– ?Algo en particular?-pregunto la bibliotecaria-. Tenemos miles de archivos

– Strauss, Sarah Tovah-dijo Aimee

La bibliotecaria pulso una tecla en el ordenador

– ?Viva o muerta?

– Bueno-titubeo Aimee-, por eso estoy aqui

– Solo pregunto porque algunos de los que nos visitan ya lo saben.-La bibliotecaria sonrio comprensiva-. Encuentre el aparato AN-AJ38. La seccion de los fallecidos esta a la izquierda, por numeros impares. El pasillo 33 fila W, tiene volumenes con los nombres que empiezan por “S”. Los desconocidos o los que se dan por muertos estan a la derecha.-Senalo una zona mucho mas pequena-. Llame por favor si necesita ayuda. Buena suerte.

A la entrada de las estanterias, un cartel senalaba que las etiquetas naranjas eran documentos de las fuerzas aliadas y las verdes, eran archivos nacionales franceses. La mayoria de las estanterias estaban llenas de material etiquetado en azul. Aimee ya conocia la reputacion que tenian los alemanes por registrar todos los detalles, pero esto era asombroso. Cogio un viejo volumen azul atado con una cuerda y leyo una lista de cinco paginas con los contenidos de una fabrica de relojes en el 34 de la rue Coche-Perce que pertenecia a un tal Yad Stolnitz. Habian tachado su nombre con una linea roja. A menudo pasaba a pie por la estrecha y medieval rue Coche-Perce, la cual iba a dar a la animada rue St. Antoine, llena de boutiques y restaurantes de sushi. Hubo un tiempo en el que estaba repleta de pequenas panaderias judias y puestos de falafel.

Trepo por las pequenas escaleras de la biblioteca y encontro el Servicio para Asuntos Judios, del 11 al 112 de la Sicheheitsdienst-SD, los servicios de inteligencia de las SS. Entre los volumenes con la “S”, solo los que comenzaban por “St” ya ocupaban dieciseis tomos. Cargo con cuidado el carrito con documentos amarillentos y lo condujo hasta la mesa de lectura

Aimee se sento con tristeza y paso una pagina tras otra, llenas de judios parisinos que ya no existian. Descendia por las columnas de nombres y leia Strauss, Strausz, Strauz. Todos y cada uno de los derivados de Strauss habian sido tachados con una linea roja. Habia una Sarah Strausman en la lista, pero ninguna Sarha Tovah Strauss. Despues de dos horas, le dolian los ojos y se sentia culpable. Culpable de ser parte de una raza que habia reducido a cenizas generaciones completas y de haber hecho que vertieran cal viva en tumbas colectivas.

Lista de convoyes conformaban la mayor parte de la seccion de los desconocidos. Se controlaba a los judios que habian llegado a los campos de concentracion, pero no exitian registros posteriores. Tampoco aqui se mencionaba a ninguna Sarah Tovah Strauss

De vuelta en la seccion de los fallecidos, Aimee descubrio que los alemanes tambien se referian a los deportados considerando los distritos de Paris a los que pertenecian. Habian seccionado la ciudad en diferentes areas con la categoria de judenfrei. Probablemente fue idea de esa pelota de la nota a Eichmann, ese que se preocupaba porque no podian hacer que llegaran hasta los hornos lo suficientemente deprisa. Aimee se pregunto como podian comportarse asi los seres humanos entre ellos.

Bueno, entonces empezaria por el distrito cuatro, por el Marais, en el que vivieron la mayoria de los judios. Calles, callejones y boulevares mostraban listas de nombres y direcciones. Cuarenta minutos mas tarde encontro un hogar en el 86 de la rue Payenne relacionado con un tal Ruben Strauss y con la siguiente leyenda:

Strauss, Sarah T . 12-4-28 Paris Drancy JudenAKamp Konvoy 10

El nombre estaba tachado por una linea roja, al igual que el resto de los de la pagina. La familia Strauss fue deportada a traves del campo de transito de Velodrome d?Hiver. Sarah T. Strauss habia entrado en la prision de Drancy y luego su nombre aparecia en el convoy numero 10 A, que queria decir Auschwitz. ?Como podia ser la madre de Thierry esta Sarah Strauss?

