—Entonces, ?como fue? No te molestes en responder. —Drake saco la pequena grabadora del bolsillo interior de su chaqueta—. Escucha. Escuchate.

El tono de las palabras era debil pero bastante nitido.

…si vuelvo a verte dentro de, digamos, ocho o diez anos, y te lo pido de nuevo, ?lo haras? ?Me ayudaras? Quiero que me respondas con sinceridad, y quiero que me des tu palabra.

?Diez anos a partir de ahora? Drake, si vuelves a verme dentro de ocho o diez anos y me lo pides de nuevo, admitire que estaba equivocado. Y prometo ayudarte en tu plan.

?Me lo prometes de verdad? No quiero que un buen dia me digas que has cambiado de parecer, o que no hablabas en serio.

Te lo prometo de verdad. Claro, esto te lo concedo… Se escucho el sonido de la risa de alivio de Tom.

Drake apago la grabadora.

—Dije de ocho a diez anos. Han pasado nueve.

—?Nos grabaste, cuando Ana acababa de morir? No puedo creer que hicieras algo asi.

—Tenia que hacerlo, Tom. Ya entonces estaba seguro de que cambiarias de opinion. Pero sabia que yo no. Tienes que cumplir nuestro acuerdo. Lo prometiste.

—Prometi que te ayudaria, que te impediria cometer una locura. —El rostro de Tom se ruborizo con la intolerable frustracion que sentia—. Por el amor de Dios, Drake, soy medico. No me puedes pedir que te ayude a suicidarte.

—No te estoy pidiendo eso.

—Para el caso da lo mismo. Nadie ha revivido jamas. Quiza nadie lo haga. Si se descubre la manera, Anastasia sera una de las candidatas. Se encuentra en la mejor matriz de Segunda Oportunidad, tuvo la mejor preparacion que se puede comprar con dinero. Pero tu, tu caso es distinto. ?Tu no estas enfermo! Ana estaba muriendose antes de que la congelaran, no tenia nada que perder. Tu lo tienes todo. Estas sano, eres productivo, estas en la cima de tu carrera. Y me pides que lo tire todo por la borda, que te ayude a apostar por que algun dia, sabe Dios cuando, quiza, y solo quiza, puedan revivirte. No te das cuenta, Drake, no puedo ayudarte.

—Me diste tu palabra.

—?Deja de decir eso! Tambien debo respetar mi juramento hipocratico: no danaras. Quieres que arriesgue tu perfecto estado de salud por una muerte segura.

—Tengo que hacerlo, Tom. Si no me ayudas, encontrare a otro. Seguramente a alguien menos competente y de fiar que tu.

—?Por que tienes que hacerlo? Dame una buena razon.

—Ya sabes por que, solo tienes que pararte a pensarlo. —Drake hablaba despacio, persuasivo—. Por el bien de Ana. A menos que yo siga adelante, es posible que decidan no despertarla jamas. Podria ser la ultima de su lista. Tu y yo la conocemos por lo que es en realidad, una mujer unica y extraordinaria. Pero ?que diran los informes? Una cantante, aun no tan famosa como podria haberlo sido, que murio joven por culpa de una enfermedad devastadora. He tenido tiempo para prepararme, estoy seguro de que me despertaran. Y es una ventaja el que goce de buena salud, porque no habra ningun motivo medico para posponer mi reanimacion. En cuanto este seguro de que tienen una cura para lo que mato a Ana, podre despertarla. Empezaremos de nuevo, los dos.

Las mejillas de Tom Lambert habian pasado de un rojo flamigero al blanco.

—Tenemos que hablar de esto un poco mas, Drake. Todo este asunto es una locura. ?Hablabas en serio al decir que buscaras a otro si no te ayudo?

—Mirame, Tom. Dime si crees que hablo en serio.

Lambert lo miro. No dijo nada, pero levanto las manos despacio hasta taparse los ojos.

Transcurrieron seis dias de solidas discusiones, otros siete para ultimar los preparativos. Drake Merlin y Tom Lambert fueron juntos en coche a Segunda Oportunidad.

