hardware del ordenador y se alojaban alli en algun lugar, algo por lo cual le pagaban muy bien en sus investigaciones informaticas forenses.
Descubrio la contrasena (Shoah) y encontro las terminales de la fundacion de Soli que estaban conectadas con el sistema central de la planta baja y se froto las manos con excitacion. Metodicamente, comenzo a acceder al disco duro y comprobo las bases de datos en busca del nombre de Lili
La ultima actividad de Soli con el ordenador tenia fecha del viernes, el dia de su accidente, dos dias despues del asesinato de Lili. No se habian abierto archivos, ni se habia anadido ninguno nuevo. Al leer su correo electronico se desilusiono. Solo habia un breve mensaje del Centro Simon Wiesentahl ?Donde estarian los disquetes de seguridad de Soli?
La cerradura de los archivadores cedio ante el contoneo de un clip y Aimee rebusco al tiempo que se ocupaba en mantener su mirada alejada de la fotografia. Cientos de paginas sobre Klaus Barbie, el carnicero de Lyon, con testimonios de supervivientes que Soli se habia encargado de documentar cuidadosamente. Aimee dio una patada al fichero mas cercano: no habia nada posterior a 1987. Perpleja, comenzo una busqueda sistematica en las habitaciones pintadas de blanco. Vacio los archivadores y desmonto los archivos, busco debajo del ordenador por si habia algo pegado a la parte inferior y comprobo las costuras de la alfombra. Tres horas mas tarde aun seguia frustrada. Nada. Ni siquiera un solo disquete.
Tenia la sensacion de que aqui tenia que existir algo que tuviera que ver con Lili. ?Se lo habria llevado Soli? Incluso si lo hizo, tendria una copia o un disco de seguridad. En momentos como este, Aimee sabia que era mejor marcharse y regresar con ojos nuevos para poder apreciar algo que quiza se le habia pasado por alto. Decidio bajar al piso de abajo y buscar en los ficheros de microfichas del Centro de anotaciones sobre la ocupacion.
El sistema de la biblioteca del tercer piso era claro, conciso y contenia continuas remisiones inmaculadamente perfectas. Las microfichas de periodicos y boletines judios se agolpaban delante de sus ojos.
Una hora mas tarde, encontro la vieja fotografia granulada, junto a un breve articulo,
Los alumnos del liceo de la rue du Platre demuestran patriotismo a favor
de nuestros obreros franceses en Alemania. Este cargamento de lana
contribuye a mantener a nuestros hombres calientes durante este invierno.
Vio a Sarah y a Lili, con las estrellas amarillas bordadas sobre sus vestidos, de pie junto a montones de abrigos en el patio de la escuela. Ahi estaba tambien la cara que Odile Redonnet habia identificado como la de Laurent de Saux. Sobre su cuello, asomando sobre el cuello de la camisa, lucia una marca de nacimiento en forma de mariposa.
Copio el archivo, con foto incluida, en una copidadora laser forrada de madera, alineada junto a la entrada a la biblioteca. Eliminaba las distorsiones y las imagenes borrosas gracias a un sistema de descompresion de archivos en papel de prensa, de manera que se distinguian incluso hasta los menores rasgos faciales. Era de una calidad excelente e irrefutable. Se pregntaba como habia podido esconder Laurent de Saux esa marca de nacimiento.
Existia una prueba de que Laurent conocia a Lil y a Sarah. Lo que permanecia siendo una incognita era su identidad. Tenia que contrastar las huellas de sangre con el archivo nacional frances. Eso es: ?encontrar a un tal Laurent de Saux y comparar su huella con la impresion de sangre!
Fue en ese momento cuando escucho el eco de unos pasos. Se quedo helada. Del pasillo le llego una tos aspera y rasposa. ?Seguridad? Se lanzo debajo de una mesa de caballete apretando la copia entre las manos. En ese momento se dio cuenta de que la tapa de la fotocopiadora estaba sospechosamente abierta y la luz roja parpadeaba de manera insistente.
Su bolso de piel permanecia sobre el suelo de marmol junto a la maquina. Miro subrepticiamente desde debajo de la mesa y vio a un hombre mayor, probablemente un clic jubilado, vestido con uniforme de seguridad. Tendria que dominarlo para poder volver a conectarse en el ordenador de Soli y finalizar su busqueda.
