—?Maldito seas! —grito Tolly Mune. Jack, maldicion, no alejes tu condenado culo de mi! —su voz levanto una tempestad de ecos, pero el gato no volvi?›. El resto del grupo estaba cada vez mas lejos. Tolly Mune lanzo una ristra de blasfemias y apreto el paso para alcanzarles.

Ante ella aparecio una isla de luz y cuando llego alli, se encontro a los demas instalados en una hilera de asientos junto a una larga mesa metalica. Haviland Tuf, en su trono flotante, se hallaba al otro lado de la mesa, con el rostro inmutable y las manos cruzadas sobre el estomago.

Dax iba y venia por encima de sus hombros, ronroneando.

Tolly Mune se detuvo unos instantes para contemplarle fijamente y lanzo una maldicion.

—?Vayase al infierno! —le dijo a Tuf y luego giro en redondo ?Blackjack! —chillo con toda la potencia de que eran capaces sus pulmones. Los ecos parecian extranamente ahogados, como si la atmosfera del lugar fuera mas espesa de lo norma ?Jack! —no obtuvo respuesta alguna.

—Espero que no hayamos recorrido toda esta distancia solo para contemplar como la Primera Consejera de S’uthlam practica llamando a su animal —dijo el enviado de Skrymir.

—No, ciertamente —dijo Tuf—. Primera Consejera Mune, si tiene la amabilidad de ocupar su asiento, empezaremos de inmediato.

Ella fruncio el ceno y se dejo caer en el unico asiento que aun estaba sin ocupar.

—?Donde diablos esta Blackjack?

—No me arriesgaria a emitir ninguna teoria al respecto —dijo Tuf con voz atona. Despues de todo, es su gato.

—Salio corriendo, detras de uno de los suyos —le replico secamente Tolly Mune.

—Ya veo —dijo Tuf—. Muy interesante. Lo cierto es que, en estos momentos, una de mis hembras acaba de entrar en celo y puede que ello explique sus acciones. No tengo la menor duda de que se encuentra perfectamente a salvo, Primera Consejera.

—?Quiero tenerle aqui, durante esta maldita conferencia! —grito ella.

—?Ay! —dijo Tuf—, el Arca es una nave muy grande y es posible que se encuentren divirtiendose en mil lugares distintos y, en cualquier caso, interferir en sus relaciones sexuales seria incuestionablemente un acto contrario a la vida, segun lai costumbres de S’uthlam. Me costaria mucho decidirme a cometer tal violencia en contra de sus habitos culturales, mas aun cuando me ha recalcado usted misma, con insistencia, que el tiempo es vital, dado que se hallan en juego muchas vidas humanas. Por lo tanto, creo que lo mejor sera empezar.

Tuf movio la mano a un lado, para tocar un control, y una parte de la gran mesa empezo a hundirse hasta desaparecer. Un instante despues de su interior surgio una planta, casi ante las narices de Tolly Mune.

—Contemplen el mana —dijo Tuf.

En la base de la planta habia una especie de amasijo de fibras verdosas que tendrian casi un metro de alto y que parecian un nudo gordiano subitamente dotado de vida. Los zarcillos no dejaban de moverse, a un lado y a otro, como si intentaran salir del recipiente que los contenia. A lo largo de las fibras habia pequenos grupos de hojas tan pequenas como unas humanas y en cuya palida superficie verdosa se distinguia una delicada red de venas negras. Tolly Mune extendio la mano y toco cautelosamente la hoja mas cercana, descubriendo que en su parte inferior habia una fina capa de polvo, que se desprendio ante el roce, cubriendole las puntas de los dedos. Entre los grupos de hojas habia una especie de gruesas vainas blancas, que iban haciendose mas grandes y cobraban un aspecto semejante al de heridas infectadas a medida que ascendian por el tallo central. Tolly Mune vio una, medio escondida por un dosel de hojas, que era tan grande como la mano de un hombre.

—Una planta mas bien repugnante —declaro Ratch Norren.

—No logro entender la necesidad de que haya sido preciso el armisticio y un viaje tan prolongado solo para contemplar una especie de monstruo de invernadero a medio pudrir —dijo el hombre de Skrymir.

—El Triuno Azur se esta impacientando —murmuro su enviado.

—Debe existir algun maldito motivo en toda esta locura —le dijo Tolly Mune a Tuf—, asi que, adelante. Mana, segun nos ha dicho. ?De que se trata?

—Dara de comer a los s’uthlameses —dijo Tuf Dax ronroneaba.

—?Durante cuantos dias? —pregunto la mujer del Mundo de Henry, con una voz muy suave y empapada de sarcasmo.

—Primera Consejera, si tiene la bondad de arrancar una de esas vainas descubrira que su sabor es tan suculento como nutritiva es la sustancia —dijo Tuf.

