ano anterior contra los autonomistas bavaros. Permanecio en la carcel entre el 24 de junio y el 27 de julio de 1922. El mismo dia en que Hitler entraba en la penitenciaria, el ministro Rathenau fue asesinado por dos ex militares nacionalistas. El atentado conmovio a Alemania y el Gobierno de Berlin logro que el Reichstag aprobase la disolucion de todas las organizaciones extremistas y prohibiera el NSDAP, una decision que Baviera se nego a cumplir, respaldandose en su autonomia. Hitler comenzaba a ser conocido en Alemania y a ser considerado como sumamente peligroso.

De esa peligrosidad se iban a enterar en otono los habitantes del ducado de Coburgo, que por plebiscito acababa de unirse a Baviera. Para celebrar el acontecimiento politico, las autoridades locales invitaron a los lideres de las formaciones politicas bavaras, y a Hitler entre ellos. El NSDAP alquilo un tren en el que traslado a aquella ciudad a 800 miembros de la SA con una orquesta y docenas de banderas; su desfile, en medio de abucheos del publico y de respuestas violentas por parte de los camisas pardas, deslucio los actos y multiplico los desordenes por toda la ciudad. Los ferroviarios trataron de boicotear su retorno a Munich, pero las amenazas de aquellos matones les atemorizaron y el tren -segun Hitler proclamaba muy ufano- salio de la estacion de Coburgo con absoluta puntualidad.

Casi al mismo tiempo que los sucesos de Coburgo, en Italia tenia lugar la «Marcha sobre Roma», el 22 de octubre de 1922.

Pese a las reticencias que entre los nacionalsocialistas despertaba Italia, enemiga en la Gran Guerra y anexionista del sur del Tirol, con mayoria de poblacion alemana, el movimiento fascista era visto como un ejemplo a seguir. El 3 de noviembre se escucha por vez primera en un acto del NSDAP: «Lo que un grupo de hombres valerosos ha hecho en Italia puede hacerse aqui. Tenemos en Baviera al Mussolini aleman: ?Adolf Hitler!»

Por el momento, Hitler se movia en escenarios mucho mas modestos. Vivia en una pension humilde, vestia sin distincion alguna y sus unicos ingresos los conseguia por las conferencias que daba al margen del partido o de donaciones de sus seguidores mas entusiastas, fundamentalmente del sexo femenino, sobre el que ejercia un gran influjo. Las mujeres se sentian atraidas por su solteria, su misterio, su creciente popularidad y su mirada. En estos anos parece que sostuvo numerosas y efimeras relaciones sentimentales con algunas mujeres de su entorno, pero siempre con tal discrecion que no dieron ni ocasion a habladurias. De cualquier forma, se han conservado algunos nombres de autenticas o pretendidas amantes, que el historiador David Lewis se ha encargado de recopilar (La vida secreta de Adolf Hitler): Rose Edelstein, de origen judio, que desaparecio en Francia en 1940; Jenny Haugh, con la que mantuvo relaciones sexuales convencionales, hasta que las convirtio en sadomasoquistas y ella le rechazo; Eleonora Bauer, una fornida valquiria con la que, segun rumores incomprobables, tuvo un hijo que quedo a cargo del partido, sin reconocimiento paterno; Erna, cunada de su protector y amigo Hanfstaengl, tambien sucumbio ante el hechizo del aprendiz de politico… Debio tener, sin duda, fama de conquistador pues el diario Munchner Post publicaba el 3 de abril de 1923 que Hitler era «un tenorio a cuyos pies se arrojaban las mujeres mas ricas y hermosas».

Mejor conocidas son sus amistades con las esposas de algunos de sus nuevos y ricos amigos, como Elsa Bruckmann, casada con el conocido editor; Helene Bechstein, con el prestigioso fabricante de pianos; Helene Hanfstaengl, con el famoso anticuario; Gertrude von Seidlitz, con un poderoso industrial; Cosima y Winifred Wagner, esposa y nuera del gran compositor; la condesa Reventrow… todas ellas se distinguieron por sus esplendidas donaciones, por su introduccion en sociedad o por la proteccion que le otorgaron en los momentos de apuro. En esta epoca Hitler aprendia con rapidez no solo teoria y practica politicas, sino buenos modos sociales y todas las triquinuelas imprescindibles para obtener dinero. El NSDAP necesitaba sumas ingentes, sobre todo para pagar, equipar y adiestrar a sus SA, y los ingresos por taquilla a los mitines del Fuhrer eran infimos para satisfacer tantas necesidades.

Pero las penurias economicas de Hitler y su partido iban a resultar ridiculas en comparacion con las de Alemania. El ano 1923 se abrio para el Gobierno de Berlin con el problema de los cien mil postes de telefonos que deberian haberse entregado a Francia el ano anterior, entrega no efectuada por falta de existencias. Francia, que suspiraba por la ocasion, denuncio el caso ante la Comision de Reparaciones el 9 de enero de 1923. El dia 11 seis divisiones franco-belgas penetraron en la cuenca del Ruhr. Alli estaba el musculo que movia Alemania; dominando aquella region podia desunirse o, al menos, neutralizarse el imperio urdido por Bismarck en el siglo anterior. Alemania reacciono unanimemente con indignacion y con impotencia. El canciller Cuno ordeno a las autoridades y a todos los habitantes del Ruhr que se opusieran a la ocupacion francesa con su resistencia pasiva: nada debia hacerse alli que pudiera beneficiar a Francia, la gran region industrial debia paralizarse por completo.

