S’uthlam, ya que no tienen enemigos naturales. Las partes mas elevadas de sus torres residenciales se veran cubiertas de levadura y hongos, con lo cual se hara necesario aumentar la frecuencia con que sean limpiados. La mayor parte de las especies de aves s’uthlamesas y las que han sido introducidas en este mundo procedentes de Tara y Vieja Tierra moriran, desplazadas por este nuevo ecosistema aereo. Cuando todo haya sido hecho, los cielos se oscureceran, con lo cual se recibira una cantidad de radiacion solar apreciablemente menor, sufriendose tambien ciertos cambios permanentes de clima. Sin embargo, segun mis calculos, ello no tendra lugar hasta dentro de unos trescientos anos. Dado que en un plazo mucho mas breve el desastre se hara ineludible de no tomar medidas inmediatas, sigo recomendando el rumbo de accion que acabo de exponer.

Los reporteros se levantaron de un salto y empezaron a formular preguntas a voz en grito. Tolly Mune seguia derrumbada en su asiento con el ceno fruncido. El Primer Consejero, Cregor Blaxon, estaba muy tieso e inmovil, con los ojos clavados hacia adelante, contemplando el vacio y con una rigida sonrisa en su flaco rostro.

—Un instante, por favor —dijo Haviland Tuf encarandose al torbellino de voces y gritos—. Estoy a punto de terminar. Ya han oido mis recomendaciones y ya han visto las especies con las cuales pretendo redisenar su ecologia. Ahora, esperen un momento. Suponiendo que su Consejo decida poner en marcha el uso de la bestia de carne, las vainas jersi y el ororo tal y como yo he indicado, los ordenadores del Arca han calculado que se producira una significativa mejora en su crisis alimenticia. Tengan la bondad de mirar.

Todos los ojos fueron hacia la pantalla. Incluso Tolly Mune giro la cabeza y el Primer Consejero, Cregor Blaxon, con la sonrisa aun en los labios, se levanto de su asiento para enfrentarse valerosamente a ella, con los pulgares metidos como garfios en los bolsillos de su traje. En la pantalla aparecio una cuadricula y luego una linea roja y otra verde, a medida que los datos se alineaban sobre un eje y las cifras de poblacion en el otro.

El tumulto se calmo.

El silencio invadio nuevamente la gran sala.

Incluso en la parte mas alejada de la plataforma oyeron.

—Eh, Tuf, esto… —dijo …debe tratarse de un error. —Caballero —dijo Haviland Tuf—, le aseguro que no lo es.

—Es… ah… Bueno, ?es el antes, no? No puede ser el despues… —senalo con el dedo hacia la pantalla—. Quiero decir que… mire, toda esa ingenieria ecologica, el no cultivar nada salvo las vainas, nuestro mares cubiertos con chal de Neptuno, los cielos oscureciendose a causa de todo ese alimento que vuela, las montanas de carne en cada sotano.

—Bestias de carne —le corrigio Tuf—, aunque debo conceder que el referirse a ellas como «montanas de carne» posee cierta potencia evocadora. Primer Consejero, al parecer posee usted el don de emplear el lenguaje con vigor y de encontrar terminos faciles de recordar.

—Todo eso —dijo Blaxon sin dejarse amilanar—, es francamente radical, Tuf. Yo me atreveria a decir que tenemos derecho a esperar una mejora igualmente radical de las condiciones, ?no?

Algunos partidarios suyos empezaron a lanzar gritos, vitoreandole.

—Pero esto —termino de hablar el Primer Consejero—, este calculo dice que… bueno, quiza lo estoy interpretando mal.

—Primer Consejero —dijo Haviland Tuf—, y pueblo de S’uthlam, lo esta interpretando correctamente. Si adoptan todas y cada una de mis sugerencias lo cierto es que conseguiran posponer el dia de su catastrofico ajuste de cuentas con el hambre. Lo pospondran, caballero, no lo eliminaran. Tendran falta de alimentos en dieciocho anos, tal y como indican sus calculos actuales, o dentro de ciento nueve, como indica este calculo, pero estoy absolutamente seguro de que acabaran teniendola —levanto un dedo—. La unica solucion autentica y permanente no puede hallarse a bordo de mi Arca sino en las mentes y en las glandulas de cada ciudadano s’uthlames. Deben imponerse inmediatamente un control de nacimientos. ?Deben detener de inmediato su incontenible e indiscriminada reproduccion!

—Oh, no —gimio Tolly Mune. Pero, habiendo previsto desde hacia rato esas palabras, se puso en pie como un rayo y avanzo hacia Haviland Tuf, pidiendo a gritos que intervinieran los hombres de seguridad antes de que en la sala se desencadenara el infierno.

