?Que diablos iba a hacer con ella? Resultaba dificil responder a esa pregunta. ?Venderla a un consorcio de armamentos o al mundo que ofreciera el precio mas alto? Dudoso. No confiaba en nadie que poseyera tanto poder. Despues de todo, el poder corrompe. Quiza debiera conservarla en sus manos, pero vivir dentro de ese cementerio iba a resultar espantosamente solitario por mucho que su propia corrupcion la hiciera inmune a las tentaciones del poder. Siempre podia buscar una tripulacion, claro. Llenar la nave de amigos, amantes y subordinados. Solo que, ?como confiar en ellos? Rica fruncio el ceno. Bueno, el problema era bastante espinoso, pero tenia mucho tiempo para resolverlo. Ya pensaria en ello despues.

En esos instantes tenia un problema mas urgente a considerar. Tuf habia salido ahora mismo de la camara central de clonacion y se habia metido en los pasillos. ?Que hacer con el?

Rica estudio la pantalla. La telarana seguia en su cubil, caliente y comodo, probablemente alimentandose todavia con Nevis. Las cuatro toneladas del ariete rodante se encontraban en el corredor principal de la cubierta seis, moviendose de un lado a otro como una gigantesca bola de canon viviente y no muy lista, rebotando en las paredes y buscando vanamente algo organico sobre lo que rodar, aplastandolo, para luego digerirlo.

El tiranosaurio se encontraba en el nivel adecuado. ?Que estaria haciendo? Rica tecleo los controles pidiendo informacion mas detallada y sonrio. Si podia fiarse de los informes estaba comiendo. ?Comiendo que? Por unos momentos no supo que pensar y de pronto lo comprendio. Debia de estar engullendo los restos de Jefri Lion y el dracula encapuchado, ya que el lugar donde se encontraba parecia el mismo donde habian muerto.

Pensandolo bien, estaba bastante cerca de Tuf. Por desgracia, cuando se puso otra vez en marcha lo hizo en la direccion erronea. Quiza pudiera prepararle una cita.

Claro que no debia subestimar a Tuf. Ya habia logrado escapar por una vez al reptil y quiza pudiera escapar de nuevo. Incluso si le atraia al nivel en que se encontraba el ariete tendria el mismo tipo de problema. Tuf poseia cierta astucia animal e innata. jamas lograria enganarle de un modo tan tosco como al viejo Nevis, ya que era demasiado sutil. Recordo las partidas que habian disputado a bordo de la Cornucopia y la forma en que Tuf las habia ganado todas.

?Soltar quiza unas cuantas bioarmas mas? Seria facil hacerlo.

Rica Danwstar vacilo unos instantes. Ah, que diablos, penso, hay un modo mas sencillo de hacerlo. Ya iba siendo hora de ponerse manos a la obra personalmente.

En uno de los brazos del trono del capitan habia una delgada diadema de metal iridiscente que Rica habia sacado antes de un compartimiento. La cogio y la hizo pasar brevemente por un lector para comprobar los circuitos, poniendosela luego en la cabeza con una inclinacion algo osada. Despues se puso el casco, sello su traje y tomo su arma. Una vez mas en la brecha…

Recorriendo los pasillos del Arca, Haviland Tuf encontro una especie de vehiculo consistente en una pequena plataforma descubierta provista de tres ruedas. Llevaba cierto tiempo de pie y antes de ello habia estado escondiendose bajo una mesa por lo cual agradecio sumamente la ocasion de sentarse. Puso en marcha el vehiculo, ajustando la velocidad para que no fuera demasiado aprisa, se reclino en el asiento y miro hacia adelante. Caos iba comodamente instalado en su regazo.

Tuf recorrio varios kilometros de pasillo. Como conductor, era metodico y cauteloso. Se detenia en cada encrucijada, miraba a derecha e izquierda y sopesaba las posibles opciones antes de actuar. Se desvio por dos veces, en parte obedeciendo a la logica y en parte al mas puro capricho, pero, normalmente, iba por los pasillos mas anchos. En una ocasion detuvo el vehiculo y bajo de el para explorar una hilera de puertas que le parecieron interesantes. No vio nada digno de mencion y no encontro a nadie. De vez en cuando, Caos se removia en su regazo.

Y de pronto vio a Rica Danwstar.

Haviland Tuf detuvo su vehiculo en el centro de una gran interseccion. Miro a la derecha y pestaneo varias veces. Miro a la izquierda y luego, con las manos sobre el estomago, se quedo quieto viendo como ella se le acercaba lentamente.

Rica se detuvo a unos cinco metros de distancia. —?Dando un paseo? —le dijo. En la mano derecha llevaba su ya familiar aguijon y en la izquierda una serie de tiras que llegaban hasta el suelo.

—Ciertamente —dijo Haviland Tuf—. He estado muy ocupado durante un tiempo. ?Donde se encuentran los demas?

