sillon—, las circunstancias han cambiado un tanto desde mi ultima visita a S’uthlam.

Tolly Mune le habia examinado con gran atencion. Su estomago era aun mas prominente que antes y su largo rostro seguia tan desnudo de expresion como al principio, pero sin Dax en su regazo, Haviland Tuf parecia casi desnudo. Tuf habia encerrado al gran gato negro en una cubierta inferior para mantenerle lejos de Blackjack. Dado que la vieja sembradora tenia treinta kilometros de largo y que en dicha cubierta habia tambien algunos de los demas gatos de Tuf, era dificil que a Dax le faltaran el espacio o la compania pero, de todos modos, debia encontrarse perplejo y algo inquieto. El gatazo psionico habia sido el constante e inseparable companero de Tuf durante anos y cuando era solo un cachorro habia ido a todas partes en sus grandes bolsillos. Tolly Mune sentia cierta tristeza por todo ello.

Pero no demasiada. Dax habia sido la carta maestra de Tuf y ella habia logrado quitarsela. Sonrio y paso los dedos por entre el espeso pelaje gris plateado de Blackjack, desencadenando con ello otra ensordecedora explosion de ronroneos.

—Cuanto mas cambian las cosas, mas iguales siguen —dijo en respuesta al comentario de Tuf.

—Ese es uno de los muchos refranes venerables que se derrumban sometidos a un examen logico —dijo Tuf—, dado que enfrentados a el se revelan como obviamente contradictorios por si mismos. Si las cosas han cambiado realmente sobre S’uthlam, es obvio que no pueden haber seguido igual. En cuanto a mi, viniendo como vengo de una gran distancia, son los cambios lo que me resulta mas notable. Empezando por esta guerra y por su ascenso al cargo que ahora ocupa, que me parece una promocion tan considerable como dificil de prever.

—Y ademas es un trabajo condenadamente horrible —dijo Tolly Mune torciendo el gesto—. Si pudiera, volveria en seguida al cargo de Maestre de Puerto.

—No estamos discutiendo ahora las satisfacciones que le proporciona su cargo —dijo Tuf, y anadio. Tambien debo recalcar que mi bienvenida a S’uthlam fue mucho menos cordial que la recibida en ocasion de mi visita anterior, lo cual me apena, y mas teniendo en cuenta que por dos veces me he interpuesto entre S’uthlam y el hambre, la peste, el canibalismo, el derrumbe de su sociedad y otros acontecimientos tan desagradables como molestos. Lo que es mas, incluso las razas mas toscas y salvajes suelen observar cierta etiqueta rudimentaria hacia alguien que les traiga once millones de unidades, suma que recordara, es el resto de mi deuda para con el Puerto de S’uthlam. Por lo tanto, tenia abundantes razones para esperar una bienvenida de naturaleza muy diferente.

—Se equivocaba —dijo ella.

—Ciertamente —replico Tuf. Y ahora, habiendome enterado de que ocupa usted el primer cargo politico de S’uthlam, en lugar de una mas bien indigna posicion en una granja penal, me siento francamente mas asombrado que nunca en cuanto a las razones por las que la Flota Defensiva Planetaria creyo necesario acogerme con amenazas tan feroces como pomposas, por no mencionar las agrias advertencias y las exclamaciones de hostilidad.

Tolly Mune le rasco la oreja a Blackjack.

—Fueron ordenes mias, Tuf.

Tuf cruzo las manos sobre, el estomago.

—Aguardo su explicacion.

—Cuanto mas cambian las cosas… —empezo a decir ella.

Tuf la interrumpio.

—Habiendo sido ya agredido con tal frase hecha, creo que ahora empiezo a encontrarme en condiciones de apreciar la pequena ironia que encierra, por lo cual no es necesario que me la repita una y otra vez, Primera Consejera Mune.

Si quiere ir a la esencia del asunto le quedaria muy hondamente agradecido.

Ella suspiro.

—Ya conoce nuestra situacion.

—Ciertamente, la conozco en lineas generales —admitio Tuf—. S’uthlam sufre un exceso de humanidad y una escasez de alimentos. Por dos veces he realizado formidables hazanas de ingenieria ecologica a fin de permitir que S’uthlam pudiera alejar el lugubre espectro del hambre. Los detalles de su crisis alimenticia varian de ano en ano, pero confio en que la esencia de la situacion siga siendo la que he descrito.

—Los ultimos calculos son los peores de todos los realizados hasta hoy.

