la conducta de muchos de los animales que habia observado, que hacian verdaderos avances y retrocesos en las primeras etapas del cortejo amoroso. Un par de hombres mas del equipo diplomatico habian demostrado un interes similar en ella. Apenas resultaba sorprendente, dada la cantidad de tiempo que llevaban en la estacion hwarhath.

Charlie habia desalentado las visitas a la nave espacial humana. Los hwarhath podian sentirse incomodos si habia demasiados viajes de ida y vuelta. En cualquier caso, las mujeres de la nave habian establecido relaciones con otros miembros de la tripulacion. A todos los efectos Anna era practicamente la unica mujer humana en centenares de anos luz. Lo cual resultaba incomodo, pero se habia encontrado en situaciones similares mientras hacia sus trabajos de campo. Su respuesta siempre habia sido negativa. Cyprian le caia bien, pero le recordaba demasiado a la gente del servicio de informacion militar; los otros hombres no le interesaban; y las habitaciones de los humanos estaban llenas de microfonos ocultos. Se le erizaba la piel de solo pensar que alguien como Ettin Gwarha pudiera escuchar —y ver, por lo que ella sabia— una grabacion en la que ella apareciera haciendo el amor con un hombre.

No. En la vida habia algo mas aparte del deseo y su satisfaccion. No pensaba arruinar su credibilidad ante los alienigenas.

Dos dias mas tarde, los principales dieron una respuesta. Si los humanos estaban dispuestos a viajar en la nave hwarhath y a quedar muy limitados durante la travesia, podian irse y luego traer a otros humanos. Pero no habia otra alternativa. La estacion y las mujeres debian quedar protegidas.

El equipo de humanos estuvo de acuerdo y la mayoria de ellos se marcharon. Charlie se quedo y Cyprian tambien.

—Voy a ocuparme de esto hasta el final, y si tengo suerte estare en casa a tiempo para ver los Partidos Internacionales del ano proximo. Pero tengo que deciros algo… —El ritmo isleno de su voz se acentuo—. Las cosas mas encantadoras del universo son la hierba verde y los pantalones de franela y las mujeres del Caribe. —Hizo una breve pausa—. Y la musica, la musica islena. He estado sonando con el criquet y el carnaval.

Anna se echo a reir.

Se quedaron solos durante una temporada: Anna, Charlie, Cyprian y Haxu, la pequena traductora. Luego la nave hwarhath regreso con un contingente de fisicos y nuevos diplomaticos. Anna se sentia muy alejada de aquellos humanos desconocidos. Las noticias que traian no le interesaban especialmente. ?Que le importaba a ella de las ultimas series de exito en las cadenas dramaticas? Su interes por la politica, sobre todo la politica de la Tierra, nunca habia sido grande, y siempre habia una nueva crisis ambiental. Al cabo de un tiempo, resultaba dificil preocuparse o enfadarse. La humanidad sobrevivia lo mejor que podia, con inteligencia y coraje, maldiciendo a los antepasados que habian provocado aquel lio y habian dejado que las generaciones posteriores se ocuparan de resolverlo.

Poco despues de la llegada de los humanos, un grupo de mujeres hwarhath se marcho. Eh Matsehar se fue con ellas; debia volver a casa por un asunto que no podia comentar. Eh Leshali se quedo; parecia satisfecha, aunque no dijo por que.

Anna fue a ver a Ettin Gwarha.

—?Que esta ocurriendo? Mats se marcha sin decirme nada, y Eh Leshali parece el gato que se comio el canario.

El general arrugo el entrecejo y pidio una explicacion. Sabia que existian los gatos, unos pequenos animales domesticos que mataban ratones, ?pero que era un canario? ?Una especie de raton? ?En que sentido se podia decir que Eh Leshali parecia un comedor de ratones que acababa de hacer su trabajo?

Anna le explico lo de los gatos y los canarios.

—Ah —exclamo el general y le explico lo que ocurria con Mats.

