ampliamente. Pero Haviland Tuf seguia callado e impasible.

Cuando ya llevaban treinta y cuatro dias de guerra, el jefe de Guardianes Lysan hablo con ella.

—Bueno, hoy se ha encontrado otro acorazado muerto. Debio ser toda una batalla. Nuestros cientificos han estado analizando los restos contenidos en su estomago y al parecer se habia estado alimentando exclusivamente de orcas y kraken azules.

Kefyra Qay torcio levemente el gesto y luego se encogio de hombros.

—En Boreen encallo hoy un kraken gris —le dijo unos cuantos dias despues el jefe de Guardianes Moen—. Los habitantes se quejan del olor e informan que presenta huellas gigantescas de mordiscos circulares. Es obvio que se trata de un acorazado, pero debe ser mucho mas grande de lo habitual. —Qay se removio incomoda al oir esa noticia.

—Todos los tiburones parecen haberse esfumado del Mar Ambarino. Nuestros biologos no encuentran ninguna explicacion valida para ello. ?Que opina? Preguntele a Tuf, ?quiere? —Kefyra Qay escuchaba en silencio, sintiendo algo parecido al temor.

—Una noticia muy extrana para ustedes. Se ha visto algo moviendose por la Fosa Coterina. Tenemos informes tanto de la Navaja Solar como del Cuchillo Celeste y tambien varias confirmaciones de patrullas aereas. Dicen que es algo enorme, una autentica isla viviente, que se lo lleva todo a su paso. ?Es algo suyo? Si lo es, puede que hayan cometido un error de calculo. Dicen que se esta comiendo a las barracudas, a las agujas terrestres ya las navajas a millares. —Kefyra Qay no supo que responder.

—Otra vez se han visto globos de fuego en las cercanias de Playa Mullidor, a centenares. No se si debo creer en los informes pero dicen que las mantas de aguijon pasan junto a ellos sin hacerles caso. ?Creen que…?

—Hemos vuelto a divisar parientes de los acorazados, ?increible, no? Creiamos que se habian extinguido. Hay montones y se estan comiendo a las especies mas pequenas de Tuf como si nada. Tienen que…

—Se han divisado acorazados utilizando sus chorros de agua para derribar del cielo a los aulladores…

—Algo nuevo, Kefira, un volador… bueno, quiza seria mejor decir una especie de planeador. Hay enjambres enteros de ellos y remontan el vuelo desde la espalda de los globos de fuego. Ya han derribado tres naves y las mantas no pueden competir con ellos…

—…se acabo, se lo repito, ya no queda ni una, esas cosas que se escondian entre las nubes han muerto todas. Los globos las estan haciendo pedazos, el acido no les afecta, estan viniendo a montones…

—…mas avispas acuaticas muertas, centenares de ellas, miles, donde estan…

—…otra vez caminantes. Castillo del Alba ya no emite, creo que ha sido destruida por ellos. No podemos entenderlo. La isla estaba rodeada de encaje sangriento y colonias de medusas. Tendria que haber resistido, a menos que…

—Playa Indigo lleva una semana sin emitir… treinta, cuarenta globos de fuego en los alrededores de Cabben. El Consejo teme que…

—…no hay noticias de Lobbadoon… un pez fortaleza muerto, tan grande como media isla… los acorazados se metieron dentro del puerto y…

—…caminantes… Guardiana Qay, hemos perdido a la Espada Estelar, creemos que ha sido encima del Mar Artico. La ultima transmision era muy confusa pero pensamos…

Kefyra Qay se puso en pie, casi temblando, y giro en redondo para huir de la sala de comunicaciones y de todas sus pantallas que balbuceaban informes de muerte, destruccion y derrota. Haviland Tuf estaba inmovil ante ella, su rostro palido e impasible, con Ingratitud placidamente sentada en su hombro izquierdo.

—?Que esta pasando? —le pregunto la Guardiana. —Guardiana, habia creido que le resultaria obvio a cualquier persona de una inteligencia normal. Estamos perdiendo. Puede que ya nos hayan derrotado.

Kefyra Qay lucho heroica mente para no gritar. —?No piensa hacer nada? ?No piensa contraatacar? Todo es culpa suya, Tuf. No es un ingeniero ecologico. Es un simple comerciante que ni tan siquiera sabe lo que esta haciendo. Esa es la razon de que…