El carraspeo y escupio en la papelera de metal cerca de su cabeza. Finalmente, apago la maquina, cerro la cubierta de golpe y acciono el interruptor para apagar las luces. Dejo el aroma a cebolla de la cena en la biblioteca.
Y entonces ella se dio cuenta de donde podia haber escondido cosas Soli. En un lugar molesto y ofensivo. Tenia que ser eso. ?El unico lugar en el que no habia mirado! En silencio, metio las copias enrolladas en el bolso, volvio a quitarse los tacones, y subio al quinto piso sin hacer ruido.
Una vez en el interior de la fundacion de Hecht, se acerco a la pared. Se acerco a la fotografia con los lascivos rostros de la Gestapo y palpo a su alrededor. Continuo suavemente hasta la punta de las fustas, y entonces sintio una hendidura y un ligero surco. Al presionarlo, oyo un clic, y sintio que una parte de la pared se abria a su derecha con un chirrido. Se deslizo hacia fuera un cajon sobre guias que contenia varios disquetes metidos en sobres. Encontro uno con el nombre “L:Stein”. Intento detener el temblor de sus manos, respiro hondo y trato de abrir el disquete. Pero no funcionaba.
El disquete contenia un archivo en WordPerfect y habia sido protegido con una contrasena. Lo intento con la fecha de cumpleanos de Soli, con su lugar de nacimiento, con lugares y fechas del Holocausto. Nada. Lo intento con los nombres de todos los campos de concentracion. Nada. Lo intento con oraciones hebreas y configuraciones simples de referencias biblicas. Nada. Necesitaba el software de decodificacion de Rene para poder obtener acceso al archivo del disquete de Soli.
Rezo para que Rene hubiera conseguido llegar ya a casa de su primo Sebastian. Pulso el numero de Sebastian en el telefono blanco de Hecht.
– Esta aqui-contesto Sebastian
Rene se puso al telefono
– ?Estas bien?-pregunto ella
– Es solo un rasguno. Vivire-repuso el antes de conectar el portatil. Gracias a Dios, Rene era un fanatico de los ordenadores, al igual que ella
– Descargate esto y vamos a intentar descifrarlo-dijo ella-. Vamos paso por paso
Los dedos de Rene golpeaban el teclado sin parar
Aimee comprobo la pantalla
– De acuerdo, descarga completa-dijo Rene-. ?Que estamos buscando?
– Estamos buscando la contrasena de acceso de Soli Hecht. No puedo abrir el disquete
Tras unos pocos minutos, Rene murmuro algo que sonaba como “Azores”
– Que quiere decir…
– Saca a tus vecinos a golpes-dijo el
– ?Te importaria explicarlo?
– El viejo juego de cartas-dijo Rene-.
– Creo que me estoy perdiendo algo. ?De que hablas?-pregunto Aimee
– ?Te acuerdas del caso Jigny?-dijo el-. Utilice nuestro software para encontrar la clave y consegui las dos primeras letras.
– Continua, Rene-dijo ella
– Bueno, despues de conseguir las primeras letras, pense que la clave estaria en un juego de fantasia-dijo el-. Al hijo del tipo le encantaba Dragones y Mazmorras, era un fanatico total, y eso lo facilito mucho. Consegui la clave y abri el fichero. Comprobamos un nuevo sistema informatico con lo que cobramos por aquello.
Ella le envio un ruidoso beso a traves del telefono.
– ?Ya digo yo que eres un genio! No se si Soli jugaba mucho a las cartas en Treblinka. Entonces tendria catorce o dieciseis anos. Lo unico que se es que era apasionado y metodico, por lo que he podido ver en su despacho de la fundacion.
– Deja que le hinque el diente-dijo Rene-. Te llamo al movil
Penso en lo que intentaba hacer Rene. Juegos. ?Jugaba Soli a algo en Treblinka? ?A que podria jugar soli en un campo de la muerte… suponiendo que jugara a algo? Algo a lo que solo se pudiera jugar en las raras ocasiones en las que los guardias no vigilaran. Algo que pudieran hacer los prisioneros y que se pudiera ocultar facilmente. Algo que requiriera pensamiento, planificacion y movimientos deliberados. Justo tal y como habia conseguido por fin montar contra Klaus Barbie.
?Claro! Podian jugar al ajedrez en un campo de concentracion. Las palabras “Jaque mate” abrieron
