unica distraccion consistia en estimar las probabilidades de que todo saliera tal como esperaba. Las probabilidades eran siempre deprimentemente escasas.
Mientras intentaba decidir que aprender, seguia sin resolver ese complicado primer problema: conseguir dinero.
Se decidio a visitar a su antiguo maestro. Su relacion con Bonvissuto habia evolucionado a traves de tres etapas distintas. Al principio se habia sentido absolutamente maravillado ante el talento musical y los conocimientos enciclopedicos del profesor. Bonvissuto parecia saberse, y ser capaz de tocar de memoria con su adorado Steinway, sus propias transcripciones para piano de cualquier obra de cualquier compositor. Despues de tres anos de estudios, la actitud de Drake experimento un cambio. Todavia respetaba y admiraba la sapiencia de su mentor, pero en cuestiones apartadas de la musica llego a pensar que Bonvissuto resultaba un tanto comico. No podia pasar por alto los zapatos de tacon alto, los claveles rojos en el ojal, los mechones tenidos de castano que le caian sobre los hombros, el caprichoso acento italiano, y la infatigable actividad romantica.
Fue Ana, el ultimo ano de Drake como alumno de Bonvissuto, la que le revelo otra faceta de su maestro.
—?No te das cuenta de lo mucho que te envidia? —dijo una tarde en que estaban sentados para repasar un fragmento anotado de
—?Quien?
—El Bonvi. ?Quien si no?
—?A mi? —Drake bajo la partitura—. ?Por que demonios tendria que envidiarme? Sabe diez veces mas sobre musica de lo que sabre yo en mi vida.
—Si. Pero asi y todo te envidia… por el mismo motivo que te envidio yo. El ensena musica. Yo la toco. Pero tu la creas. Ni el ni yo podemos hacer eso. ?No te has fijado en la expresion de sus ojos cada vez que le llevas una melodia preciosa y original? Se alegra, pero tambien se entristece. Debe de corroerlo por dentro, tener tanto talento y aun asi carecer de una chispa fundamental.
Los comentarios de Ana inspiraron en Drake una ultima opinion sobre su maestro. El profesor podia ser sarcastico y tener mal genio. Sin duda era vanidoso, y un mujeriego empedernido. Pero adoraba la musica, con una pasion y una fuerza y una devocion que no reservaba para ninguna otra cosa en la vida.
Y fue Ana de nuevo la que mejor lo expreso. Cuando una discusion sobre las canciones inglesas de Haydn fue interrumpida por una llamada telefonica de la ultima conquista de Bonvissuto, Ana le dijo a Drake, en voz baja y con genuino afecto por su maestro:
—Escucha eso. Le dice a Rita, y a Charlene y a Mary y a Leah y a Judy, que las ama, y creo que es cierto. Pero cambiaria el lote completo por una nueva sinfonia de Haydn.
?O una nueva obra original de Drake Merlin? Drake no estaba seguro, ni entonces ni nunca. Pero, dos meses despues de que Ana fuera introducida en la criomatriz, se presento sin avisar una manana en el despacho de Bonvissuto. El profesor le dedico una mirada sobresaltada antes de agachar la vista.
—Lo se, lo se —dijo—. Lo siento mucho.
Hacia tres anos que no se veian, pero Bonvissuto habia seguido la carrera de todos sus antiguos alumnos. Sentia un profundo orgullo por ellos. Naturalmente, sabia lo de Ana.
—No he venido para hablar de ella —dijo Drake— a menos que usted quiera, me refiero. He venido para pedirle consejo.
—Si esta en mi mano, lo que sea. Por ti y por la pequena Ana, sera un placer… —Bonvissuto se interrumpio, trago saliva, y aparto la mirada. El volatil personaje italiano no era totalmente falso.
—Me hace falta dinero. —Drake hablo desapasionadamente a la espalda del hombre. Necesitaba consejo, no apoyo emocional—. Mucho dinero. Me preguntaba si tendria usted alguna sugerencia.
—?Tu! El menos comercial de todos mis alumnos. ?Oh! —Bonvissuto se dio la vuelta y Drake vio en sus ojos un subito entendimiento—. Lo se. Yo pase por lo mismo, hace dos anos. Los malditos hospitales…, los analisis, y todos los medicamentos, y esos precios desorbitados…, cinco dolares por una aspirina, doscientos dolares al dia por una habitacion, cincuenta dolares por un medico que no te visita mas que dos minutos y que ni siquiera te mira a la cara…, lo desangran a uno.