—Muertos —dijo Rica Danwstar—. Fallecidos. Se han ido. Han sido eliminados del juego y nosotros dos somos los ultimos, Tuf. La partida se acaba.

—Una situacion muy familiar —dijo Tuf con voz atona. —Esta es la ultima partida, Tuf —dijo Rica Danwstar—.

No habra otra. Y esta vez gano yo. Tuf acaricio a Caos y no le respondio. —Tuf —dijo ella con voz amistosa—, en todo este asunto tu eres el unico inocente. No tengo nada contra ti. Coge tu nave y marchate.

—Si con ello se hace referencia a la Cornucopia de Mercancias Excelentes a Bajos Precios —dijo Haviland Tuf—, ?me esta permitido mencionar que sufrio graves danos y que aun no han sido reparados?

—Entonces, coge alguna otra nave. —Creo que no lo hare —dijo Tuf—. Mi reclamacion en cuanto a la propiedad del Arca quiza no sea tan fundada como la de Celise Waan, Jefri Lion, Kaj Nevis y Anittas. Pero si me dices que todos ellos han fallecido, tengo la seguridad de que resulta tan fundada, al menos, como la tuya.

—No del todo —dijo Rica Danwstar, alzando su arma—. Esto le da ventaja a la mia.

Haviland Tuf contemplo al gatito que tenia en el regazo. —Que esta sea tu primera leccion sobre la dureza del universo —le dijo en voz alta—. ?De que sirve la justicia y el juego limpio cuando uno de los bandos tiene un arma, en tanto que el otro no? La violencia brutal lo gobierna todo y la inteligencia y las buenas intenciones son pisoteadas sin piedad. —Miro a Rica Danwstar y dijo. Senora, debo reconocer su ventaja, pero me veo obligado igualmente a protestar. Los miembros de nuestro grupo ya fallecidos me admitieron en esta empresa, dandome el derecho a una parte igual de los beneficios, antes de que abordaramos el Arca. Que yo sepa, nunca se hizo una proposicion similar en lo tocante a su persona y ello me otorga una ventaja legal. —Alzo un dedo—. Lo que es mas, pienso argumentar que la propiedad es algo que viene con el uso y con la habilidad para ejercer dicho uso. Para proceder del modo mas adecuado posible, el Arca deberia estar al mando de la persona que ha demostrado el talento, el intelecto y la voluntad de utilizar lo mas efectivamente posible sus multiples capacidades. Afirmo que yo soy tal persona.

Rica Danwstar se rio. —Oh, ?de veras?

—Ciertamente —dijo Haviland Tuf, cogiendo a Caos y levantandole para que Rica pudiera verlo—. Contemplad mi prueba. He explorado esta nave y he logrado dominar los secretos de la tecnica de clonacion de los desaparecidos Imperiales de la Tierra. Resulto ser una experiencia tan impresionante como embriagadora y estoy impaciente por repetirla. De hecho, he decidido abandonar la grosera llamada de la profesion mercantil, por la mas noble de ingeniero ecologico. Tengo la esperanza de que no tengais la intencion de interponeros en mi camino. Tened la seguridad, senora, de que os devolvere a ShanDellor y me ocupare personalmente de que se os abone hasta la ultima fraccion de la paga prometida por Jefri Lion y por los demas.

Rica Danwstar meneo la cabeza con incredulidad. —Tuffy, no tienes precio —dijo. Dio un paso hacia adelante, haciendo girar el aguijon en su dedo—. ?Crees entonces que tienes derecho a poseer la nave porque puedes usarla y yo no?

—Esa es exactamente la razon de mi teoria —dijo Tuf aprobadoramente.

Rica rio de nuevo. —Ten, no me hace falta esto —le dijo con voz alegre, y le arrojo el arma.

Tuf extendio la mano y la cogio al vuelo. —Al parecer mi reclamacion acaba de verse fortalecida, tan inesperada como decisivamente. Ahora me es posible amenazar con el uso de este arma.

—No lo haras —replico ella—. Reglas, Tuf. Tu siempre juegas siguiendo las reglas. Yo soy la que siempre prefiere darle una patada al tablero de juego —extendio la mano en la que llevaba el manojo de tiras—. ?Sabes que he estado haciendo mientras que tu creabas un gatito clinico?

—Obviamente, no —dijo Haviland Tuf. —Obviamente —repitio Rica con voz sardonica—. He estado en el puente, Tuf, jugando con el ordenador y aprendiendo practicamente todo lo que necesito saber sobre el ClE y su Arca.

—Ya —pestaneo Tuf. —Ahi arriba hay una gran pantalla —dijo ella—. Puedes considerarla como un gran tablero de juego, Tuf. He estado observando cada movimiento. Las piezas rojas erais tu y los demas. Tambien yo era una pieza roja. y las piezas negras, las bioarmas, como gusta de llamarlas el sistema, aunque yo prefiero llamarlas monstruos. Es mas corto y no tan pomposo.

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