de expresion. Solo una vez restaurado el silencio abrio nuevamente la boca.

—Quiza deba explicarme —dijo. —Esta loco —exclamo el jefe Harvan, mirando alternativamente a Tuf ya la concha de barro—, esta loco de remate.

Haviland Tuf cogio a Dax de la mesa, se lo puso encima del brazo y empezo a pasarle la mano por el lomo.

—Incluso en nuestro momento de triunfo debemos vernos insultados y sometidos al escarnio —le dijo al gatito.

—Tuf —dijo Lysan desde la cabecera de la mesa—, lo que sugiere es imposible. Hemos explorado Namor con bastante detalle en el siglo que llevamos aqui y estamos seguros de que no hay en el razas inteligentes. No hay ciudades, no hay caminos, no hay senales de ninguna civilizacion ni tecnologia anterior a la nuestra, no hay ruinas ni artefactos. No hay nada, ni encima del mar ni debajo de el.

—Lo que es mas —dijo una mujer entrada en carnes y de cara rojiza—, es imposible que las conchas de fango sean inteligentes. Concedo que poseen cerebros del tamano de un ser humano, pero eso es todo lo que tienen. Carecen de ojos, orejas y narices, no tienen practicamente ningun equipo sensorial salvo el necesario para el tacto. Lo unico que poseen como organos para la manipulacion son esos anillos y son tan debiles que, apenas si bastarian para levantar un guijarro. De hecho, solo sirven para anclar sus cuerpos en el lecho marino. Son hermafroditas y francamente poco evolucionadas, siendo capaces de movimiento solo durante su primer mes de vida, antes de que su caparazon se endurezca y adquiera el peso de la etapa adulta. Una vez que se enraizan en el fondo y se cubren de barro no vuelven a moverse nunca mas. Se quedan en el mismo sitio durante cientos de anos.

—Durante millares —dijo Haviland Tuf—, pues son criaturas de una longevidad mas que notable. Todo lo que ha dicho es indudablemente correcto, pero las conclusiones que saca de tales hechos son erroneas. Han dejado que les cegara la belicosidad y el temor. Si hubieran intentado no dejarse arrastrar por su situacion personal y se hubieran tomado el tiempo necesario para pensar lo suficiente, tal y como hice yo, no tengo ni la menor duda de que incluso para sus mentes militares habria resultado obvio que no se hallaban ante una catastrofe natural. Solo las maquinaciones de alguna inteligencia hostil podian explicar de un modo satisfactorio el tragico curso de los acontecimientos en Namor.

—No pretendera hacernos creer que… —empezo a decir alguien.

—Caballeros —le interrumpio Haviland Tuf—, tengo la esperanza de que me escuchen y si dejan de hablar a la vez se lo explicare todo. Entonces podran escoger entre creerme o no, segun sea su capricho. En tal caso, tomare lo que se me debe y partire —Tuf miro a Dax—. Idiotas, Dax. Estamos rodeados de idiotas vayamos, adonde vayamos —luego se giro hacia los jefes de Guardianes y prosiguio—. Tal y como ya he dicho, estaba claro que alguna inteligencia se encontraba detras de todo esto y la dificultad era encontrar de que inteligencia se trataba. Estuve examinando el trabajo de sus biologos, tanto vivos como ya fallecidos; lei todo lo que pude hallar sobre su flora y fauna y recree a bordo del Arca bastantes formas de vida nativa. No me parecio que entre ellas se encontrara ningun candidato a dicho papel, ya que las senales tipicas de la vida inteligente incluyen un cerebro mas bien grande, sofisticados sensores biologicos, movilidad y algun tipo de organo manipulador, tal como el pulgar oponible. En ningun lugar de Namor me resultaba posible hallar una criatura de tales caracteristicas y, pese a ello, mi hipotesis era correcta. Por lo tanto, y dada la carencia de candidatos probables, tuve que concentrarme en los improbables.

»Con tal fin estudie la historia de los problemas actuales y de inmediato hice varios descubrimientos interesantes. Creian que sus monstruos marinos habian emergido de las simas tenebrosas del mar pero, ?cual fue el lugar de sus primeras apariciones? En las zonas cercanas a la costa y de poca profundidad, aquellas en las que se practicaba extensamente la pesca y la agricultura maritima. ?Que habia en comun en tales zonas? Ciertamente, y ello debe admitirse, una abundancia desacostumbrada de vida, pero no la misma vida. Los peces que pueblan las aguas de Nueva Atlantida no frecuentan las de Mano Rota. Pero logre encontrar dos excepciones interesantes, dos especies que podian hallarse virtualmente por doquier. Las conchas de fango, yaciendo inmoviles en sus lechos marinos durante el lento paso de los siglos y, en un principio, esos lejanos antepasados de los acorazados actuales. La vieja raza nativa de Namor tiene otro nombre para ellos: les llaman guardianes.