Y asi ocurrio, pero si bien Francia no saco nada en limpio de aquella catastrofe economica, condeno a los habitantes del Ruhr al paro, la miseria y el hambre, hasta el punto de que la mortalidad infantil se multiplico por diez en esa zona. Sostener esa resistencia pasiva significo para Alemania una de las inflaciones mas brutales que recuerda la historia: en febrero, un dolar se cotizaba a 16.000 marcos, en septiembre a 160 millones, en noviembre a 130.000 millones. Una jarra de cerveza costaba diez mil millones de marcos y un almuerzo suponia acudir al restaurante con un gran saco de dinero, salvo que se poseyeran marcos oro o divisas extranjeras. El papel no valia nada, los billetes eran cada vez de menor tamano, peor impresion y cifras mas elevadas. Las actividades economicas resultaban casi imposibles en aquellas circunstancias.

La reaccion de Hitler ante la ocupacion francesa del Ruhr fue ambigua. Clamo contra el atropello, pero se nego a unirse a las manifestaciones patrioticas que proliferaron por aquellos dias, ya que le parecio mas rentable culpar al Gobierno de Berlin y resaltar la inutilidad de la resistencia pasiva. Su actitud suscito sospechas en algunos sectores e, incluso, se le acuso abiertamente de estar a sueldo de los franceses. Pero nunca se pudo probar nada; mas aun, interpuso una docena de denuncias por calumnias y gano todos los casos. Esta tibia postura hizo pensar a sus criticos que, finalmente, Hitler habia dado un grave paso en falso: craso error, porque en el verano de 1923 el NSDAP alcanzaba los 26.000 afiliados y las SA disponian de 1.800 hombres uniformados e instruidos.

En esos meses los nazis pusieron de moda los Deutsche Tage, los dias de Alemania que, a imitacion de lo ocurrido en Coburgo, consistia en trasladar a una ciudad bavara un importante numero de miembros de las SA, que desfilaban el sabado por la tarde con banderas desplegadas al son de musicas militares, suscitando el entusiasmo o el temor entre los ciudadanos y respondiendo con suma violencia a cualquier tipo de insulto o desaprobacion explicita; por la noche habia desfile de antorchas y canticos nacionalistas; el domingo, nuevos desfiles militares antes de los oficios religiosos y, a mediodia, discursos politicos de los jefes locales o del propio Hitler. El mas famoso de estos «dias de Alemania» fue el de Nuremberg, el 2 de septiembre de 1923, en el que Hitler reunio en seis concentraciones a mas de cien mil simpatizantes.

Este exito y el caos economico y politico en el que se debatia Alemania convencieron a Hitler de que habia llegado el momento de llevar a cabo su marcha sobre Berlin. En el otono de 1923 comenzo a conseguir ayudas importantes de grandes magnates, que empezaban a verle como la posible solucion al caos imperante en el pais. El baron Fritz Thyssen, considerado el hombre mas rico de Alemania, escucho a Hitler en un mitin y quedo «impresionado por sus dotes oratorias, su capacidad para conmover a las masas y por el orden militar que reinaba entre sus afiliados». No fue una impresion baladi, pues el baron entrego al mariscal Ludendorff 100.000 marcos oro para que se los hiciera llegar al lider nazi; la cifra equivalia a unos 12.000 dolares, una autentica fortuna en aquella Alemania. Por esos meses Hitler viajo a Suiza, donde la prospera comunidad alemana recaudo para el 33.000 francos suizos. En Checoslovaquia, las minorias germanas tambien se sintieron conmovidas y le enviaron una importante suma de coronas. La baronesa Seidlitz puso a disposicion del NSDAP la mitad de su considerable hacienda.

Esas cifras terminaban en las SA, un pozo sin fondo que Hitler alimentaba e incrementaba porque era la punta de lanza del partido, la expresion de su propia fuerza, la masa organizada y disciplinada que expresaba mejor que las palabras la consigna de «?Alemania, en pie!» y el ejercito con el que pensaba conquistar Berlin. Otra de las simas del partido era su periodico, el Volkischer Beobachter (El Observador del Pueblo). Hitler, escasamente inspirado por la pluma, no le hacia especial caso. Sin embargo, comprendia que era imprescindible disponer de un medio de expresion escrito, aunque solo fuera para insultar y calumniar a sus enemigos y para denunciar los porcentajes de sangre judia de algunos personajes, lo que les hacia inmediatamente sospechosos de estar vendiendo Alemania a los bolcheviques o al capitalismo frances y anglosajon.

FRACASO DE NOVIEMBRE
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