—Ya veo —dijo Tuf. Creo recordar que a S’uthlam le faltaban unos ciento nueve anos para encontrarse con el hambre a escala planetaria y con el colapso de la sociedad, suponiendo que mis sugerencias y recomendaciones fueran puestas en practica.

Tolly Mune se crispo.

—Lo intentaron, ?maldita sea!, lo intentaron. Las bestias de carne, las vainas, los ororos, el chal de Neptuno todo esta en su sitio, pero el cambio obtenido fue solo parcial. Habia demasiada gente poderosa que no estaba dispuesta a renunciar a sus alimentos de lujo y, por lo tanto, sigue habiendo grandes extensiones de tierra cultivable, dedicada a mantener rebanos de animales, plantaciones enteras con neohierba, omnigrano y nanotrigo… ese tipo de cosas. Mientras tanto, la curva de la poblacion ha seguido subiendo mas aprisa que nunca y la maldita Iglesia de la Vida en Evolucion predica la santidad de la vida y el papel dorado que tiene la reproduccion en la evolucion de la humanidad hacia la trascendencia y la divinidad.

—?Cuales son los calculos actuales? —le pregunto con cierta sequedad Tuf.

—Doce anos —dijo Tolly Mune.

Tuf alzo un dedo.

—Para dramatizar un poco su situacion actual, creo que deberia encargarle al comandante Wald Ober la tarea de ir contando el tiempo que les resta en las redes de video. Tal demostracion podria poseer cierta austera urgencia, capaz de inspirar a los s’uthlameses, para que se enmendaran de una vez en sus costumbres.

Tolly Mune fruncio el ceno.

—Tuf, ahorreme sus chistes. Ahora soy Primera Consejera, ?maldicion!, y me encuentro contemplando el rostro feo y granujiento del desastre. La guerra y las restricciones alimenticias son solo parte de el y no puede imaginarse los problemas que tengo.

—Quiza no pueda imaginarios en detalle —dijo Tuf—, pero las lineas generales me resultan faciles de discernir. No pretendo ser omnisciente, pero cualquier persona dotada de una inteligencia razonable puede observar ciertos hechos y hacer a partir de ellos ciertas deducciones. Quiza las deducciones a que he llegado sean erroneas, y sin Dax no puedo estar seguro de ello, pero me siento inclinado a pensar que no es asi.

—?Que condenados hechos? ?Que deducciones?

—En primer lugar —dijo Tuf—, S’uthlam se encuentra en guerra con Vandeen y sus aliados. Ergo, puedo inferir que la faccion tecnocratica, que en tiempos domino la politica s’uthlamesa, ha cedido al poder a sus rivales, los expansionistas.

—No del todo —dijo Tolly Mune—, pero la idea, en principio, es condenadamente acertada. Los expansionistas han ido ganando puestos en cada eleccion desde que se fue, pero hemos logrado mantenerles fuera del poder mediante una serie de gobiernos de coalicion. Los aliados dejaron bien claro, hace anos, que un gobierno expansionista supondria la guerra. ?Infiernos!, de momento no tenemos aun a los expansionistas en el gobierno pero ya tenemos la condenada guerra —meneo la cabeza. En los ultimos cinco anos hemos tenido cinco Primeros Consejeros distintos. Yo soy la ultima, pero probablemente vendra alguien detras mio.

—Sus ultimos calculos parecen mas bien sugerir que la guerra no ha tenido aun efectos sobre la poblacion —dijo Tuf.

—No, gracias a la vida —dijo Tolly Mune—. Cuando la flota de guerra aliada llego, estabamos preparados. Teniamos nuevas naves y nuevos sistemas de armamento, todo construido en secreto. Cuando los aliados vieron lo que les aguardaba se retiraron sin hacer ni un disparo. Pero volveran, ?maldita sea!, solo es cuestion de tiempo. Y ya tenemos informes de que se preparan para un ataque en serio.

—Partiendo de su actitud general y de cierta desesperacion que se refleja en ella —dijo Tuf—, tambien podria deducir que las condiciones en la misma S’uthlam se estan deteriorando con rapidez.

—?Como diablos lo sabe?

—Es obvio —dijo Tuf—. Puede que sus calculos indiquen hambre de masas y el derrumbe para dentro de unos doce anos, pero ello no quiere decir que la vida en S’uthlam vaya a permanecer agradable y tranquila hasta ese momento y que entonces vaya a oirse un sonoro repique de campanas, durante el cual su mundo se haga pedazos. Tal idea es ridicula. Dado que se encuentran muy cerca del punto crucial es logico y esperable que

Вы читаете Los viajes de Tuf
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату
×