Haviland Tuf alzo la mano pidiendo silencio. —Por favor —dijo—, ya he tolerado considerables vejaciones por su parte y no deseo ser aun mas insultado. Soy un hombre tranquilo, de animo benevolente y amable, pero incluso yo puedo acabar cediendo a la ira si la provocacion es suficiente para ello. En estos momentos se esta acercando a dicho punto. Guardiana, no pienso aceptar ninguna responsabilidad en lo tocante a este desafortunado rumbo de los acontecimientos. Esta apresurada guerra biologica en la cual nos hemos comprometido no fue idea mia. Fue su poco civilizado ultimatum el que me obligo a cometer ciertos actos, no muy inteligentes, para aplacarla con ellos. Por suerte, mientras usted ha pasado las noches regocijandose ante victorias tan ficticias como pasajeras, yo he continuado mi trabajo. He trazado el mapa de su mundo en mis ordenadores y en ese grafico he ido observando las multiples etapas por las cuales ha pasado dicha guerra. He duplicado su biosfera en uno de mis tanques de mayor tamano y he sembrado en el muestras de vida namoriana clonadas a partir de especimenes muertos, un pedazo de tentaculo por aqui y un fragmento de caparazon por alla. He observado lo que ocurria, lo he analizado y por ultimo he logrado llegar a ciertas conclusiones. Por supuesto que siguen siendo provisionales pero lo que ahora esta ocurriendo en Namor tiende a confirmar mi hipotesis. Por todo ello, Guardiana, le pido que cese en sus intentos difamatorios.

Tras una refrescante noche de sueno bajaremos a Namor y una vez alli intentare poner fin a su guerra.

Kefyra Qay se le quedo mirando sin apenas atreverse a creer que sus temores pudieran ceder nuevamente paso a la esperanza.

—Entonces, ?tiene la respuesta? —Ciertamente. ?No ha quedado claro por mis palabras anteriores?

—?De que se trata? —le pregunto ella—. ?Algunas criaturas nuevas? Quiero decir… ha estado clonando algo, ?no? ?Es alguna plaga? ?Algun monstruo?

Haviland Tuf alzo nuevamente la mano. —Paciencia. Antes debo estar seguro. Se ha burlado de mi y no ha dejado de acosarme con tan constante vigor que dudo, una vez llegado el momento, antes de exponerme nuevamente al ridiculo por confiarle mis planes. Primero quiero probar su validez. Manana hablaremos de todo. No habra vuelo guerrero con la Manticora. En lugar de ello, quiero que vaya a Nueva Atlantida y arregle una sesion plenaria del Consejo de los Guardianes. Por favor, encarguese de transportar a quienes se encuentren en islas demasiado alejadas.

—?y usted? —le pregunto Kefyra Qay. —Yo me reunire con el consejo llegado el momento. Antes debo llevar tanto mis planes como mi criatura a Namor para una mision particular. Creo que iremos en el Fenix, si, creo que el Fenix sera perfectamente adecuado para conmemorar el resurgimiento de su planeta de entre las cenizas. Es cierto que se trata de cenizas algo humedas, pero son cenizas de todos modos.

Kefyra Qay se reunio con Haviland Tuf en la cubierta de aterrizaje unos instantes antes de la hora fijada para el despegue. La Manticora y el Fenix se encontraban en sus soportes de lanzamiento rodeadas por una confusa multitud de naves medio destruidas. Haviland Tuf estaba tecleando con rapidez en un mi ni ordenador que llevaba abrochado a la muneca. Iba cubierto con una especie de gaban hecho de vinil gris, provisto de numerosos bolsillos y unas hombreras mas bien aparatosas. Una gorra marron y verde, en la que brillaba la insignia de los Ingenieros Ecologicos, cubria con una algo pretenciosa inclinacion su calva cabeza.

—Ya he hablado con el Control de Namor y el Cuartel General de los Guardianes —le dijo Kefyra Qay—. El Consejo esta reuniendose. Me encargare de transportar una media docena de jefes de Guardianes, procedentes de los distritos mas alejados, con lo cual todos estaran presentes. ?y usted, Tuf? ?Esta preparado? ?Se encuentra ya a bordo su misteriosa criatura?

—Pronto lo estara —dijo Haviland Tuf con un pestaneo. Pero Kefyra Qay no se dio cuenta de ese gesto, pues no le estaba mirando a la cara sino mas abajo. —Tuf —dijo—, hay algo en su bolsillo. y se mueve. —Con expresion de incredulidad, Kefyra Qay vio como algo reptaba bajo el vini gris, formando arrugas en el tejido.

—Ah —dijo Tuf—, ciertamente. —y entonces la cabeza emergio de su bolsillo, contemplando los alrededores con franca curiosidad. La cabeza pertenecia a un gatito negro como el azabache y provisto de unos brillantes ojos amarillos.

—Un gato —murmuro con cierta amargura Kefyra Qay. —Posee usted una capacidad perceptiva rayana en lo increible —dijo Haviland Tuf. Saco nuevamente al gatito de su bolsillo y lo sostuvo en su blanca manaza, mientras le rascaba detras de la oreja—. Este es Dax —dijo con voz solemne. Dax tenia apenas la mitad del tamano de sus congeneres aun no adultos y se parecia mucho a una bolita de pelo negro, aunque tenia un

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