un negocio y no siento ningun deseo de soportar su odiosa compania.

Haviland Tuf pestaneo.

—Me encuentro realmente atonito —dijo con voz inexpresiva—. Sin embargo, lejos de mi, el rechazar a un cliente, sea cual sea la opinion que tenga de mi. Considerese totalmente libre de examinar mi repertorio y rebuscar, entre esas escasas y miserables especies, algo que pueda despertar su interes, sea por lo que sea. Quiza la fortuna tenga a bien devolverle su libertad de opcion estrategica —empezo a manipular los controles de su asiento, dirigiendo una sinfonia de carne ficticia y de luces brillantes. Un desfile de monstruos aparecio ante los ojos del Maestre de Animales de Arneth, para desvanecerse luego. La coleccion incluia criaturas cubiertas de pelo o de plumas, escamosas o protegidas por placas oseas, bestias de la colina, del bosque, el lago y la llanura, depredadores, carroneros y herbivoros letales. Habia animales de todos los tamanos posibles.

Danel Leigh Arneth, con los labios firmemente apretados, acabo pidiendo cuatro ejemplares de las doce especies mas grandes y mortiferas que habia visto, al precio de un millon de unidades base.

El final de la transaccion (completada, al igual que habia ocurrido con las otras Casas, con el regalo de algun pequeno animal inofensivo) no parecio suavizar demasiado el mal humor de Arneth.

—Tuf —dijo una vez cerrado el trato—, es usted un hombre listo y tortuoso, pero no me ha enganado.

Haviland Tuf guardo silencio.

—Ha logrado hacerse inmensamente rico y ha enganado a todos los que comerciaron con usted pensando sacar provecho de ello. La Casa de Norn, por ejemplo, sus gatos son inutiles. Eran una casa pobre y su precio les llevo al borde de la quiebra, igual que ha hecho luego con todos nosotros. Pensaron recuperarse mediante las victorias. ?Bah! ?Ahora no habra victorias para Norn! Cada una de las Casas que han acudido a usted adquirio ventaja sobre las que le habian comprado antes sus monstruos y de este modo Arneth, la ultima en comprar, sigue siendo la mayor de todas las Casas. Nuestros monstruos sembraran la destruccion y las arenas se oscureceran con la sangre de todas las bestias inferiores.

Tuf cruzo las manos sobre su prominente estomago. Su rostro permanecia placido e inmutable.

—?No ha cambiado nada! Las Grandes Casas permanecen como antes. Ameth es la mas grande y Norn la ultima de todas. Ha conseguido usted chuparnos la sangre, como buen mercader, hasta que cada senor de Lyronica se ha visto obligado a luchar duramente para conseguir el dinero necesario. Ahora, nuestros rivales esperan la victoria, rezan por ella y solo pueden salvarse consiguiendola, pero todas las victorias seran para Ameth. Somos los unicos a los cuales no ha logrado enganar porque yo pense en comprar el ultimo y, de ese modo, compro lo mejor.

—Una agudeza y una prevision realmente admirables —dijo Haviland Tuf—. Resulta claro que ante un hombre tan sabio y astuto como usted, me encuentro en lamentable inferioridad de condiciones. De muy poco me serviria cualquier intento de refutar o negar sus palabras, por no mencionar ni tan siquiera la posibilidad de superarle en ingenio. Un hombre tan inteligente seria capaz de penetrar inmediatamente en mis pobres planes y destruirlos. Quiza seria mejor que guardara silencio.

—Puede hacer algo mejor que eso, Tuf —dijo Arneth—. Quedese callado y yo tampoco hablare. Esta es su ultima venta en Lyronica.

—Quiza —dijo Tuf—, pero quiza no sea asi. Pueden llegar a surgir ciertas circunstancias que impulsen a los Maestres de Animales de las demas Grandes Casas a dirigirse nuevamente en busca de mis servicios y mucho me temo entonces que no podria negarselos.

—Puede y lo hara —dijo con voz gelida Danel Leigh Arneth—. Arneth ha hecho la ultima compra y no consentiremos que alguien adquiera cartas mejores que las nuestras. Encarguese de la clonacion de nuestros animales y vayase inmediatamente despues de hacer la entrega. De ese modo no hara ningun otro negocio con las Grandes Casas. Dudo de que ese estupido llamado Herold Norn pudiera pagar por segunda vez su precio, pero, incluso si encontrara el dinero preciso, no le vendera nada. ?Me ha entendido? No pensamos andar dando vueltas eternamente, enredados en este futil juego que se ha inventado, empobreciendonos mas y mas para comprar monstruos, perdiendolos y comprando mas, sin llegar a conseguir nunca nada permanente. Estoy seguro de que seria capaz de vendernos monstruos hasta que en Lyronica no quedara ni una sola moneda, pero la Casa de Arneth se lo prohibe. Si ignora mi aviso quiza pierda la vida, mercader. No soy hombre amante de perdonar.

