aceptaron en seguida el termino: el Florecimiento de Tuf, una nueva edad de oro para S’uthlam. Muy pronto tuvimos hongos comestibles creciendo en las paredes de nuestras cloacas y pusimos en funcionamiento colosales granjas de setas en cada ciudad subterranea. Inmensas alfombras de chales de Neptuno cubrieron la superficie de nuestros mares y en sus profundidades los peces que nos habia proporcionado empezaron a multiplicarse a un ritmo asombroso. Plantamos su omnigrano en vez de la neo hierba y el nanotrigo y la primera cosecha nos dio casi el triple de calorias. Su trabajo de ingenieria ecologica puede clasificarse como de clase nova, Tuf.

—Tomo nota de dicho cumplido con la debida satisfaccion —dijo Tuf.

—Afortunadamente para mi, el Florecimiento se hallaba ya en plena eclosion cuando Tul y Mune empezo a ser exhibido y aun faltaba bastante para que fuera sometida a juicio. Creg no paraba de alabar cada dia su brillantez ante los noticiarios y le decia a un publico de miles de millones que nuestra crisis alimenticia estaba resuelta, solucionada, que todo habia terminado bien —la Maestre de Puerto se encogio de hombros—. De ese modo y por razones particulares le convirtio en un heroe. Era necesario si deseaba ocupar el sitio de Josen. Yeso ayudo a convertirme en una heroina. Todo fue encajando perfectamente hasta formar un maldito y enorme nudo. Fue el ?aleo mas endemoniadamente grande que pueda llegar a imaginarse, pero le ahorrare el resto de los detalles. Al final del ?aleo, Tolly Mune fue absuelta y se le devolvio nuevamente el cargo con todos los honores posibles. Josen Rael cayo en desgracia, fue abandonado por sus seguidores y se vio obligado a dimitir. La mitad del Consejo dimitio con el. Cregor Blaxon se convirtio en el nuevo lider tecnocratico y gano las siguientes elecciones. Ahora es el Primer Consejero. El pobre Josen murio hace dos anos. y usted y yo nos hemos convertido en seres legendarios, Tuf, los amantes mas famosos y celebrados desde… ?Oh! ?infiernos!, desde todas esas parejas romanticas de los viejos tiempos. Ya sabe, Romeo y Julieta, Sanson y Dalia, Sodoma y Gomorra o Marx y Lenin.

En el hombro de Tuf, Dax se agito levemente y empezo a emitir un ronco grunido de temor. Pequenas garras atravesaron la tela del mono que vestia Tuf y se clavaron en su carne. Haviland Tuf pestaneo, alzo la mano y acaricio al gatito en un ademan tranquilizador.

—Maestre de Puerto Mune, veo que sonrie ampliamente y sus noticias no parecen indicar nada, aparte del sobado y sin embargo eternamente popular final feliz, pero Dax se ha asustado, como si bajo tan placida superficie hirviera un torbellino de emociones. Puede que este pasando por alto una parte crucial de la historia.

—Solo una nota a pie de pagina, Tuf —dijo la Maestre de Puerto.

—Ciertamente. ?En que podria consistir dicha nota? —Veintisiete anos, Tuf. ?Hace sonar eso alguna sirena de alarma en su cabeza?

—Ciertamente. Antes de que se embarcara en mi programa de ingenieria ecologica sus calculos indicaban que S’uthlam se hallaba a veintisiete anos de la hambruna, dado el alarmante crecimiento de la poblacion y los cada vez menores recursos alimenticios.

—Eso era hace cinco anos —dijo Tolly Mune. —Ciertamente.

—Veintisiete menos cinco. —Veintidos —replico Tuf—. Supongo que debe haber alguna finalidad oculta en este ejercicio de aritmetica elemental.

—Faltan veintidos anos —dijo la Maestre de Puerto Tolly Mune—. Pero, claro, eso fue antes del Arca, antes de que el genial ecologo Tuf y la osada hilandera Mune lo arreglaran todo, antes de que tuviera lugar el milagro de los panes y los peces, antes de que el valeroso joven llamado Cregor Blaxon recogiera los frutos del Florecimiento de Tuf.

Haviland Tuf volvio la cabeza hacia el gatito que tenia en el hombro.

—Detecto cierta nota de sarcasmo en su voz —le dijo a Dax.

Tolly Mune suspiro, metio la mano en el bolsillo y saco de el un estuche de cristales de datos.

—Ahi tienes, querido mio —dijo, lanzandolos al aire. Tuf alargo la mano y pillo al vuelo el estuche con su palida manaza sin decir palabra.

