respirar.

—Respirare yo por los dos. —Melissa estaba rebosante de energia—. Te ayudare, y tampoco subiremos hasta el final. Lo justo para disfrutar de la vista. Venga, en marcha.

El ama de llaves automatizada habia previsto su necesidad de embalar comida, del mismo modo que les habia proporcionado el desayuno y dispuesto un coche para ellos. Sabia que mapas habia consultado Drake y habia decidido que Birhan no se encontraba a un dia de marcha para una persona.

El coche deslizador avanzaba veloz, a un metro aproximado de la superficie, sin hacer apenas ruido. Maniobraba en todo tipo de terrenos con facilidad, por agua igual que por tierra. Cuando surcaban el lecho rocoso y casi seco de un amplio rio, Drake levanto la mirada del monitor que trazaba su ruta.

—Este es el Nilo Azul. Me pregunto que le ha ocurrido.

—Lo desviaron hace cuatrocientos anos. —Como de costumbre, Melissa lo sabia todo—. Una vez se quedo completamente seco. Ahora parece que los antiguos diques estan cediendo. Ya nadie los necesita.

El terreno ascendia constantemente, y el deslizador seguia la pendiente sin esfuerzo. Por lo que se referia a Drake se hubiera contentado con viajar sentado hasta la cumbre nevada. Melissa tenia otras ideas.

—Aqui esta bien. —Detuvo el coche—. Estamos a dos mil quinientos metros. Seguiremos a pie y comeremos algo cuando lleguemos arriba. El deslizador se quedara aqui.

Estaba senalando, no a la montana sino al monitor. Este mostraba una pequena zona llana donde la ladera se nivelaba a unos seiscientos metros por encima de ellos. Era facilmente accesible por un lateral, pero las lineas geodesicas indicaban que el otro borde terminaba en una abrupta caida de trescientos metros.

Melissa se apeo agilmente del vehiculo de un salto. Drake la imito, menos agilmente. Flexiono los hombros. Empezaba a notar el esfuerzo anadido que debian realizar sus pulmones.

Iniciaron el ascenso. Melissa parecia detectar la ruta mas accesible por instinto, y en vez de competir con ella, Drake se mantenia dos pasos por detras y la seguia. Se temia que fuera peor que el dia anterior, pero Melissa mantenia un paso lento y constante adecuado a su resistencia. Los dos se habian puesto ropa de abrigo. Melissa llevaba gruesos pantalones azules y una chaqueta acolchada que hacia juego con el color de sus ojos. Drake se pregunto como habia fabricado o encontrado ese color el ama de llaves automatizada de la cabana… como habia sabido siquiera que debia encontrar ese color.

Hoy, a esta altitud, las ropas de abrigo eran necesarias. Drake sentia un cosquilleo en las orejas. La brisa que le acariciaba la espalda era fria, pero parecia ayudar a empujarlo hacia delante.

Al menos por un momento. Siguio sintiendose aliviado cuando coronaron la ultima elevacion y llegaron a la pequena llanura. Melissa no se detuvo, sino que continuo caminando hasta cruzarla.

—Alli —dijo—. Por esto hemos venido. Eso es Africa.

Estaba senalando hacia el oeste. Drake llego a su lado y retrocedio al instante, sobrecogido. La vista era increible. Alcanzaba a ver lo que parecian cientos de kilometros de colinas y llanuras. Pero se encontraban al filo de un acantilado abrupto. Era tan escarpado que no podia ser natural. Alguien, en algun momento, por algun motivo inexplicable, habia cortado el costado entero de la montana hasta convertirlo en una pared de roca que caia verticalmente sin cornisas ni oquedades hasta el fondo erizado de piedras de una sima de trescientos metros de profundidad.

—Ten cuidado, Melissa. —Retrocedio un poco mas y se sento. Soplaba un viento racheado en la llanura y la proximidad del abismo era aterradora.

La mujer se giro y le sonrio.

—No hace falta que te preocupes por mi. Mira.

Ante la horrorizada mirada de Drake, Melissa cerro los ojos y camino a lo largo del filo, tan cerca que con cada paso a ciegas pisaba con medio pie fuera de la roca. Cuando empezaba a convencerse de que se iba a caer, la mujer se dio la vuelta y se acerco a el lentamente.

—Todo en orden. ?Comemos?

—Comemos, cenamos, lo que quieras…, pero mantente lejos del borde.

