la suma total antes de la entrega de los animales.

—?Pero usted dijo que pagariamos a la entrega! —Lo admito. Pero soy por naturaleza proclive a seguir mis impulsos y el impulso me dice, ahora, que cobre primero.

—Oh, muy bien —dijo Norn—, aunque encuentro sus demandas tan arbitrarias, como excesivas. Con esos gatos de cobalto no tardaremos en recuperar la suma entregada —empezo a levantarse.

Haviland Tuf alzo un dedo. —Un instante mas. No me ha informado usted demasiado sobre la ecologia de Lyronica, ni sobre las tierras que pertenecen a la Casa de Norn. Puede que existan presas adecuadas, pero debo advertirle, sin embargo, que los gatos de cobalto son cazadores natos y que por lo tanto necesitan presas adecuadas.

—Si, si, naturalmente. —Por fortuna, estoy en condiciones de ayudarle. A cambio de cinco mil unidades mas, puedo clonar para usted unos excelentes saltadores celianos. Se trata de unos deliciosos herbivoros, cubiertos de pelo, que son muy apreciados en mas de una docena de planetas por la suculencia de su carne y que constituyen uno de los platos favoritos de los amantes de la buena mesa.

Herold Norn fruncio el ceno. —Deberia usted entregarnoslos gratis, Tuf. Ya nos ha sacado el dinero suficiente.

Tuf se puso en pie y se encogio lentamente de hombros. —Dax, este hombre pretende humillarme —le dijo a su gato—. ?Que debo hacer? Yo no busco sino un medio honesto de ganarme la vida y por doquiera que voy se aprovechan de mi —Miro a Norn—. Siento un nuevo impulso. Tengo la sensacion de que no cedera en su postura, ni tan siquiera en el caso de que le ofreciera un soberbio descuento. Por lo tanto, me rendire. Los saltadores son suyos sin ningun tipo de recargo.

—Bien, excelente —Norn se volvio hacia la puerta.— Los recogeremos junto con los gatos de cobalto y los dejaremos sueltos en nuestras tierras.

Haviland Tuf y Dax le siguieron abandonando la estancia y luego, en silencio, los tres volvieron a la nave de Norn.

La Casa de Norn mando el dinero un dia antes de la entrega. A la tarde siguiente una docena de hombres, vestidos de negro y gris, se presentaron en el Arca y se llevaron a seis gatos de cobalto narcotizados procedentes de los tanques de clonacion, de Haviland Tuf, despues de introducirlos en las jaulas que esperaban en su lanzadera. Tuf les despidio con el rostro impasible y no tuvo mas noticias de Herold Norn. Pero mantuvo el Arca en orbita sobre Lyronica.

Menos de tres dias de Lyronica, mas breves que los dias estandar, transcurrieron antes de que Tuf viera que sus clientes habian programado una pelea en la Arena de Bronce, con uno de sus gatos de cobalto.

Cuando llego la tarde del combate, Tuf, se disfrazo mediante una falsa barba y una larga peluca pelirroja, anadiendo a su camuflaje un holgado traje de color amarillo chillon y un turbante recubierto de pieles. Luego bajo en su lanzadera a la Ciudad de Todas las Casas, esperando pasar desapercibido. Cuando se anuncio el combate en los altavoces, estaba sentado en la parte superior de la Arena, con un muro de piedra rugosa a la espalda y un angosto asiento de madera luchando por soportar su peso. Habia pagado unas cuantas monedas de hierro para ser admitido, pero habia logrado evitar las taquillas donde se vendian las entradas.

—Tercer combate —exclamo el locutor mientras las cuadrillas se encargaban de retirar los pedazos de carne sanguinolenta, en que se habia convertido el perdedor del segundo combate—. De la Casa de Varcour, una hembra de lagarto-leon, de nueve meses de edad y 1,4 quintales de peso, entre. nada por el Aspirante a Maestre Ammari y Varcour Otheni. Veterana y superviviente, por una vez, en la Arena de Bronce.

Los espectadores mas cercanos a Tuf empezaron a lanzar vitores y agitar las manos salvajemente, como era de esperar. Habia elegido entrar esta vez por la Puerta de Varcour, recorriendo antes un sendero de cemento verde y pasando por la gigantesca boca de un monstruoso lagarto dorado, por lo cual se hallaba rodeado por los partidarios de esta casa. En las profundidades del pozo se abrio una gran puerta esmaltada en verde y oro. Tuf alzo los binoculares que habia alquilado y vio como el lagarto-leon salia por ella. Eran dos metros de escamoso reptil verde, con una cola delgada como un latigo, que tendria tres veces su longitud, y el largo morro tipico de los cocodrilos de la Vieja Tierra. Sus mandibulas se abrian y cerraban sin hacer el menor ruido, dejando entrever una impresionante hilera de dientes.

—De la Casa de Norn, importada a este planeta para entretenimiento del publico, una hembra de gato de cobalto. Edad… —el locutor hizo una pausa ah, tres anos de edad y 2,3 quintales de peso, entrenada por el Maestre de Animales Herold Norn. Nueva en la Arena de Bronce —la cupula metalica que cubria el edificio se estremecio con los vitores procedentes del sector de Norn. Herold Norn habia hecho acudir a la Arena de Bronce a todos sus partidarios, vestidos con los colores de la Casa y dispuestos a celebrar la victoria.

La gata de cobalto salio lentamente de la oscuridad moviendose con una gracia cautelosa y sus grandes ojos dorados barrieron la arena. Era en todo, tal y como Tuf habia prometido: una masa de musculos letales y movimientos congelados a la espera del salto, con su pelo negro azulado cruzado por las rayas plateadas. Su grunido apenas era audible, ya que Tuf se encontraba muy lejos del pozo, pero a traves de sus binoculares vio moverse las fauces de la gata.

Tambien el lagarto-leon la vio y avanzo hacia ella con sus cortas patas escamosas levantando pequenos chorros de arena en tanto que su cola, de una longitud casi increible, se arqueaba sobre su cuerpo, como el aguijon de un escorpion ofidio. Cuando la gata de cobalto volvio sus liquidos ojos hacia el enemigo, el lagarto-leon dejo caer su cola con inmensa fuerza, pero, antes de que hubiera podido dar en su blanco, la gata de cobalto ya se habia movido agilmente a un lado y las unicas victimas del impacto fueron la arena y el aire.

La gata empezo a moverse en circulos, grunendo sordamente. El lagarto-leon, implacable, se volvio levantando de nuevo su cola, abrio las fauces y se lanzo hacia adelante. La gata de cobalto evito, tanto el latigo de la cola, como sus dientes. La cola chasqueo una y otra vez, pero la gata era demasiado rapida. Entre el publico empezo a sonar el cantico de la muerte y gradualmente fue acogido por mas y mas espectadores. Tuf giro sus binoculares y vio que la gente se balanceaba ritmicamente en las gradas de Norn. El lagarto-leon hizo entrechocar sus fauces con frenesi, estrellando su cola en una de las puertas de la arena, moviendose cada vez con mayor nerviosismo. La gata, sintiendo su oportunidad, se coloco tras su enemigo, con un gracil salto, inmovilizando al enorme lagarto con una gran zarpa azul y desgarrando ferozmente sus flancos y su vientre, no protegidos por las escamas. Despues de unos segundos y de unos cuantos futiles chasquidos de cola, que solo consiguieron distraer momentanea. mente a la gata, el lagarto-leon se quedo inmovil.

Los partidarios de Norn gritaban a pleno pulmon. Haviland Tuf, con sus palidos rasgos medio ocultos por la barba, se puso en pie y abandono la Arena y su incomodo asiento.

Pasaron semanas y el Arca permanecio en orbita alrededor de Lyronica. Haviland Tuf observaba cuidadosamente los resultados de la Arena de Bronce y vio que los gatos de Norn vencian un combate tras otro. Herold Norn siguio perdiendo, de vez en cuando, si usaba un colmillos de hierro, pero esas derrotas eran facilmente contrapesadas, por una cada vez mas larga lista de victorias.

Tuf se dedico a conversar con Dax, jugo con sus demas gatos, se entretuvo con los holodramas que habia comprado recientemente, sometio numerosas y detalladas proyecciones eco logicas al juicio de sus ordenadores, bebio incontables jarras de la negra cerveza de Tamber, se decidio a envejecer cuidadosamente su vino de hongos y espero.

Unas tres semanas despues de que los gatos hubieran hecho su debut en los combates, recibio las llamadas que habia previsto.

Su esbelta lanzadera estaba pintada de verde y oro y los tripulantes vestian una imponente armadura de esmalte verde y placas de oro. Cuando Tuf acudio a recibirles, se encontro a tres visitantes aguardandole inmoviles y algo envarados al pie de la nave. El cuarto visitante, un hombre corpulento y de aire algo pomposo, llevaba un casco dorado, con un penacho verde brillante, para ocultar una cabeza tan calva como la de Tuf y, dando un paso hacia adelante, le ofrecio la mano.

—Aprecio su intencion —dijo Tuf, manteniendo sus dos manos impavidamente cruzadas sobre Dax—, y ya me be dado cuenta de que no blande usted arma alguna ?Puedo preguntarle cual es su nombre y su ocupacion, caballero?

—Morho y Varcour Otheni —empezo a decir el lider de los visitantes.

—Ya —dijo Tuf alzando una mano—. y ocupa el cargo de Maestre de Animales de la Casa de Varcour y ha venido a comprar un monstruo. Debo confesar que este reciente giro de los acontecimientos no me resulta del

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