sus planes. Le dio las gracias a Bonvissuto y se fue.

Fue el comienzo de un largo periodo de trabajo incesante. Drake acepto encargos, compuso piezas conmemorativas, dio conciertos y grabo discos. A medida que crecia su reputacion de bueno, rapido y fiable, produjo resmas de musica para peliculas y espectaculos buenos, malos e indiferentes. Si alguien comparo sus ultimos trabajos con los anteriores, y penso que estaba pervirtiendo su arte, tuvo la delicadeza de no hacer ningun comentario. Su actitud era simple: si era lucrativo, era aceptable.

Una vez al mes visitaba las instalaciones donde estaba la criomatriz de Ana. No podia verla, pero si sentarse frente a la habitacion donde estaba almacenada. La proximidad de su presencia le inspiraba una extrana tranquilidad. Despues de un par de horas con ella, estaba listo para enfrentarse de nuevo a su trabajo.

A veces ese trabajo era desagradable, le costaba grandes esfuerzos. Puesto que aceptaba plazos de entrega muy ajustados, a menudo se veia obligado a componer hasta bien entrada la noche, rayando en el agotamiento. Pero, a veces, encontraba algun reto comercial que sacaba lo mejor de el. La mejor melodia de su vida se le ocurrio como tema musical para un exitoso programa de television. Y despues de cuatro anos tuvo un golpe de suerte todavia mayor.

Habia escrito un conjunto de piezas breves un par de anos despues de que se conocieran Ana y el, una especie de chiste musical disenado especialmente para complacerla. Eran formas barrocas, con armonias periodicas, pero el les habia anadido unos cuantos toques de armonica moderna, un regusto picante insertado alli donde mas sorprendente y sugerente pudiera resultar.

Habian cosechado bastante exito, si bien solo para un publico limitado. Ahora, con el encargo de producir la banda sonora para una serie de dramas televisivos sobre la vida en la Francia del siglo XVIII, y enfrentado a otra fecha de entrega imposible, Drake recurrio a desguazar, adaptar y simplificar su trabajo anterior. Los dramas resultaron ser el golpe de la decada. Se dijo de su musica que tenia el merito de ser en gran parte la razon de su exito. De pronto sus minuetos, sus bourrees, sus gavotas, zarabandas y rigodones estaban en todas partes. Y conforme emanaban de los altavoces, los derechos de autor le llegaban de todos los paises del mundo.

Drake siguio trabajando con mas ahinco que nunca. Establecio una fundacion y un patronato. Eso garantizaba el cuidado continuo del criocadaver de Ana durante siglos, daba igual lo que le ocurriera a el.

Libre de la necesidad de dinero, cambio el rumbo de su obra. En lugar de componer interminablemente, se entrego con empeno a empaparse de cuanto pudiera averiguar sobre la vida privada y personal de sus contemporaneos musicales. Los entrevisto, entretuvo, agasajo y analizo, y escribio largo y tendido acerca de ellos. Pero nunca con todo detalle. Se cuido de dejar en cada trabajo una coletilla, un sugerente: «Quedan muchas mas cosas por decir y podrian decirse; pero por ahora prefiero omitirlas deliberadamente».

?Que era lo que mas desearia saber la gente del futuro acerca de sus antepasados? Drake tenia su propia respuesta. No les fascinarian las obras formales, las biografias oficiales, los conocimientos de libro de texto. De eso tendrian para dar y tomar. Lo que querrian seria los detalles personales, los chismorreos, las habladurias. Querrian el equivalente de los diarios de Boswell y Samuel Pepys. Y si existiera la posibilidad de acceder no solo al legado escrito, sino al biografo en persona, hablar con el y hacerle mas preguntas…

No era un trabajo que pudiera realizarse con prisas. Pero, al final, despues de nueve largos anos, Drake se sintio todo lo preparado que podria llegar a estar jamas. Existia siempre la tentacion de anadir una entrevista mas, de escribir otro articulo.

La resistio, y por un momento considero una cuestion diferente. ?Como iba a ganarse la vida en el futuro? Podrian transcurrir solo treinta anos, pero bien pudieran ser ochenta, o doscientos, o mil. ?Podria Beethoven, transportado de repente del ano 1810 al 2010, ganarse la vida como musico?

Para ser mas realistas, ?como se las compondrian Spohr, o Hummel, o cualquier otro contemporaneo de Beethoven menos famoso? Drake estaba dispuesto a apostar que ellos, y el, podrian apanarselas en cuanto le cogieran el tranquillo a la epoca. Seguramente les fuera mejor que a ese genio mucho mayor, el titan de Bonn. Los otros eran mas adaptables, mas flexibles, mas astutos politicamente hablando.