—Creo que ha expresado con suma claridad su idea —dijo Tuf, rascando a Dax detras de la oreja—, aunque no siento demasiado agrado, ante la forma en que ha sido expresada. Con todo mientras que el acuerdo sugerido por usted de modo tan imperioso resultaria indudablemente benefico para la Casa de Arneth, todas las demas Grandes Casas de Lyronica perderian mucho y yo me veria obligado a sacrificar toda esperanza de futuras ganancias. Quiza no haya entendido del todo bien lo que se me proponia. Me distraigo con suma facilidad y es posible que no haya estado escuchando con la debida atencion, cuando me explico los incentivos que se me ofrecerian para acceder a su peticion de que no haga negocios con las demas Grandes Casas de Lyronica.

—Estoy dispuesto a ofrecerle otro millon —dijo Arneth con los ojos echando fuego—. Me gustaria meterselo por la boca, si debo decir la verdad, pero a largo plazo resultara mas barato pagarle esa suma, que seguir jugando a su condenado tiovivo.

—Ya veo —dijo Tuf—. Por lo tanto, la eleccion es mia. Puedo aceptar un millon de unidades y partir o permanecer aqui para enfrentarme a su ira ya sus tremendas amenazas. Debo admitir que me he enfrentado a decisiones mucho mas dificiles. En cualquier caso, no soy el tipo de hombre inclinado a permanecer en un mundo donde ya no se desea mi presencia, y debo confesar que en los ultimos tiempos he sentido cierto impulso de reanudar mis vagabundeos. Muy bien, me inclino ante su peticion.

Danel Leigh Arneth sonrio con ferocidad y Dax empezo a ronronear.

La ultima lanzadera de la flota de doce naves cubiertas de oro habia partido ya, transportando las adquisiciones de Danel Leigh Arneth con destino a Lyronica ya la Arena de Bronce, cuando Haviland Tuf condescendio finalmente a recibir una llamada de Herold Norn.

El siempre delgado Maestre de Animales parecia ahora un esqueleto.

—?Tuf! —exclamo—. Todo va mal… —?De veras? —dijo Tuf con voz impasible. Norn torcio los rasgos en una mueca mas bien atroz. —No, escucheme. Los gatos han muerto en combate o estan enfermos. Cuatro murieron en la Arena de Bronce. Sabiamos que la segunda pareja era demasiado joven, entiendame, pero cuando la primera fue derrotada no teniamos otra opcion. Era eso o volver a los colmillos de hierro. Ahora solo nos quedan dos. Apenas comen. Han capturado unos cuantos salteadores, pero muy pocos. y tampoco podemos entrenarles. Cuando el entrenador penetra en el cubil con su enervador, los malditos animales ya saben lo que pretende. Siempre se adelantan a sus gestos, ?entiende? y en la arena se niegan a responder al cantico asesino. Es terrible. Lo peor de todo es que ni tan siquiera se reproducen. Necesitamos mas. ?Que vamos a presentar en los pozos de combate?

—La temporada de celo de los gatos no ha llegado todavia —dijo Tuf—. Quiza recuerde que ya hablamos de ello con anterioridad.

—Si, si… ?Pero, cuando es su temporada de celo? —Una pregunta fascinante —dijo Tuf—, y es una pena que no la formulara antes. Segun tengo entendido, la hembra entra en celo cada primavera, cuando los copos de nieve florecen en el Mundo de Celia. Tengo entendido que se trata de algun complicado tipo de respuesta biologica.

Herold Norn se rasco la frente por debajo de la diadema.

—Pero… —dijo Lyronica no tiene esas cosas de nieve, que ha mencionado usted. Ahora supongo que pretendera cobrarnos una fortuna por las flores.

—Caballero, me esta insultando. Ni tan siquiera en suenos pensaria en aprovecharme de su infortunio. Si estuviera en mis manos, me encantaria entregarles, sin costo alguno, los copos de nieve celianos necesarios, pero lo cierto es que he concluido ahora mismo un trato con Danel Leigh Arneth, para no hacer mas negocios con las Grandes Casas de Lyronica —se encogio lentamente de hombros.

—Ganamos muchas victorias con sus gatos —dijo Norn y en su voz habia una cierta desesperacion—. Nuestro tesoro ha estado creciendo y ahora tenemos algo asi como cuarenta mil unidades. Son suyas. Vendanos las flores. O mejor aun, un nuevo animal. Mayor, mas fiero. Vi las gargolas-ogro de Dant, vendanos algo parecido. ?No tenemos nada que presentar en la Arena de Bronce!

—?Nada? ?y sus colmillos de hierro? Me habia dicho que eran el orgullo de Norn. Herold Norn agito la mano con impaciencia.

Вы читаете Los viajes de Tuf
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату
×