—Todo lo necesario esta ahi. Sacado directamente de los bancos de datos del Consejo. Naturalmente, forma parte de los archivos clasificados como supersecreto. Todos los informes, proyecciones y analisis, exclusivamente para ser vistos por personas de la mayor confianza. ?Lo entiende? Esa es la razon de que me mostrara tan condenadamente misteriosa y de que nos dirigieramos al Arca. Creg y el Consejo estimaron que nuestro romance iba a ser una pantalla magnifica. Que los incontables espectadores de noticiarios pensaran que estabamos haciendo el amor apasionadamente, sin enterarnos de nada mas. Mientras tengan la cabeza llena de romanticas imagenes del pirata y la Maestre de Puerto abriendose paso entre las llamas de nuevas fronteras sexuales, no se detendran a pensar en que estamos haciendo realmente y todo podra hacerse con la cautela necesaria. Queremos panes y peces, Tuf, pero esta vez los queremos servidos en una fuente bien tapada, ?lo entiende? Esas son mis instrucciones.

—?Cual es la prevision mas reciente? —dijo Haviland Tuf con voz atona.

Dax se irguio repentinamente en su hombro, lanzando un bufido de alarma.

Tolly Mune tomo un poco de cerveza y se dejo caer cansinamente en su sillon. Cerro los ojos y dijo:

—Dieciocho anos. —Ahora parecia realmente la mujer de cien anos de edad que era y no una joven de sesenta anos. En su voz habia un agotamiento infinito—. Dieciocho anos —repitio—, y sigue bajando.

Tolly Mune podia ser muchas cosas, pero no era una provinciana. Habiendo pasado la vida en S’uthlam, con sus ciudades tan vastas como continentes y sus miles de millones de habitantes, sus torres que se alzaban diez kas hasta el cielo, sus enormes carreteras subterraneas a gran distancia de la superficie y su gran ascensor orbital, no se dejaba impresionar facilmente por el tamano de algo. Pero en el Arca la invadia una sensacion indefinible.

Lo habia notado desde que llego, cuando la enorme cupula de la cubierta de aterrizaje se abrio bajo ellos y Tuf hizo descender el Feroz Rugido del Veldt en las tinieblas, posandolo finalmente entre sus lanzaderas y sus naves espaciales en ruinas, justo en el centro del tenue anillo azulado que ardia con una luz apagada en una especie de bienvenida. La cupula se cerro nuevamente sobre ellos y la atmosfera fue bombeada en la cubierta. Para llenar un espacio tan grande, en el corto espacio de tiempo empleado, el aire tuvo que fluir a su alrededor con la fuerza de una galerna, aullando y gimiendo. Finalmente, Tuf abrio la escotilla y la precedio por una barroca escalinata que brotaba de la boca de la nave-leon como una lengua dorada. En la cubierta les esperaba un pequeno vehiculo de tres ruedas. Tuf paso de largo junto a las naves muertas y abandonadas, algunas mucho mas extranas e incomprensibles de lo que nunca habia visto Tolly Mune anteriormente. Tuf conducia en silencio, sin mirar ni a derecha ni a izquierda. Dax parecia una flacida bola de piel sin huesos que alguien hubiera dejado sobre sus rodillas, ronroneando sin cesar.

Tuf le asigno toda una cubierta para ella. Centenares de literas, terminales de ordenador, laboratorios, pasillos, banos y sanitarios, salas de recreo, cocinas y ningun ocupante salvo ella. En S’uthlam un espacio tan grande habria albergado a mil personas en apartamentos mas diminutos que los armarios utilizados en el Arca para guardar el equipo. Tuf desconecto la rejilla gravitatoria en ese nivel, sabiendo que ella preferia moverse sin gravedad.

—Si me necesita, me encontrara en mis aposentos de la cubierta superior. Alli hay gravedad normal —le dijo—. Tengo la intencion de consagrar todas mis energias a los problemas de S’uthlam. No le pido ni su consejo ni su asistencia. Maestre de Puerto, le aseguro que no pretendo ofenderla con mis palabras, pero he tenido la amarga experiencia de que tales relaciones dan mucho mas problemas que soluciones y solo serviran para distraerme. Si hay una respuesta a su tremendo apuro, llegare a ella mas pronto mediante mis propios medios y sin que se me moleste continuamente. Programare un rumbo sin demasiadas prisas hacia S’uthlam y su telarana y tengo la esperanza de que cuando lleguemos me encontrara en condiciones de resolver sus dificultades.

—Si no puede hacerlo —le recordo ella con cierta sequedad—, nos quedaremos con la nave, esos eran los terminos del acuerdo.

—Soy plenamente consciente de ellos —dijo Haviland Tuf—. Por si se diera el caso de que acabara cansandose del encierro, el Arca puede ofrecerle una gama muy completa de ocupaciones, entretenimientos y diversiones. Deseo igualmente que utilice con toda libertad los equipos automaticos de cocina. Sus capacidades no igualan a mis menus personales, pero estoy seguro de que saldran muy bien librados de toda posible comparacion con lo que se come habitualmente en S’uthlam. Puede usted hacer todas las colaciones que desee durante el dia, pero me complaceria que cenara conmigo cada noche a las dieciocho horas, tiempo de la nave. Tenga la bondad de ser puntual —y, con estas ultimas palabras, se marcho.

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