Tolly Mune miro a su alrededor con el ceno fruncido. Luego rodeo con los dedos la vaina de mayor tamano que pudo encontrar. Su tacto era suave y pulposo. Dio un tiron y arranco facilmente la vaina de un tallo. La abrio con cierta cautela y descubrio que tenia la consistencia interior del pan recien hecho. En el centro de la vaina habia una especie de saco que contenia un liquido oscuro y viscoso que fluia con una seductora lentitud. Sintio de pronto un maravilloso aroma y la boca se le hizo agua. Vacilo durante unos segundos, pero el olor era demasiado bueno. Le dio un mordisco, mastico y trago, dando luego otro mordisco y luego otro mas. Cuatro bocados bastaron para acabar con la vaina y Tolly Mune se encontro lamiendose los dedos.

—Pan de leche y miel —dijo ella. Algo espeso, pero muy bueno.

—El sabor no puede llegar a cansar nunca —anuncio Tuf—. Las secreciones generadas dentro de cada vaina son levemente narcoticas. Cada especimen de la planta mana produce su propia clase, y sus sabores, tan variados como sutiles, son un factor fruto de la composicion quimica del suelo, en el cual ha enraizado la planta y de su propia herencia genetica. La gama de sabores es muy amplia y puede hacerse aun mas amplia cruzando las plantas entre si.

—Espere un momento —dijo Ratch Norren. Se pellizco la mejilla y fruncio el ceno. Asi que esta maldita fruta de pan y miel sabe muy bien ya, claro, claro. ?Y que? Entonces los sutis tendran algo sabroso con que abrir el apetito, despues de haber fabricado unos cuantos pequenos sutis mas. Sera estupendo para hacerles olvidar el aburrimiento de conquistar Vandeen y llenarlo con su gente. Lo siento, amigos, pero Ratch no tiene por el momento demasiadas ganas de aplaudir.

Tolly Mune torcio el gesto.

—No es muy educado —dijo—, pero tiene razon. Ya nos ha dado antes plantas milagrosas, Tuf ?Se acuerda del omnigrano? El chal de Neptuno, las vainas jersi. ?Que diferencia va a suponer el mana?

—Supondra una gran diferencia en varios aspectos —dijo Tuf—. Para empezar, mis esfuerzos anteriores iban dirigidos a incrementar la eficiencia de su ecologia, aumentando la produccion calorica de las limitadas areas de S’uthlam, dedicadas a la agricultura. Es decir, a obtener mas de menos. Por desgracia, no habia tomado en consideracion la innata perversidad de la especie humana y tal como usted misma me ha dicho, la cadena alimenticia en S’uthlam se encuentra muy lejos de haber alcanzado una eficiencia maxima. Aunque poseen las bestias de carne para obtener proteinas, insisten en mantener y alimentar rebanos de animales que son un desperdicio, sencillamente porque algunos de sus carnivoros mas acomodados prefieren el sabor de tal carne al de una tajada de las bestias. De modo similar, continuan cultivando el omnigrano y el nanotrigo, obedeciendo a razones de sabor y variedad culinaria, en tanto que las vainas jersi les darian mas calorias por metro cuadrado. Para expresarlo de forma breve y sucinta, los s’uthlameses siguen insistiendo en preferir el hedonismo a la racionalidad. Que asi sea. Las propiedades adictivas y el sabor del mana son unicos. Una vez que los s’uthlameses lo hayan probado, no encontraran la menor resistencia por razones de paladar.

—Quiza —dijo Tolly Mune no muy convencida—, pero aun asi.

—En segundo lugar —prosiguio Tuf—, el mana crece muy aprisa. Las dificultades extremas piden soluciones extremas y el mana representa tal solucion. Se trata de un hibrido artificial, una especie de complicado encaje, tejido con hebras del DNA, obtenidas en una docena de mundos y entre sus antepasados naturales se incluyen el arbusto de pan de Hafeer, la hierba nocturna de Nostos, los sacos de azucar de Gulliver y una variedad, muy especialmente manipulada, del kudzu procedente de la mismisima Vieja Tierra. Descubriran que es resistente y que se extiende con suma rapidez, que le hace falta muy poco cuidado y que es capaz de transformar un ecosistema con sorprendente rapidez.

—?Muy sorprendente? —le pregunto con sequedad Tolly Mune.

Tuf movio levemente el dedo oprimiendo una tecla que brillaba en el brazo de su asiento. Dax ronroneo.

Las luces se encendieron de repente.

Tolly Mune pestaneo deslumbrada por la subita claridad. Estaban sentados en el centro de una inmensa sala circular que tendria como medio kilometro de un extremo a otro. Su techo, en forma de cupula, se curvaba

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