—Te preocupas demasiado, Drake. —Melissa se sento junto a el con gesto indiferente—. ?No comprendes que podria pasarme el dia entero haciendo cosas asi, sin resultar herida?

La creia pero, para su alivio, ella siguio su consejo y se quito la mochila. Drake contemplo la cara de la llanura, con su suave ladera descendente. Con un poco de suerte Melissa daria por concluidas las escaladas por un dia.

Empezaron a comer. Pese a ser pleno invierno, en esta latitud la luz del sol era intensa. Resaltaba hasta el ultimo detalle del rostro de Melissa: la sonrisa satisfecha, el lustre de su piel perfecta y los deslumbrantes ojos azules. Drake decidio que jamas en su vida habia visto una mujer que tuviera un aspecto tan saludable.

Estaba mirandola fijamente cuando se produjo el cambio. Melissa acababa de morder un trozo de apio. Mientras tragaba, las comisuras de su boca se desplomaron. Su cara se ensombrecio, obedeciendo a un brusco torrente de sangre. Aquellos ojos esplendidos se extraviaron en la nada y miraron colericamente en rededor.

—Ha de ser —dijo—. Ha de ser.

Se levanto. Mientras Drake se quedaba paralizado ella camino cinco pasos de espaldas. Drake seguia intentando ponerse de pie cuando ella tomo carrerilla y se lanzo al aire desde el borde del acantilado.

—?Melissa! —Se olvido de sus temores y se acerco al filo.

Melissa caia, con los brazos en cruz. No cambio de postura, tampoco grito. Drake, horrorizado, vio como su figura cenida de azul disminuia de tamano. Ya habia descendido decenas de metros. Su postura era un salto del cisne en perfecto equilibrio, como una saltadora de trampolin en la primera fase de su caida. Pero en lugar de agua, bajo ella no habia nada salvo roca solida y penascos de agudas aristas.

Cuando nada en el mundo podia salvarla, la cara entera del acantilado entro en erupcion de repente de arriba abajo. Proyecto una nube de atomos de polvo como una alfombra al sacudirse. En lugar de caer o propagarse, las particulas convergieron para formar un denso penacho gris que se unio mas aun al volar en pos del cuerpo de Melissa. Cuando llego a la posicion adecuada, se extendio para formar un manto gris debajo de ella.

Melissa debia de haberlo visto venir. Empezo a gritar y a agitar los brazos, intentando evitar el contacto de la capa gris alterando la trayectoria de su caida. No sirvio de nada. El manto la alcanzo y se plego a su alrededor. Drake vio sus brazos, que sobresalian de la cobertura envolvente y la manoteaban desesperadamente.

La caida en picado se habia interrumpido. Ante la mirada de Drake, el cilindro gris de la envoltura se movio rapidamente a la derecha, lejos del grueso de la montana. En menos de un minuto se perdio de vista.

Drake se quedo mirando hacia abajo. Melissa habia desaparecido, pero el paisaje rocoso al pie del acantilado parecia arrastrarse y convulsionarse a sus pies como un mar de aceite. Sentia las piernas demasiado debiles como para tenerse en pie. Profirio un alarido y se desplomo en la tosca superficie de piedra y grava. La rastrillo con los dedos, intentando apartarse del precipicio.

Seguia sentado todavia, con la mirada perdida en la feroz luz del sol de invierno, cuando un artefacto sin alas aterrizo flotando junto a el.

—Esta bien, Drake. —Par Leon era uno de los ocupantes de la aeronave. El tono de su voz era de disculpa. A su lado habia una mujer de semblante petreo—. No pasa nada. Vamos a llevarte a casa.

8

La supermujer incompleta

La mujer se llamaba Rozi Tegger. Par Leon dejo bien claro, mas por su lenguaje corporal que por ninguno de sus comentarios, que no se trataba de una intima amiga. Tegger y el se ocupaban de Drake con sumo cuidado, respondiendo a sus desconcertadas preguntas mientras la aeronave los transportaba de vuelta a casa.

Para Drake, solo habia dos preguntas verdaderamente relevantes: ?Esta viva? ?Esta bien?

—Melissa Bierly esta viva, sin duda —repuso Tegger. Leon le habia cedido la primera fase de las explicaciones—. Sin embargo, dista de estar bien.

—?Esta herida?

—En absoluto. Ninguno de los dos corriais verdadero peligro, aunque no queriamos que lo supierais. Os

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