Al otro lado, la colina descendia hasta una amplia playa y el mar. El fondo era poco profundo. Las olas rompian formando largas lineas blancas.
—?Como llego a esta situacion? —pregunto Anna.
El se echo a reir.
—Ese es el tipo de pregunta que haria un
Hizo una breve pausa y contemplo el mar.
—No mienten demasiado. ?Recuerda la frase sobre los antiguos persas? Probablemente es de Herodoto. Ensenaban a sus hombres a cabalgar, a disparar flechas y a decir la verdad. Los
—?Eso significa que no quiere hablar del tema?
Volvio a hacer una pausa.
—Por ahora no.
Caminaron por la cima de la colina. Los tallos de esporas las habian soltado todas y ya no eran plumosos. Se inclinaban bajo el viento como juncos.
Muy bonito. Muy relajante. O tal vez esa no fuera la palabra adecuada. Creador de felicidad. El viento se llevaba el aburrimiento y el cansancio.
Al cabo de un rato, Nicholas dijo:
—No quiero que se forme la idea de que todos los
—?A quien le esta hablando? —pregunto Anna. El sonrio.
—A usted, entre otros. Bajemos. Quiero saber algo mas sobre sus animales.
Caminaron hacia la bahia, seguidos por los soldados. Cuando llegaron a la barca, Nicholas hizo una pausa y dijo algo al alienigena. Anna entro en la cabina.
—Tenemos compania, Yosh.
Nicholas entro agachandose para pasar por la puerta mas bien baja. Yoshi se puso de pie, amable y un poco incomodo. Nunca se sentia totalmente comodo con los desconocidos.
—El es… —Anna vacilo—. ?Tiene algun titulo o rango? El asintio.
—La traduccion literal seria «portador». Equivale aproximadamente a capitan.
—El capitan Sanders. El doctor Nagamitsu Yoshi. El capitan esta interesado en nuestros individuos de la bahia.
Yoshi parecio desconcertado. Intentaba reconocer a Nicholas y no lo lograba. Era alguien del recinto, evidentemente. No habia extranjeros en el puesto. Pero de ahi no pasaba. Anna casi pudo ver como trabajaba su mente, intentando recordar que comunidad humana utilizaba el titulo de portador. —?Por que no le muestras el equipo, Yosh? Asi lo hizo: el sonar y el radar, las camaras subacuaticas y los microfonos, el equipo que media el caudal de agua de la bahia. Explico como se tomaban y se analizaban las muestras. Finalmente le hablo de Moby.
Durante todo ese tiempo los soldados se quedaron fuera. El chico estaba en la entrada, al alcance de la vista. (Yoshi lo miraba de vez en cuando, perplejo.) Anna no veia al alienigena.
—Estan hablando con ellos, utilizando la masa flotante —dijo Nicholas.
—Nos estamos comunicando —repuso Yoshi—. No hay duda de eso; pero no estamos seguros de mantener conversaciones. Para empezar, no parecen poseer nada parecido a la gramatica. Nuestra tendencia es pensar que cualquier criatura inteligente debe tener una forma de hablar de relaciones, de hablar sobre causa-y-efecto.
»Les decimos palabras. Ellos nos responden con otras palabras, y a veces con las mismas. Pueden ser como loros, sobre todo durante la epoca de apareamiento. Tiene que haber visto el despliegue de las ultimas semanas. ?Lleva mucho tiempo aqui?
—Desde que llegaron los
—Ah —dijo Yoshi. Aun no habia logrado deducir quien era el hombre.
Anna estaba presenciando un ejemplo realmente refinado del pensamiento watsoniano, llamado asi (por supuesto) en honor al companero de Sherlock Holmes, un hombre de gran malicia. El buen doctor no era estupido. Simplemente no caia en la cuenta de ciertas cosas, como en ese momento hacia Yoshi, que estaba a punto de explicar como habian ensenado a los animales a cantar
—Lo tradujimos al codigo de emergencia internacional y se lo enviamos a Moby… por supuesto durante la epoca del apareamiento, y ellos lo captaron. No logramos que lo hicieran como un dialogo; insistian en sincronizarlo. Realmente esplendido, aunque no la conducta propia de una especie inteligente.
—?Por que no? —pregunto Nicholas—. Usted esta hablando de cantar a coro. Los humanos lo hacen, lo mismo que los
—?Si? —dijo Yoshi—. No me habia dado cuenta.
—Y sin embargo la unidad monetaria internacional no cayo—. Yo me refiero a que repiten como loros. Repiten hasta la saciedad… con nosotros o entre si. Eso no es un signo de inteligencia.
—?No es un problema ficticio? —pregunto Nicholas—. Inteligencia es un termino resbaladizo lo mismo que la mayoria de los que podrian ser sus sinonimos. Comprension, conciencia, aprehension en el viejo sentido, razon. ?Hasta que punto tiene sentido hablar de inteligencia en toda clase de seres? ?Los humanos o los
Yoshi lo miro con expresion de reproche.
—Queremos tener a alguien con quien hablar. Alguien que comprenda.
—Entonces hable con los individuos que estan en lo alto de la colina, aunque no apostaria nada a favor de su comprension. —Nicholas miro al cabo—. ?Tienes hora?
El chico echo un vistazo a la culata del rifle.
—Las quince y cincuenta.
—Sera mejor que me vaya. El avion saldra temprano. —Se volvio hacia Yoshi, que lo miraba con la boca abierta—. Gracias, doctor Nagamitsu. Adios, Anna.
Se agacho para salir de la cabina y Yoshi dijo:
—Ese es el hombre…
—?Aja! —lo interrumpio Anna—. Estaba esperando a que lo descubrieras. ?Te has fijado en su ropa?
—He pensado que tal vez habia ocurrido algo con la moda en la Tierra, o que quizas era una especie de uniforme. No presto demasiada atencion a los militares. Hay muchos, y de muchas clases. ?Quien puede estar al tanto? ?En que te has metido, Anna?
—En nada que tenga importancia. La gente del recinto sabe lo que esta ocurriendo. No lo han dejado suelto. No va a hacerle dano a nadie.
VI
El despacho del general (el actual, en la isla) tiene el aspecto triste y austero de algo destinado a ser transitorio: paredes grises, alfombras grises de pared a pared, una mesa de trabajo y dos sillas.
No hay ventanas. Al otro lado de la mesa cuelga un tapiz. Es grande y sencillo y tiene el aspecto de pertenecer a un lugar publico. Nunca lo habia visto en ninguna de sus habitaciones. Debio de conseguirlo en la bodega de la nave principal: algo para cubrir una pared vacia.
En medio del tapiz arde una hoguera roja, naranja y amarilla. Los colores irradian de ella menos intensos, pero sin embargo brillantes y calidos, como si el fuego iluminara el suelo que lo rodea. A medida que se alejan del fuego, los colores empiezan a apagarse y se vuelven un poco grises. Finalmente, a mitad de camino del borde del tapiz, los colores en expansion tocan las espadas, que son decididamente grises: un matiz frio que resulta duro. Estan dispuestas en circulo, cada punto tocando la empunadura de la siguiente, de manera tal que el circulo es
