misterio de naturaleza mas bien molesta. Me pregunto por que nos habra atacado este extrano desconocido. ?Tienes alguna idea al respecto? —acaricio lentamente a Dax y solo cuando el gato empezo a ronronear miro nuevamente a Jaime Kreen—. Caballero —le dijo—, quiza fuera mas inteligente por su parte soltar los fragmentos de esa botella. Tengo la impresion de que su mano esta cubierta de sangre, cristales y de un brebaje particularmente nocivo y tengo grandes dudas de que la combinacion resultante sea beneficiosa para su salud.

Al oir tales palabras el atonito Kreen parecio recobrar un poco de vida. Sus delgados labios se fruncieron en una mueca de ira y arrojo los restos de la botella al otro extremo del local.

—?Se burla de mi, criminal? —dijo con voz algo espesa y cargada de amenaza.

—Caballero… —dijo Haviland Tuf. En el restaurante no habia el menor movimiento. Los demas clientes permanecian sentados contemplando la escena y el propietario se habia esfumado. La grave voz de Tuf podia oirse en cualquier punto del local, tal era el silencio reinante—. Podria avanzar la hipotesis de que la palabra «criminal» es mas aplicable a usted que a mi, pero quizas ese no sea el punto a discutir por el momento. No, no me estoy burlando de usted. Aparentemente, se encuentra muy nervioso y trastornado y bajo tales condiciones seria una estupidez que me burlara. No soy hombre dado a cometer estupideces —coloco nuevamente a Dax sobre la mesa y le rasco detras de la oreja.

—Se esta burlando de mi —dijo Jaime Kreen—. ?Pienso hacerle mucho dano!

Haviland Tuf no dio muestra alguna de emocion. —No lo hara, caballero, aunque tengo la impresion de que esta pensando en atacarme por segunda vez. No apruebo la violencia, pero dado que su torpe conducta no me deja otra opcion… —Y, con estas palabras, avanzo hacia el y levanto en vi lo a Jaime Kreen antes de que el joven pudiera reaccionar. Luego, con gestos lentos y precisos, le rompio los dos brazos.

Kreen emergio, con el rostro livido y la mirada perdida, de la sepulcral oscuridad que reinaba en la Prision de K’theddion, al resplandor de la calle. Llevaba los dos brazos en cabestrillo y parecia tan cansado como aturdido.

Haviland Tuf le estaba esperando, sosteniendo con una mano a Dax, mientras le acariciaba con la otra. Al ver salir a Kreen alzo la mirada.

—Tengo la impresion de que ahora ya esta mas tranquilo —comento Tuf—. Ademas, le encuentro mucho mas sobrio.

—?Usted! —Kreen parecio mas asombrado que nunca y su rostro se retorcio de tal modo que por unos instantes parecio a punto de hacerse pedazos—. ?Debo entender que usted pago para que me pusieran en libertad?

—Un punto muy interesante —dijo Haviland Tuf—. Ciertamente, pague cierta suma, doscientas unidades, si debo ser preciso, y mediante ese pago se le ha permitido salir. Pese a ello, resulta incorrecto decir que he pagado por su libertad pues el meollo del asunto radica en que no es usted libre. Teniendo en cuenta la ley de K’theddion me pertenece en calidad de sirviente y puedo hacerle trabajar en lo que me parezca, hasta que haya pagado la totalidad de su deuda.

—?Deuda?

—Le expongo mi sistema de calculo —dijo Haviland Tuf—. Doscientas unidades por la suma que le pague a las autoridades locales, para obtener el deleite de su presencia. Cien unidades por mi traje, que era autentico algodon de Lambereen y resulto totalmente destruido. Cuarenta unidades por los danos causados en el restaurante y que me vi obligado a pagar para cancelar la denuncia presentada por el propietario contra usted. Siete unidades por el delicioso vino de hongos que no me dio la oportunidad de paladear. El vino de hongos es uno de los motivos por los cuales se ha hecho famoso este planeta y aquella cosecha en particular era especialmente apreciada. Con todo ello obtenemos el total de trescientas cuarenta y siete unidades por los danos causados. Y, lo que es mas, su asalto sin provocacion alguna por mi parte convirtio a Dax ya mi persona en el centro de una escena francamente desagradable, causando los logicos inconvenientes a nuestra tranquilidad. Por todo ello estimo que debe imponerse la suma adicional de otras cincuenta y tres unidades, cantidad que me parece generosamente baja. Con ello, el total estimado se eleva a la redonda cifra de cuatrocientas unidades.

Jaime Kreen se rio maliciosamente. —Pues, le va a costar lo Suyo obtener de mi ni siquiera la decima parte de esa cantidad, vendedor de animales —dijo—. No tengo dinero y no voy a servirle de mucho a la hora de trabajar. Ya sabra que tengo los dos brazos rotos.

