—Problemas, ?me entiende?, hemos tenido muchos problemas. Esos saltadores suyos se lo estan comiendo todo, son imposibles de controlar. Hay millares y millares de ellos, puede que sean millones, estan por todas partes, se estan comiendo la hierba, las cosechas, todo. ?Lo que le han hecho a nuestra tierra cultivable! A los gatos de cobalto les encanta su carne, si, pero no tenemos suficientes gatos. y los colmillos de hierro salvajes ni siquiera quieren tocarlos, supongo que no les gusta su sabor, pero realmente no estoy seguro de ello. Pero, entiendame, todas las demas especies han desaparecido, las han expulsado esos saltadores suyos, y los colmillos de hierro se fueron con ellas. No se adonde han ido, pero se han esfumado, puede que se hayan ido a tierras sin amo, fuera de los dominios de Norn. Aun quedan unas cuantas aldeas de granjeros que odian a las Grandes Casas. En Tamber ni tan siquiera habia peleas de perros y es probable que intenten domesticar a los colmillos de hierro, por increible que le parezca. Son el tipo de gente capaz de tener precisamente esa idea.

—Inconcebible —dijo Tuf con voz atona—. Sin embargo, aun les quedan sus cubiles, ?no?

—Ya no —dijo Norn con la voz de un hombre acosado—. Ordene que los cerraran. Los colmillos de hierro estaban perdiendo todos los combates, especialmente despues de que usted empezara a tratar con las demas Casas y me parecio una perdida inutil de tiempo y dinero mantener esos terrenos abiertos. Ademas, el gasto… necesitabamos cada moneda posible, nos habia dejado sin recursos. Teniamos que pagar las tarifas de la Arena y ademas, naturalmente, teniamos que apostar, y en los ultimos tiempos nos vimos obligados a comprarle provisiones a Tamber para alimentar a nuestros entrenadores y el resto del personal. Creame, le resultaria imposible imaginar lo que los saltadores han hecho con nuestra cosecha.

—Caballero —dijo Tuf—, tenga la bondad de confiar un poco en mi imaginacion. Soy ecologo de profesion y se muchas cosas sobre los saltadores y sus costumbres. ?Debo entender, segun me dice, que ahora ya no les quedan tampoco colmillos de hierro?

—Si, si… Dejamos sueltas a esas criaturas inutiles y ahora se han esfumado con el resto de las especies. ?Que vamos a hacer? Los saltadores se estan apoderando de las llanuras, los gatos no quieren aparearse y vamos a quedarnos sin dinero muy pronto, si debemos continuar importando alimentos y pagar las tarifas de la Arena sin la menor esperanza de conseguir victorias.

Tuf se cruzo de manos. —Ciertamente, veo que se enfrentan a una serie de problemas muy delicados. y soy el hombre adecuado para ayudarles a encontrar la solucion. Por desgracia, le he dado mi palabra a Danel Leigh Arneth y he aceptado su dinero empenando con ello mi buen nombre.

—Entonces, ?no hay esperanza? Tuf, le estoy suplicando… Yo, todo un Maestre de Animales de la Casa de Norn. Muy pronto nos veremos obligados a abandonar los juegos por completo. No tendremos fondos para pagar las tarifas de la Arena y menos aun para apostar y tampoco dispondremos de animales para presentar a los pozos. La desgracia ha caido sobre nosotros. En toda la historia de nuestro mundo jamas hubo una Gran Casa que no pudiera presentar sus combatientes a los juegos, ni tan siquiera Feridian durante su Sequia de los Doce Anos. La verguenza nos hundira. La Casa de Norn manchara su orgulloso linaje enviando a la arena animales de granja que seran ignominiosamente hechos jirones, por los inmensos animales que le ha vendido a las demas Casas.

—Caballero —dijo Tuf—, si me permite avanzar un timido pronostico de cara al futuro, pienso que quiza Norn no se encuentre sola en tan apurada situacion. Tengo el palpito… si, palpito es la palabra mas adecuada, y ahora que pienso en ella me doy cuenta de lo extrana que resulta. Si, tengo el palpito, tal y como iba diciendo, de que esos monstruos, que tanto temor le inspiran, pueden ir escaseando a medida que pasen las semanas y que estas se conviertan en meses. Por ejemplo, los especimenes mas jovenes de los ursoides procedentes de Vagabundo pueden entrar muy pronto en su fase de hibernacion. Debe entender que aun no tienen ni un ano de edad. Espero que los senores de la Colina de Wrai no queden muy desconcertados por ello, aunque me temo que tal vaya a ser su reaccion. Vagabundo, como estoy seguro ya sabra, traza una orbita extremadamente irregular alrededor de su estrella primaria, con lo cual sus Largos Inviernos duran aproximadamente veinte anos estandar. Los ursoides se encuentran adaptados a tal ciclo y muy pronto sus procesos corporales se haran tan lentos, que un observador carente de experiencia podria llegar a darles por muertos. Me temo que resultara muy dificil despertarles, aunque teniendo en consideracion el agudo intelecto que distingue a los entrenadores de la Colina de Wrai, puede que encuentren un medio adecuado para ello. Pero me siento fuertemente inclinado a sospechar que, la mayor parte de sus energias y fondos deberan consagrarse a la alimentacion de su gente, dado el voraz apetito que caracteriza a las orugas saltarinas.