»Una vez hube llegado a tal punto, solo era cuestion de trabajar en ciertos detalles y confirmar mis sospechas. Podria haber llegado a estas mismas conclusiones mucho antes, de no haber sido por las groseras interrupciones de la oficial de enlace Kefira Qay, quien no dejaba de perturbar mi concentracion en el estudio y que acabo obligandome a perder el tiempo, mediante modos refinadamente crueles, en la creacion de los kraken grises, las navajas y multitud de criaturas semejantes. En el futuro tendre gran cuidado de rehuir dicho tipo de relaciones en mi trabajo.

»Sin embargo, el experimento no carecio por completo de utilidad, pues confirmo mi teoria sobre cual era la verdadera situacion de Namor y ello me espoleo a seguir adelante. Los estudios geograficos me mostraron que la mayor concentracion de monstruos se daba en las zonas donde habia conchas de fango y los combates mas encarnizados se habian dado en tales lugares. Estaba claro que esas criaturas, que tan deliciosamente comestibles le parecen a su gente, eran sus misteriosos enemigos. Mas, ?como era posible? Esas criaturas tenian grandes cerebros, cierto, pero les faltaban todos los demas rasgos que asociamos a la inteligencia tal y como la conocemos. ?Y ese era el centro del enigma! Estaba claro que su inteligencia no era como la que nos es conocida y familiar, pues, ?que clase de ser inteligente podria vivir bajo el mar, inmovil, ciego, sordo y desprovisto de cualquier clase de estimulacion sensorial? Estuve meditando en ello y, caballeros, la respuesta es obvia. Una inteligencia como esa debia poseer medios de contacto con el mundo, que nosotros no tenemos y debia poseer igualmente sus propias formas de sentir y comunicar. Una inteligencia de tal tipo debia ser telepatica, ciertamente. Cuanto mas lo pensaba mas obvio me parecia.

»Por lo tanto, ya solo quedaba poner a prueba mis conclusiones. Con dicho fin engendre a Dax. Caballeros, todos los felinos poseen ciertas trazas de habilidades psionicas. Hace muchos siglos, en los dias de la Gran Guerra, los soldados del Imperio Federal combatieron a enemigos dotados de terribles poderes psi: las Mentes Hranganas y los sobrealmas githyanki. Para luchar contra enemigos tan formidables, los ingenieros gen eticos tuvieron que acudir a los felinos, aumentando y aguzando enormemente sus habilidades psionicas y haciendoles capaces de comunicar extrasensorialmente con los seres humanos. Dax pertenece a ese tipo tan especial de felinos.»

—?Quiere decir que esa cosa nos esta leyendo la mente? —le pregunto secamente Lysan.

—Si, al menos si hay algo que valga la pena leer en ella —dijo Haviland Tuf—. Pero lo mas importante de todo es que, mediante Dax, pude establecer contacto con esa vieja raza, a la que ustedes han bautizado ignominiosamente como conchas de fango. Una raza totalmente telepatica.

»Durante un numero incontable de milenios su raza vivio en paz y tranquilidad bajo los mares de este mundo. Son una raza lenta y filosofica y su numero se contaba en miles de millones, estando cada individuo unido a los demas, siendo cada uno parte del gran todo racial y, al mismo tiempo, una personalidad propia. En cierto sentido eran inmortales, pues todos compartian las experiencias de todos y la muerte de uno solo no era nada para el todo. Sin embargo, las experiencias no eran algo que abundara demasiado en el mar inmutable y, durante la mayor parte de sus vidas, los individuos de la raza se consagraban al pensamiento abstracto, a la filosofia ya extranas meditaciones oceanicas que ni ustedes ni yo podemos realmente comprender. Se les podria calificar de musicos silenciosos ya que su raza ha tejido enormes sinfonias de suenos, canciones que nunca tendran final.

»Antes de que la humanidad llegara a Namor, pasaron millones de anos sin tener autenticos enemigos, aunque no siempre habia sido asi. En los inicios de este humedo planeta, los oceanos estaban llenos a rebosar de seres a los cuales el sabor de los sonadores les parecia tan placentero como a ustedes. Pero, incluso entonces, la raza ya comprendia los principios de la genetica y la evolucion. Con su gran red de mentes unidas entre si, fueron capaces de manipular la textura basica de la vida, con mucha mas habilidad que cualquier ingeniero gen etico. y de ese modo acabaron creando a sus guardianes, formidables predadores con el imperativo biologico de proteger a los seres que ustedes llaman conchas de fango. Eran los antepasados lejanos de los actuales acorazados y, desde el momento de su creacion, se encargaron de guardar los lechos de la raza, en tanto que los sonadores volvian a componer sus sinfonias de pensamientos.

»Entonces llegaron los colonos de Acuario y Viejo Poseidon. Perdidos en sus meditaciones los sonadores no se enteraron realmente de tal llegada durante muchos anos. Durante este tiempo, los colonos pescaron, cosecharon el mar y descubrieron el sabor de las conchas de fango. jefes de Guardianes!, deben pensar por unos

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