Drake asintio. Era una presuncion equivocada, pero dejarlo correr le ahorraria muchas explicaciones.
—Tengo que conseguir todo el dinero que pueda. Cuanto antes. No se como.
—Pero yo si. —Bonvissuto se acerco a su piano—. Siempre y cuando estes dispuesto a bajar el liston. ?Lo estas?
—No lo se. ?A que se refiere?
—No te preocupes. No voy a sugerirte que montes una banda de rock. Compones bien, y rapido. Pero tu musica es demasiado compleja para alcanzar la popularidad. Esto es lo que escribe Drake Merlin. —Bonvissuto ejecuto una secuencia de acordes dispares sin un eje tonal definido, y por encima de ellos con la mano derecha una errabunda melodia angular.
—?Eso es de mi
—En efecto. Me he tomado la libertad de redactar una trascripcion para piano. —Bonvissuto no parecia en absoluto arrepentido—. Es preciosa…, para ti, y para mi, y puede que para unos cuantos miles de personas. Pero si lo que quieres es llegar a gustar a millones, tendras que ser mas simple, mas accesible. Algo asi. —Bonvissuto toco un garboso tema de bajo, acompanado de un vertiginoso
Drake fruncio el ceno.
—Eso es de Danny Elfman. Para la banda sonora de una pelicula.
—Si que lo es. ?Intentas decirme que estas por encima de cosas asi?
—En absoluto. Es de primera. Pero no puedo presentarme en un estudio cinematografico y pedirles que me den la musica de una pelicula. Me echarian a patadas.
—Por supuesto. —Bonvissuto se encogio de hombros—. Esta claro que no vas a empezar por ahi. O mejor dicho, si quieres empezar por ahi, no puedo ayudarte. Pero hay muchos caminos que apuntan en esa direccion. —Se levanto, se dirigio a su antiguo escritorio de madera de roble, y cogio un bloc de notas corriente de color negro con el lomo en espiral—. No paro de oir hablar de mercados musicales. Lo anoto todo. Estan abiertos para ti, siempre que no te empenes en componer nada innovador. La gente se siente comoda con lo que ya conoce. Dicen que saben lo que les gusta, pero en realidad les gusta lo que saben. Fijate en esto.
Abrio el cuaderno y recorrio la lista de entradas con su largo y delgado dedo indice.
—Incluyo conciertos y recitales en esta lista, pero a ti te recomendaria encarecidamente la composicion. ?Estas dispuesto a escribir una obertura conmemorativa para el centesimo aniversario del primer vuelo de un aparato mas pesado que el aire? Ofrecen cuatro mil dolares, por once minutos. El tiempo requerido es preciso, ni mas ni menos. La obra se tocara despues del himno nacional, despues de una seleccion de
—?Que tendria que hacer?
—Escribirias la musica, despues de pasarte media hora escuchando a Lamar Malory tararear los temas, sin precision y desentonando. Tu nombre, evidentemente, no aparecera en la obra final. El suyo si. La tarifa propuesta, por tu musica y tu silencio, es de cuatrocientos dolares por minuto compuesto. No es mucho, pero la musica no tiene por que ser demasiado buena. De hecho, levantaria sospechas si lo fuera.
Drake se mordio la lengua para no preguntarle a Bonvissuto por que no aceptaba el los encargos.
—?Cuales son los plazos de entrega?
—?Cuando podrias tenerlo listo?
—Antes que cualquier otro que puedan encontrar. Me quedo con los dos. Con todos los que pueda conseguir, de hecho. Escribire dia y noche si hace falta.
—Vere lo que puedo hacer. No puedo garantizarte ninguno de los otros encargos, pero me asegurare de que te pongan en la lista de espera. Despues de eso, dependera de ti. Te lo advierto, tendras que vertelas con personas que llevan tanta musica dentro como un perro que ladra a la luna. —Bonvissuto se encogio de hombros—. Lo siento, pero ese es el precio. No importa. Cuando hayas conseguido el dinero que te hace falta, podras volver a tu vida normal.
Una vida normal no era lo que Drake tenia en mente; no hasta dentro de mucho. Pero no podia desvelar