—El rescatarle se esta convirtiendo en una maldita costumbre —dijo Tolly Mune mucho tiempo despues, cuando ya estaban de nuevo en el seguro refugio del Fenix, anclado en su dique del muelle seis. Dos pelotones completos de seguridad, armados con pistolas neuronicas y enredaderas, montaban guardia fuera de la nave, manteniendo a distancia suficiente la furia de la multitud—. ?Tiene algo de cerveza? —le pregunto—. ?Infiernos y maldicion!, no me iria nada mal una —el regreso a la nave habia sido mas bien agotador incluso con los guardias flanqueandoles. Tuf corria con un extrano galope poco gracil, pero Tolly Mune se habia visto obligada a reconocer que era capaz de una sorprendente velocidad—. ?Que tal se encuentra? —le pregunto.

—Una concienzuda sesion de limpieza ha podido eliminar de mi persona casi todos los salivazos —dijo Haviland Tuf, instalandose con rigida dignidad en su asiento—. Encontrara cerveza en el compartimiento refrigerado que hay bajo el tablero de juegos. Sirvase cuanta le apetezca, naturalmente —Dax empezo a trepar por la pierna de Tuf clavando sus diminutas garras en la tela del mono azul claro que se habia puesto despues de llegar a la nave. Tuf extendio una palida manaza y le ayudo a subir—. En el futuro —le dijo al gato—, me acompanaras en todo momento y con ello tendre aviso suficiente de cuando vayan a desencadenarse semejantes exhibiciones de emotividad.

—Esta vez el aviso ya habia sido mas que suficiente —le dijo Tolly Mune cogiendo una cerveza—, y aun lo habria sido mas si me hubiera dicho que pensaba condenar nuestras creencias, nuestra Iglesia y todo nuestro maldito modo de vida. ?Esperaba que le dieran una medalla?

—Me habria conformado con una salva de aplausos. —Se lo adverti hace mucho tiempo, Tuf. En S’uthlam no resulta muy popular mostrarse contrario a la vida.

Me niego a que se me imponga tal etiqueta —dijo Tuf, pues me alineo firmemente al lado de esta. A decir verdad cada dia la estoy creando en mis cubas. Siento una decidida repugnancia personal hacia la muerte, me disgusta en grado sumo la entropia y caso de que fuera invitado a la muerte calorica del universo puedo asegurar que cambiaria inmediatamente de planes —alzo un dedo—. Sin embargo, Maestre de Puerto Mune, dije lo que debia ser dicho. La procreacion ilimitada tal y como la predica su Iglesia de la Vida en Evolucion y tal como la practica la mayor parte de S’uthlam, excluyendo a su misma persona ya! resto de ceros, es tan irresponsable como estupida ya que produce un incremento geometrico de la poblacion que terminara sin duda alguna haciendo derrumbarse a la orgullosa civilizacion de S’uthlam.

Haviland Tuf, el profeta del apocalipsis —dijo la Maestre de Puerto con un suspiro. Creo que les gustaba mas cuando era un intrepido ecologista y un gallardo amante.

En todos los lugares que he visitado he descubierto que los heroes son una especie en peligro. Puede que resulte mas agradable esteticamente cuando profiero tranquilizadoras falsedades a traves de un filtro de pelos faciales, en videos melodramaticos que apestan a falso optimismo y complacencia postcoito. Ello no me parece sino otro sintoma mas de la gran enfermedad s’uthlamesa, el ciego afecto que sienten hacia las cosas tal y como les gustaria que fueran y no hacia las cosas tal y como son. Ha llegado el momento de que su mundo contemple la verdad sin afeites, ya sea la de mi rostro carente de vello o la practica certeza de que el hambre esta muy cerca de su planeta.

Tolly Mune sorbio un poco de cerveza y le miro. Tuf dijo ?recuerda mis palabras de hace cinco anos:

—Me parece recordar que en aquel entonces hablo usted bastante.

—Al final —dijo ella con cierta impaciencia—, cuando decidi ayudarle a huir con el Arca, en vez de ayudar a que Josen Rael se la quitara. Me pregunto el porque lo habia hecho y yo le explique mis razones.

—Dijo —cito Tuf con voz solemne—, que el poder corrompe y que el poder absoluto corrompe de modo irremisible, que el Arca ya habia corrompido al Primer Consejero Josen Rael ya sus hombres y que yo me encontraba mejor equipado para estar en posesion de la sembradora, ya que era incorruptible.

Tolly Mune le sonrio sin mucho entusiasmo. —No del todo, Tuf. Dije que no creia en la existencia de un hombre totalmente incorruptible pero que, si existia, usted se acercaba mucho a el.

—Ciertamente —dijo Tuf acariciando a Dax—. Admito la correccion.

—Ahora esta consiguiendo que empiece a tener dudas —dijo ella—. ?Sabe lo que hizo durante esa conferencia? Para empezar, ha conseguido derribar otro gobierno. Creg no podra sobrevivir a esto. Le dijo al planeta entero que es un mentiroso. Puede que sea cierto y que resulte justo. Usted le hizo y ahora le ha destruido. Los Primeros Consejeros no parecen durar demasiado en cuanto aparece usted, ?verdad? Pero eso no

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