—Caballero —dijo Haviland Tuf—, si estuviera en posesion de alguna cantidad en efectivo, podria haber comprado usted mismo su libertad y, en tal caso, no le habria sido necesaria mi ayuda. y dado que fui yo mismo quien le rompio los brazos, estoy igualmente al corriente de dicho particular. Tenga la bondad de no recalcar lo ya obvio con frases en las cuales no hay ninguna informacion pertinente. Pese a sus actuales menoscabos fisicos, tengo la intencion de llevarle a mi nave y hacerle trabajar hasta que haya satisfecho la suma que me debe. Venga conmigo.

Haviland Tuf se dio la vuelta y empezo a andar por la calle. Cuando Kreen no hizo ningun ademan de seguirle, Tuf se detuvo y se volvio a mirarle. Kreen estaba sonriendo.

—Si quiere que vaya a algun Sitio, ya puede empezar a llevarme —le dijo.

Tuf acaricio a Dax con expresion impasible. —No tengo ninguna intencion de llevarle a ninguna parte —dijo con Voz atona—. Ya me obligo a tocarle una vez y esa experiencia fue lo suficientemente desagradable como para disuadirme de repetirla. Si se niega a seguirme, volvere a las autoridades y contratare dos guardias para que le lleven a la fuerza hasta donde yo quiera. Sus salarios se anadiran a la deuda. La eleccion es suya —Tuf se dio nuevamente la vuelta y avanzo hacia el espaciopuerto.

Jaime Kreen le siguio con repentina docilidad, mascullando entre dientes.

La nave que les esperaba en el Espaciopuerto de K’theddion era impresionante incluso para Kreen. Era bastante antigua y tenia un aspecto mas bien mortifero, aumentado por sus pequenas alas triangulares de aire amenazador. Su altura era superior a la de las naves mercantes mas modernas que la rodeaban con sus abultadas bodegas. Como solia ocurrirle a los no demasiado numerosos visitantes de Haviland Tuf (aunque no lo admitio), Kreen se quedo todavia mas impresionado al descubrir que el Grifo no era sino una lanzadera y que el Arca les estaba aguardando en orbita.

La cubierta del Arca tenia dos veces el tamano del campo de aterrizaje del Espaciopuerto de K’theddion y estaba repleta de naves. Entre ellas habia otras cuatro lanzaderas iguales al Grifo, una vieja nave mercante con el casco en forma de lagrima, tipica de Avalon, reposando sobre sus algo torcidos soportes de aterrizaje; un caza militar de aspecto mas bien maligno; una especie de barcaza de un tamano absurdamente grande, recubierta de barrocos ornamentos dorados y con un primitivo canon de arpones montado encima; dos naves que parecian de diseno alienigena y no inspiraban demasiada confianza y otra que aparentaba no ser sino una gran placa cuadrada con un pilon en el centro.

—?Colecciona naves espaciales? —le pregunto Jaime Kreen una vez que Tuf hubo posado el Grifo y los dos hubieron bajado a la cubierta.

—Una idea interesante —replico Tuf—, pero no es asi. Las cinco lanzaderas son parte del equipo original del Arca y conservo la vieja nave mercante por razones sentimentales, ya que fue mi primera propiedad. Las demas las he ido adquiriendo durante mis viajes. Quiza deberia ir pensando en limpiar un poco la cubierta, pero siempre existe la posibilidad de que alguna de tales naves pueda revelarse dotada de valor comercial, por lo que, hasta el momento, me he abstenido de hacerlo. Es un asunto en el cual debo meditar. Ahora, haga el favor de acompanarme.

Avanzaron por una serie de salas de recepcion y luego tomaron por varios corredores hasta llegar a un garaje en el que habia varios pequenos vehiculos de tres ruedas. Haviland Tuf le indico a Kreen que subiera a uno, dejo a Dax en el espacio intermedio del asiento y luego lo puso en marcha, enfilando por un enorme tunel lleno de ecos que parecia tener muchos kilometros de largo. El tunel estaba ocupado a los lados por tanques de cristal de muchas formas y tamanos distintos, todos llenos de fluidos y liquidos de variable consistencia. En algunas de las cubas se veian siluetas oscuras que se apilaban lentamente en el interior de bolsas traslucidas, y algunas de ellas daban la impresion de seguirles con la mirada al pasar. Kreen encontro esos movimientos mas bien terribles y espantosos, pero Tuf no parecio prestarles la mas minima atencion. Guiaba el vehiculo con los ojos clavados en la lejania.

Tuf acabo deteniendo el vehiculo en una habitacion identica a la primera que habian visitado, recogio a Dax

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