Drake echo un ultimo y largo vistazo por la ventana a los arboles mecidos por el viento y el cielo nublado, antes de introducirse despacio en el tanque termal.

Tom le inyecto el Asfanil.

Drake decidio que la parte facil tocaba a su fin. Que la parte complicada, si es que habia una segunda parte, estaba a punto de comenzar.

La caida comenzo pocos segundos despues, empujandolo inflexible al descenso mas largo que puede emprender una persona.

Abajo, abajo, abajo.

Abajo hasta el fondo, a dos grados absolutos; mas frio que el infierno mas frio jamas concebido por Dante.

5

El despertar

La arriesgada apuesta habia dado sus frutos, con mas exito de lo que se hubiera atrevido a esperar. Ana estaba viva, la habian reanimado, gozaba de buena salud. Pero la tecnologia del futuro trascendia la salud. Habia hecho de ella, siempre hermosa, una mujer mucho mas vigorosa y deseable de lo que habia sido jamas.

Estaba bailando, y cantaba mientras bailaba; no una obra seria de alguno de sus favoritos, Mahler, Hugo Wolf o Brahms; sino una composicion superficial y animada de Gilbert y Sullivan.

—Mi objetivo tan sublime, lo alcanzare con el tiempo —cantaba.

Y luego se desvanecio. Su cuerpo se torno transparente como el cristal, y en un tenue hilo de sonido su sonoro contralto.

—Que el castigo este a la altura del delito, el castigo a la altura del deli-i-i-to…

Desaparecio.

Despues, Drake nunca estuvo seguro. ?Habria tenido una especie de sueno superconductor, tendido en la criomatriz doce grados mas frio que un bloque de hidrogeno solido? ?O habria sonado tan solo que sonaba, al atravesar lentamente las etapas del largo deshielo?

Poco importaba. Tras la vision de Ana, la paz y la certidumbre se esfumaron. Las suplanto una eternidad de imagenes deformadas, una procesion de luces palidas y aterradoras que se movian contra un fondo negro como el carbon. Precedian a la consciencia y se prolongaban eternamente. Se abrio paso entre ellas, a traves del tormento que continuaba y continuaba sin dar senales de ir a terminar algun dia.

Mas adelante, se sobrecogeria al descubrir que habia sido uno de los afortunados. En su caso, el proceso de congelacion habia ido como la seda. Algunos revivibles despertaban sin brazos ni piernas, algunos mudaban toda su epidermis y habia que mantenerlos encapsulados e inmoviles hasta que se regenerara. El no habia perdido nada durante el deshielo, salvo unos cuantos e insignificantes centimetros cuadrados de piel.

Pero el dolor del despertar… eso era otra cosa. Las fases finales, de los tres grados Celsius a la temperatura corporal normal, no podian hacerse deprisa y corriendo. Ocupaban treinta y seis horas completas. Durante todo ese tiempo, Drake padecio una agonia de tejidos que despertaban y circulacion que regresaba, incapaz de moverse o gritar. En los ultimos pasos, previos a la consciencia absoluta, el oido se recuperaba antes que la vista. Podia oir voces a su alrededor. No reconocia el idioma.

?Cuanto tiempo? ?Cuan lejos habia viajado en el tiempo? Incluso antes de que se disipara el dolor, esa pregunta llenaba su mente.

La respuesta no vino enseguida. Mientras estaba semiconsciente sintio las punzadas de un spray de inyeccion. Volvio a desmayarse de inmediato. Tras otro hiato infinito se recupero por completo y abrio los ojos a una habitacion en silencio e iluminada por el sol, no muy distinta de las instalaciones de Segunda Oportunidad donde habia iniciado el descenso.

Lo observaban una mujer y un hombre vestidos con uniformes amarillos que conversaban en voz baja. En cuanto vieron que habia despertado, el hombre presiono un punto en un panel de pared segmentado. Los dos continuaron con su trabajo, alineando dos equipos complejos e incomprensibles. Un vistazo le basto a Drake para saber que habia tenido exito al menos en un aspecto. Nada de lo que veia le resultaba familiar. Estaba en el futuro; pero ?cuan lejos en el futuro?

Вы читаете La odisea del manana
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату