todo sorprendente.

Los gruesos labios del Maestre de Animales se abrieron formando una «O» de asombro.

—Sus acompanantes deben quedarse aqui —dijo Tuf. Suba al vehiculo y haremos lo necesario.

Haviland Tuf apenas si dejo que Norho y Varcour Othe ni pronunciara una palabra, hasta que se encontraron solos en la misma habitacion a la cual habia llevado antes a Herold Norn, ocupando asientos diagonalmente opuestos.

—Obviamente —dijo entonces Tuf—, habra oido mi nombre en boca de Norn.

Norho sonrio con cierto disgusto. —Pues si. Un hombre de Norn fue persuadido para que revelara el origen de sus gatos de cobalto y para nuestro gran deleite resulto que el Arca aun se hallaba en orbita. ?Ha encontrado Lyronica divertida?

—La diversion no es el meollo del asunto —dijo Tuf—. Cuando hay problemas mi orgullo profesional me exige prestar todos los servicios que esten en mi mano, por pequenos que sean. Y, por desgracia, Lyronica esta repleta de problemas. Por ejemplo, ahi esta su dificultad actual. Varcour es ahora, estoy casi seguro de ello, la ultima y menos considerada de las Doce Grandes Casas. Un hombre mas dado a la critica que yo podria llegar incluso a observar que sus lagartos-leones, no son gran cosa como monstruos y sabiendo, como se que sus tierras son en su mayor parte pantanosas, su gama de eleccion para los combatientes de la arena debe resultar un tanto limitada. ?He adivinado la esencia de sus quejas?

—?Hum… si, ciertamente! Se me ha adelantado usted, caballero, pero ha dado en el blanco. NoS iba todo bastante bien hasta su interferencia y desde entonces… bueno, no hemos conseguido ganar a Norn ni una sola vez y antes eran nuestras victimas habituales. Unas cuantas victorias miserrimas sobre la Colina de Wrai y la Isla de Amar, un golpe de suerte contra Feridian y un par de triunfos en el ultimo segundo sobre Arneth y Sin Doon. ESo ha sido todo lo que hemos conseguido durante el ultimo mes. ?Bah!, asi no podremos sobrevivir. Me haran cuidador de rebanos y me enviaran de vuelta a nuestras tierras, a menos que actue.

Tuf acaricio a Dax y levanto la mano para calmar a Morho.

—No es preciso que sigamos discutiendo tales asuntos. Me he dado cuenta de cual es su problema y desde mis tratos con Harold Norn he tenido la fortuna de poder consagrar abundantes ratos a la ociosidad. Por lo tanto, y para ejercitar mi cerebro, me he podido dedicar a los problemas de las Grandes Casas, una por una. No es preciso que sigamos malgastando un tiempo precioso. Puedo resolver sus actuales dificultades, aunque habra ciertos gastos, claro.

Morho sonrio. —He venido preparado. Ya oi hablar de su precio. Es alto, no hay discusion posible al respecto, pero estamos dispuestos a pagar siempre que pueda…

—Caballero —dijo Tuf—, soy hombre caritativo. Norn era una Casa pobre y su Maestre de Animales practicamente un mendigo. Por compasion le fije un precio bajo, pero los dominios de Varcour son mas ricos, sus historiales mas brillantes y sus victorias han sido ampliamente celebradas. El precio que debo fijarles es de doscientas setenta y cinco mil unidades… De esta forma, compensare las perdidas que sufri al tratar tan generosamente a la casa de Norn.

Morho emitio una especie de balbuceo atonito y las escamas de su traje tintinearon al removerse en su asiento.

—Demasiado, demasiado… —protesto—. Se lo imploro. Es cierto que nuestra gloria supera a la de Norn, pero, aun asi, no es tan grande como piensa. Para pagar su precio nos veremos obligados a pasar hambre. Los lagartos-leones atacaran nuestras moradas y nuestras ciudades lacustres se hundirian sobre sus soportes, hasta quedar cubiertas por el barro, en el que se ahogarian nuestras criaturas…

Dax se agito en el regazo de Tuf y emitio un leve maullido.

—Ya entiendo —dijo Tuf—, y me apenaria pensar que puedo llegar a causar tales sufrimientos. Quizas un precio de doscientas mi! unidades resultaria mas equitativo.

Morho y Varcour Otheni empezo a protestar e implorar de nuevo, pero esta vez Tuf se limito a esperar en silencio, cruzado de brazos, hasta que el Maestre de Animales, con el rostro enrojecido y sudoroso, se quedo finalmente sin argumentos y accedio a pagar el precio.

Tuf oprimio un boton situado en el brazo de su asiento. La imagen de un saurio, tan enorme como musculoso, se materializo entre el y Morho. Tenia dos metros de alto, estaba cubierto de escamas grises y verdes y se sostenia sobre cuatro patas cortas y achaparradas, tan gruesas como troncos de arbol. Tenia una cabeza muy grande, protegida por una gruesa placa de hueso amarillento, que se prolongaba hacia adelante, como el espolon de una antigua nave de guerra, y en cuya parte superior habia dos cuernos. El cuello de la criatura era corto y grueso y bajo su frente acorazada asomaban dos ojillos de color amarillento. Situado entre los dos ojos, justo en el centro de la cabeza se distinguia un oscuro agujero que atravesaba el hueso del craneo.

Morho trago saliva.

—Oh —dijo—. Si. Muy… esto… muy grande. Pero parece… ?no tendria originalmente un tercer cuerno en la frente, verdad? Parece como si se lo hubieran… bueno, que se lo hubieran quitado. Tuf, nuestros especimenes deben encontrarse en perfecto estado…

—El tris neryei; del Aterrizaje de Cable —dijo Tuf—. Al menos, ese fue el nombre que le dieron los Fyndii, cuyos colonos precedieron a la humanidad en ese mundo, con una ventaja de varios milenios. No le falta ningun cuerno, caballero, y la traduccion literal del termino es «cuchillo viviente» —un largo dedo se movio con suave precision sobre los controles y el tris neryei giro su inmensa cabeza hacia el Maestre de Animales de Varcour, el cual se apresuro a inclinarse hacia adelante, con cierta torpeza, para estudiarla mas de cerca.

Al aproximarse hacia el fantasma, en el grueso cuello del animal se movieron unos potentes tendones y una afilada cuchilla de hueso, tan gruesa como el antebrazo de Tuf y de un metro de longitud, broto del agujero con una velocidad increible. Morho y Varcour Otheni lanzo un chillido asustado y se volvio livido al verse atravesado por aquel cuerno, que le empalo en el asiento. Un olor mas bien repulsivo invadio la estancia.

Tuf siguio sin decir palabra. Morho, farfullando, bajo la vista hacia el punto de su estomago que habia sido atravesado por la cuchilla de hueso y por su expresion parecia a punto de vomitar. Le costo un largo y mas bien horrible minuto darse cuenta de que no habia sangre, de que no sentia dolor alguno y que el monstruo era solamente un holograma. Su boca se abrio formando una «O» silenciosa, pero fue incapaz de emitir sonido alguno, hasta que no hubo tragado saliva un par de veces.

—Muy… eh… muy dramatico —le dijo a Tuf. El final de la cuchilla de un palido color hueso estaba estrechamente sostenido por anillos y fibras de un musculo negro azulado que latia lentamente. Poco a poco, la cuchilla fue siendo absorbida en el interior del craneo.

—La bayoneta, si puedo atreverme a llamarla asi, se encuentra escondida en una vaina recubierta de mucosidad que va a lo largo del cuello de la criatura, y los anillos de musculatura que la rodean, son capaces de proyectarla a una velocidad aproximada de setenta kilometros por hora, con una fuerza en relacion a la velocidad que he citado. El habitat nativo de esta especie es bastante parecido al de las zonas de Lyronica que se hallan bajo— el control de la Casa de Varcour.

Morho se removio en el asiento haciendolo crujir bajo su peso. Dax ronroneo estruendosamente.

—?Magnifico! —dijo el Maestre de Animales—. Aunque el nombre me parece un poco… bien, un poco extrano. Le llamaremos… a ver, dejeme pensar… ?ah, si, le llamaremos lancero! ?Si!

—Llamele como quiera —dijo Tuf—, ya que dicho asunto no me concierne en lo mas minimo. Estos saurios poseen muchas ventajas obvias para la Casa de Varcour y pienso que deberia optar por ellos. Ademas, y sin ningun recargo adicional, les entregare unas cuantas babosas arboreas de Cathadayn. Descubriran que…

Tuf siguio con toda diligencia las nuevas que llegaban de la Arena de Bronce, aunque no se arriesgo nuevamente a pisar el suelo de Lyronica. Los gatos de cobalto seguian barriendo a todos sus enemigos y, en el ultimo combate transmitido, una de las bestias de Norn habia logrado destruir a un mono estrangulador de primera clase de Arneth ya una rana carnosa de la Isla de Amar durante un combate triple.

Pero la fortuna de Varcour empezaba tambien a seguir un rumbo ascendente. Los recien introducidos lanceros habian resultado ser una autentica sensacion en la Arena de Bronce. Sus retumbantes gritos, su pesado andar y el rapido e implacable golpe con que sus gigantescas bayonetas oseas impartian la muerte a sus enemigos estaban causando furor.

En los tres combates celebrados, un enorme feridian, un escorpion acuatico y un gato-arana de Gnethin, se habian revelado como incapaces de competir con el saurio de Varcour. Morho y Varcour Otheni tenia un aspecto

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