»Y, de forma bastante similar, los hombres de Varcour se veran obligados a entenderselas con un aumento excepcional de sus labores arboreas procedentes de Cathadayn. Las babosas arboreas son criaturas especialmente fascinantes. Hay un momento de su ciclo vital durante el que se convierten en autenticas esponjas y su tamano llega a doblarse. Un grupo de’ ellas, lo bastante numeroso, es capaz de secar un pantano de tamano medio —Tuf hizo una pausa y sus rechonchos dedos tamborilearon ritmicamente sobre su estomago. Mucho me temo que estoy divagando y es posible que le aburra. ?Ha comprendido la idea que intento transmitirle? ?Ha sentido su impacto?

Herold Norn tenia un aspecto mas bien cadaverico. —Esta loco. Nos ha destruido. Nuestra economia, nuestra ecologia… dentro de cinco anos habremos muerto de hambre.

—Es improbable —dijo Tuf—. Mi experiencia en tales asuntos me sugiere que Lyronica sufrira ciertamente durante un tiempo de una grave inestabilidad ecologica y que de ello se derivaran ciertas privaciones, pero la duracion del problema sera muy limitada y no me cabe duda alguna de que, con el paso del tiempo, un nuevo ecosistema acabara emergiendo. ?Ay!, mucho me temo que la ecologia sucesora de la actual, no proveera los ambitos adecuados para albergar a grandes depredadores, pero, en cuanto a la calidad de la vida en Lyronica, me siento mas bien optimista y tiendo a pensar que no sufrira graves danos.

—?No habra depredadores? Pero, entonces, los juegos, la arena… ?nadie pagara por ver a un saltador luchando con una babosa arborea! ?Como podremos seguir celebrando los juegos? ?Nadie podra enviar combatientes a la Arena de Bronce!

Haviland Tuf pestaneo. —Ciertamente —dijo—. Una idea muy intrigante. Tendre que pensar en ella a fondo durante mucho tiempo. Desconecto la pantalla y empezo a hablar con Dax.

6 — LLAMADLE MOISES

Normalmente los rumores no preocupaban mucho a Haviland Tuf. Para empezar, casi nunca se enteraba de ellos. Tuf no sentia demasiada repugnancia a moverse como turista por los mundos que visitaba, pero, incluso cuando se mezclaba con otras personas en los lugares publicos, siempre permanecia un tanto distante e inalcanzable. Su piel blanca como la tiza y su total carencia de vello corporal le hacian destacar entre los habitantes de los planetas que visitaba para ejercer su profesion e, incluso en las poco frecuentes ocasiones en que su complexion le habria permitido pasar desapercibido entre ellos, su talla le hacia destacar. Por ello, aunque la gente podia quedarse mirando a Tuf y hacer comentarios sobre el, donde quiera que fuese, eran muy pocos los que hablaban con el, a menos que fuera por razones de negocios.

Dada su naturaleza, pues, no hay nada de particular en el hecho de que Haviland Tuf jamas hubiera oido hablar del hombre llamado Moises, hasta la tarde en que el y Dax se vieron repentinamente asaltados por Jaime Kreen en un restaurante de K’theddion.

El local, poco amplio y mas bien miserable, se encontraba junto al espaciopuerto. Tuf habia terminado con un plato de raices ahumadas y neohierba y estaba empezando su tercer litro de vino de hongos, cuando, de pronto, Dax alzo la cabeza de la mesa. Tuf dejo caer un poco de vino sobre su manga y logro mover la cabeza a un lado, con la rapidez suficiente para que la botella blandida por Kreen se hiciera pedazos en el respaldo del asiento, en vez de estrellarse sobre la coronilla de su calvo craneo. Hubo una explosion de cristal mezclado con el liquido contenido en su interior (un licor local, mas bien fuerte de aroma) que salpico tanto a la silla y la mesa como al gato ya los dos hombres. Jaime Kreen, un joven delgado y rubio con los ojos azules algo embotados por el licor, permanecio inmovil, mirandole con expresion idiota y sosteniendo la botella rota en su puno ensangrentado.

Haviland Tuf se puso lentamente en pie con su largo y palido rostro singularmente impasible. Contemplo a su atacante, pestaneo y luego recogio a Dax, que estaba cubierto de liquido y no parecia nada feliz.

—?Puedes entender este enigma, Dax? —dijo con su profunda voz de bajo—. Nos enfrentamos a un

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