leif en un tono carente de emocion-. Para realizar el trabajo tiene que ser entrar y salir, rapido y despiadado.
Aimee se preguntaba si era asi como trataba a las mujeres. El instinto le decia que debia averiguar de que sinagoga se trataba, decirselo a Morbier y salir de alli como alma que lleva al diablo.
Thierry le dirigio un gesto de aprobacion con la cabeza.
– Apuesto a que aprendes rapido. Sera mejor que te pegues a nosotros que pegarte algo en el brazo.
Ella penso que si esas fueran realmente su unicas opciones, mejor seria darse a la droga. En su propio estilo ario parecia que Thierry intentaba ayudarla
– En nuestras misiones nace un sentimiento de unidad-continuo hablando-. Nos juntamos y conseguimos nuestros objetivos. Conseguimos la satisfaccion transformando las ideas en operaciones concretas.
Ella tenia la sensacion de que estaba hablando de si mismo, como si necesiara una causa que justificara su existencia.
– Nosotros atacamos primero. ?Ningun ario volvera a ser una victima!-arengo Leif desde el podium a la multitud, que mostro su aprobacion con un clamor.
– Se nos encoge el estomago-anadio Thierry-, pero lo hacemos por amor.
Se acerco sigilosamente a Leif para conocer que sinagoga constituia el objetivo. Ahora el llevaba puesta una chaqueta corta de estilo tiroles, con jarreteras de rayos de metal y cruces de hierro. Lo neonazi convergia con Sonrisas y lagrimas.
– ?Llegaremos a herir a alguien?-dijo ella con un mohin, lo suficientemente alto como para que el la oyera.
– Si tienes suerte… -dijo el, mirandola de arriba abajo-. Pareces lo suficientemente sana como para ser una cria de cerda.
Por la ventana entraba el resplandor de la luz verde de neon del cartel de ClicClac, lo que daba a sus ojos una apariencia de reptil. Daba miedo. Ella se sentia como un trozo de carne a punto de ser ensartada en una brocheta.
Pero taconeo y levanto el brazo para realizar el saludo hitleriano
– ?Esta bien asi?
– Puede pasar. Vamos-dijo Leif.
– ?Vale! ?Adonde vamos?
– Eso lo se yo y se supone que tu lo averiguaras-sonrio el-.A territorio judio. Si eres buena chica podras patear a alguien. Vamos.
– Guay. Tengo que hacer pis.- Se dirigio a la puerta de atras y paso junto a un corrillo de cabezas rapadas ataviados de cuero negro.
Thierry la agarro del brazo con fuerza.
– Por ahi-dijo senalando la direccion opuesta
– Estupendo. Y ahora ?como salgo de esta?-penso Aimee-. Seguro que Thierry es listo y me ha echado el ojo.- Puso el cerrojo a la puerta del bano y comprobo las pilas de su grabadora. Fina como un lapicero y adaptable al contorno de la espalda, esa grabadora ultimo modelo lo captaba todo, incluso un bostezo a cincuenta pasos de distancia. La habia comprado en la tienda del espia antes de que los flics declararan el negocio ilegal y lo cerraran.
Ojala no sudara tanto; el mecanismo era muy sensible…La coloco en una bolsita de plastico, hizo un agujero para el cable del microfono y se la pego a la espalda con celo. Saco el telefono movil del bolsillo de sus vaqueros y pulso el numero directo de Morbier. En este momento no le importaba que la hubiera apartado del caso Stein; necesitaba refuerzos. Mientras lo hacia, bajo la tapa del inodoro, se subio a ella y miro a la calle por la estrecha ventana. Junto al tremulo resplandor de los charcos de la lluvia se veian dos furgonetas alumbradas por la luz de la farola.
No obtuvo respuesta.
Se produjeron unos golpes en la puerta del cuarto de bano
– ?Salope! ?Es que no se puede cagar a gusto? -grito
– Los golpes cesaron
Por fin al otro lado de la linea se escucho una voz incorporea
– ?Si?
– Pongame con Morbier. Es urgente-susurro
– Esta de guardia-dijo la voz-. Ahora le paso
Esto duraba ya demasiado
– Dese prisa-dijo
Un clic, otro clic, y se oyo el estruendo de una voz profunda
– Aqui Morbier
Sin molestarse en introducir nada, comenzo a hablar
– En este momento esta en marchar-susurro despacio-. Dos furgonetas cargadas de skin heads se dirigen a atacar sinagogas en el Marais.
Los golpes comenzaron una vez mas. Aimee tiro de la cadena, cerro el movil y lo metio en el bolsillo de los vaqueros. Abrio la puerta y vio a Leif, de espaldas a ella, ayudando a Yves a mover algo pesado por el oscuro pasillo. De las escaleras le llegaba el eco de golpes y Aimee se imagino que estaban bajando materiales. Junto a ella se encontraba una puerta abierta pintada de negro y rapidamente se escabullo en su interior. Ante ella y a la luz de la parpadeante luz verde y purpura de la senal de video, vio estanterias llenas de grabaciones catalogadas por fecha. ?Cual de ellas?
De la sobada alfombra que apenas cubria el suelo de gastados azulejos emanaba un olor rancio. Las fechas. Eso era lo importante. Echo un rapido vistazo a las estanterias buscando las cintas de las ultimas reuniones, las encontro y rapidamente las introdujo dentro de su chaqueta negra de cuero. Conteniendo la respiracion, se abrocho la cremallera de la chaqueta hasta arriba, que sono como el zumbido de una motosierra. Aguanto la respiracion, pero no entro nadie. Del pasillo le llegaba el sonido de algo al arrastrarse y de golpes secos en la escalera.
Miro al exterior y analizo el pasillo. Al no ver a nadie, intento abrir la puerta trasera. Era imposible hacer palanca para abrirla sin hacer mas ruido del que estaba dispuesta. Todas las ventanas daban a la calle en la que estaban aparcadas las furgonetas. Avanzo despacio escaleras abajo.
Aun reinaba una atmosfera festiva mientras los miembros se congregaban y reunian en torno a las furgonetas, las cuales habian sido anteriormente azules para el reparto de leche. Ahora el grupo era de unas veinte personas. Mientas se retraia del grupo y se quedaba arrinconada en una esquina, Thierry la vio y se dirigio hacia ella.
– Lleva esto.-Le entrego una pesada bolsa de deporte-. Sube adelante.-Comenzo a conducir al grupo al interior de las furgonetas.
En la parte delantera y ocupando la mayoria del sitio del copiloto habia un fornido cabeza rapada de reluciente craneo vestido al estilo paramilitar. Le apreto la rodilla.
– No te separes de mi-le dijo