?Y si se equivocaba, y no habia manera de que pudiera ganarse la vida con su musica? Entonces haria el equivalente del siglo XXIII a lavar platos para salir adelante. Esa era la menor de sus preocupaciones.

Un buen dia lo dejo todo, puso sus asuntos en orden, y volvio a casa. Se dirigio a la casa de Tom Lambert sin avisar. Habian mantenido el contacto, y sabia que Tom se habia casado y estaba ocupado criando una familia en el mismo hogar donde habia vivido toda su vida. Pero no dejo de ser una sorpresa pasear por la tranquila calle jalonada de arboles, asomarse al mismo seto de alhena y ver a Tom en el patio jugando al beisbol con un desconocido, un nino de ocho anos que lucia una flamante nueva version del copete pelirrojo con canas de Tom.

—?Drake! Cielo santo, ?por que no has llamado para decirme que estabas en la ciudad? ?Como te va? Estas mas delgado que nunca. —Tom habia perdido algo de cabello pero habia ganado una panza para compensar. Condujo a Drake adentro, mimandolo como si del Hijo Prodigo se tratara, encabezando la marcha hasta el estudio familiar. Cuando su esposa se dirigio a la cocina para preparar el ternero engordado, Tom contemplo a Drake con orgullo y placer.

»Oimos tu musica por todas partes, ?sabes? —dijo—. Es absolutamente estupendo saber que tu carrera marcha tan bien.

Segun los estandares de Drake, no era ese el caso. Tenia la impresion de no haber compuesto una obra de primera en anos. Pero Bonvissuto tenia razon: Tom, como tantas otras personas, se sentia comodo musicalmente con lo que le resultaba familiar. Desde ese punto de vista, y en terminos de exito comercial, Drake estaba en la cresta de la ola.

Ardia en deseos de ir directo al grano, pero los tres pequenos de Tom deambulaban por el estudio y la sala de estar, curiosos por ver al afamado visitante. Luego vino la cena en familia y, a la postre, licores contemplando la puesta de sol. Drake se sento en el sillon de los invitados de honor, con Tom y su mujer, Mary-Jane, llevando casi todo el peso de la conversacion.

A las diez en punto, Mary-Jane desaparecio para acostar a los ninos. Drake se quedo a solas con Tom. Por fin. Cogio aire, saco el formulario, y se lo entrego a su amigo sin decir palabra.

Al echarle Tom un vistazo y comprender de que se trataba, toda alegria se esfumo de su rostro. Meneo la cabeza, incredulo.

—Pensaba que te habrias olvidado de esto hace anos. ?Que te ha hecho volver a empezar?

Drake lo miro fijamente sin hablar, como si no entendiera la pregunta.

—O puede que no lo olvidaras nunca —continuo Tom—. Tendria que haberme dado cuenta hace horas. Antes estabas tan lleno de vida, tan lleno de humor. Creo que hoy no te he visto sonreir ni una sola vez. ?Cuando fue la ultima vez que te tomaste unas vacaciones?

—Me diste tu palabra, Tom. Me lo prometiste.

Lambert escudrino el enjuto semblante de Drake.

—Olvidate de las vacaciones, ?cuando fue la ultima vez que te tomaste un respiro? ?Cuanto hace que no te tomas una tarde libre, siquiera una hora? Esta noche, eso esta claro.

—Siempre estoy por ahi. Voy a conciertos y cenas.

—Ya. ?Y que haces alli? Seguro que no te relajas. Entrevistas a la gente, y tomas apuntes, y produces un torrente de articulos. Trabajas. Has estado trabajando, sin descanso, un ano tras otro. ?Cuanto hace que no estas con una mujer?

Drake meneo la cabeza pero no dijo nada.

Tom suspiro.

—Perdona. Olvida la pregunta. Soy un cretino insensible. Pero tienes que afrontar un hecho, Drake, y no deberias ocultarte de el: esta muerta. ?Me oyes? Ana esta muerta. El trabajo no va a cambiar eso. Desearlo no cambiara nada. Nada puede devolvertela. Y no puedes seguir eternamente con tus sentimientos encadenados y encerrados.

—Me lo prometiste, Tom. Me diste tu solemne palabra de que me ayudarias.

—?Drake!

—?Haces promesas a tus hijos?

—Claro.

—?Las cumples?

—Drake, no puedes utilizar ese argumento, la situacion es completamente distinta. Te comportas como si te hubiera hecho un juramento solemne, pero no fue asi en absoluto.

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