El Tejido habia decidido que necesitaba informacion sobre la moralidad humana tal como aparecia descrita en el arte de los humanos. Querian ver todas las obras de Shakespeare William que habian sido traducidas a la lengua principal hwarhath; Eh Matsehar regresaba a su hogar para trabajar en un festival de obras de Shakespeare.

Nick iba a moderar el debate con el publico despues de cada obra. Anna tuvo la subita y maravillosa vision de un teatro lleno de matronas peludas con Nick en el escenario respondiendo preguntas, paseando de un lado a otro, con las manos en los bolsillos o repantigado en un sillon.

—?Que sucedera si el Tejido decide que los humanos no somos personas?

—Esa es una pregunta dificil —repuso Ettin Gwarha.

—?Que ocurrira con Nick y con usted?

Estaban en el despacho del general. El tapiz habia sido reemplazado por el holograma de un desierto amarillo bajo un ceniciento cielo verde. De este colgaban dos lunas que despedian un brillo palido bajo la luz del sol. Una era una luna creciente. La otra era una media luna. Ettin Gwarha observo el holograma y luego la miro a los ojos.

—Creo que lograre salvarle la vida. Aunque es una perversion practicar el acto sexual con animales… no es, por supuesto, tan malo como hacerlo con mujeres o ninos; y no tenemos mascotas en el perimetro; y, por supuesto, no se permite que los animales peligrosos anden sueltos en las zonas habitadas por la gente.

A ella se le empezo a erizar la piel.

—Por su expresion me doy cuenta de que lo que digo le resulta desagradable. Eso es lo que ocurre cuando se hacen preguntas, miembro Perez. Uno descubre cosas a menudo desagradables. Deje a los hombres las actividades de los hombres.

Llegaron y se marcharon mas mujeres. Pero los grupos ahora eran mas pequenos y no incluian politicas. El Tejido tenia la informacion que necesitaba, dijo Ettin Gwarha. Ahora comenzarian las discusiones y verian las obras de Shakespeare. Eso habia quedado para el final, con el fin de que el Cuerpo de Arte tuviera tiempo de ensayar.

Anna empezaba a ponerse nerviosa. Le disgustaba esperar los resultados de cualquier tipo de examen, y este era realmente importante. Toda la especie podia obtener un suspenso. Necesitaba distraerse con algo. Saco sus notas de Reed 1935-C. Durante los dos —no, casi tres— ultimos anos las habia llevado consigo, pensando que tenia que ponerse a trabajar en serio en ellas. Al principio habia estado tratando con los humanos del servicio de informacion militar; concluida esa etapa, habia estado ocupada intentando encontrar una forma de ganarse la vida y volver al espacio; y luego habia estado ocupada aqui. Y quiza creia que no valia la pena. Le habia parecido que su carrera estaba arruinada. Pero la situacion habia cambiado. Ya sabia sobre las mujeres hwarhath mas que cualquier humano, salvo Nicholas Sanders, tal vez, y si lograba llegar al planeta nativo de los hwarhath, se convertiria en alguien insuperable. Ningun erudito humano estaria a su altura.

Pero tenia que escribir y publicar.

Primero algunos articulos sobre los seudosifonoforos, luego el material importante: la cultura de las mujeres hwarhath.

Anna puso manos a la obra.

III

Una tarde regreso a sus habitaciones. Cuando la puerta se abrio sintio olor a cafe.

Nick estaba de pie en la sala de estar, con su tazon en la mano; cuando ella entro, lo levanto.

—Hola, Anna. —Tenia la cara bronceada y su largo pelo rizado se habia vuelto casi totalmente gris. Un bigote sorprendentemente oscuro le cubria el labio superior.

Anna sintio un raro regocijo que no pudo expresar y dijo:

—?Por que te has dejado crecer el bigote?

—Por hacer algo. Necesitaba hacer algo. ?Que quieres? ?Cafe ovino?

—Vino. —Se sento y levanto los pies. Habia estado en la piscina reservada a las mujeres y habia nadado hasta quedar agotada.

El entro en la cocina y volvio con un vaso que le entrego. Ella bebio un trago: un buen tinto.

Nick se acerco a la pared que se alzaba frente al sofa y se apoyo en ella; se toco el bigote con un

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