Aimee se dio cuenta de lo brillante que era la linea roja que tachaba el nombre de Sarah comparada con las otras. Era muy extrano: el color de cada una de las otras lineas aparecia deslavado hasta llegar a un tono rosado. Casi le parecio que habian metido la “A” de judios en negrita. Como si hubieran anadido mas tarde la A de Auschwitz. Pero eso no concordaba con lo que habia averiguado

Claude Rambuteau habia visto a Sarah viva cuando les entrego al bebe Thierry. Aimee recordo el comentario de Javel. Habia mencionado a la judia de brillantes ojos azules que habia dado a luz a un bastardo boche.

Cuando paso junto al mostrador sacudiendose el polvo de las manos, la bibliotecaria le dijo que era politica de la casa que la bibliotecaria misma volviera a colocar el material en las estanterias.

– ?Ha encontrado lo que buscaba?-pregunto

– Si, pero surgen incluso mas preguntas-replico Aimee

– Muchas de las personas que vienen dicen eso. Intentelo en la Biblioteca Nacional de Washington o en la Biblioteca Vienesa de Londres. Son las fuentes principales ademas del Yad Vashem en Jerusalem.

Aimee le dio las gracias y bajo despacio la amplia escalinata de marmol. Se sentia sucia despues de tocar esas paginas y sus dedos apestaban al olor a moho caracteristico que se adheria al catalogo de los muertos. Una vez en casa se derrumbo y se puso a pensar en todos los acontecimientos del dia. Se dio una larga ducha y permanecio debajo del agua caliente hasta que esta se acabo. Pero no pudo ni desprenderse del olor, ni borrar de su mente las lineas rojas.

JUEVES

Jueves por la manana

– He cambiado todo desde que entraron en la oficina-dijo Rene-. Aqui esta tu nueva clave de acceso y tus llaves de la caja fuerte.

– ?”Hopalong”?-Se rio al pulsar con ganas su nueva clave-. ?De donde lo has sacado?

– De mi ninez pervertida que pase viendo cutres peliculas del Oeste-dijo guinando un ojo-. Yo soy “Cassidy”.

– ?Menudo poeta!-Fruncio el ceno-. Encontrar la huella de Luminol va a ser mas duro de lo que pensaba. Han centralizado los archivos de huellas

– Intenta interactuar con Langedoc ZZ via Helsinki-sugirio Rene-. El menu principal se origino con ellos

– Buena idea, Cassidy

Veinte minutos mas tarde, habia accedido a Fomex, el deposito de archivos de la prefectura de policia de cualquier ciudad o pueblo de Francia que tuviera su propia prefectura. Para cuando consiguio llegar al catalogo principal de huellas dactilares, el unico titulo parecido era: “Huella dactilar, con sangre”, de los cuales habia tres subgrupos: pendientes, en activo y fallecidos, con miles de archivos bajo el epigrafe. Podria concordar con cualquiera de las tres. Llamo a Morbier

– ?Donde esta la maldita huella?-dijo

– Con los expertos-repuso el

Escucho el ruido del roce de la cerilla de madera sobre su escritorio. Sabia que habian escaneado la huella grabada en video y que habia sido catalogada de inmediato en archivos informaticos

– No me tomes el pelo, Morbier. ?Bajo que epigrafe?

– Pendiente e Interpol. ?A ti que mas te da?

Pulso el encabezamiento: “Pendientes”, luego “Paris” y por ultimo distrito cuatro/rue des Rosiers 64. Aparecio en la pantalla un dedo gigante

– Perfecto para incluirlo en el veintiocho por ciento de la poblacion archivada-dijo ella. Le gustaria ver su expresion si pudiera ver lo que llenaba su pantalla.

– Los de arriba han vuelto a hablar. Parece que les gusta apropiarse de cualquiera de mis casos-dijo el.

– ?Quieres decir que no les gusto tu cara en las noticias de la noche?

– Quiero decir que el uso de Luminol esta sujeto a estrictas reglas del ministerio en La Defense-respondio el-. Las cuales yo no cumpli. Asi que me ha echado del caso.

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