«… Solo tres dias antes de que estallase la guerra germano-polaca propuse al embajador britanico en Berlin una solucion, similar a la adoptada en la zona del Sarre, que habia estado durante anos bajo control internacional. Nadie podra negar la existencia de esta oferta, que fue rechazada porque los responsables de la politica del Reino Unido querian la guerra, en parte por motivos economicos y, en parte, manipulados por la propaganda del judaismo internacional.
»Pero yo deje bien claro que si los pueblos europeos eran tratados como simples paquetes de acciones por estos traficantes internacionales de las finanzas, el pueblo que tiene la culpa de esta guerra asesina tendria que responder de ella: ?los judios! Tambien deje claro que esta vez no permitiriamos que millones de ninos europeos de ascendencia aria murieran de hambre, o que millones de hombres entregaran su vida en los campos de batalla, o que cientos de millares de mujeres y ninos perecieran victimas de los bombardeos sobre las ciudades, sin que el verdadero responsable sufriera el merecido castigo, aunque de una forma mas humana.
»Despues de seis anos de guerra, que pasara a la historia como la manifestacion mas valerosa de la voluntad de vivir de un pueblo, no puedo abandonar la capital del Reich. Puesto que nuestras fuerzas son demasiado escasas para que puedan prolongar mucho su resistencia ante un enemigo superior, y puesto que la resistencia individual no tiene sentido alguno frente a miserables canallas, deseo compartir la misma suerte que han elegido millones de mis compatriotas y permanecere en esta ciudad. Por otro lado, no quiero caer en manos del enemigo para servir de espectaculo a las masas movidas por el odio y manipuladas por los judios.
»Por tanto, he decidido permanecer en Berlin y elegire voluntariamente la muerte en el preciso instante en que no pueda ya defender los cargos de
»Otros hombres y mujeres valerosos han decidido unir su destino al mio. Les he pedido y, finalmente, ordenado que no lo hagan, sino que combatan por nuestra nacion hasta el fin. En este mismo sentido pido a los jefes del Ejercito, de la Marina y de la Aviacion que estimulen con todos sus medios el espiritu de resistencia de los soldados fieles al nacionalsocialismo, recalcando que yo mismo, como fundador y creador de este partido, prefiero la muerte a una deshonrosa huida o a la capitulacion.
»?Ojala que en el futuro forme parte del codigo del honor -como ocurre ya en la Marina- que la rendicion de una zona o de una ciudad sea cuestion innegociable! Los jefes, en especial, deben dar un hermoso ejemplo de fidelidad al deber hasta la muerte.»
Hitler se paso un panuelo por el rostro, enjugando el sudor. Hacia un calor humedo en el bunker, cuyos muros, terminados poco antes de su ocupacion, rezumaban agua. Penso que, lamentablemente, muchos jefes alemanes no habian estado a la altura de lo que el III Reich esperaba de ellos. No habian resistido hasta la ultima bala, como Von Paulus, que se rindio en Stalingrado con mas de cien mil hombres capaces aun de seguir luchando unos dias mas, o quiza algunas semanas; o no habian sido suficientemente duros como lo exigia la situacion: ?por que Kesselring no defendio Roma calle por calle, casa por casa? ?Acaso en nombre de la cultura? Neron tuvo menos remilgos con su capital. ?Por que Von Choltitz no hizo arder Paris por los cuatro costados? Era imposible ganar la guerra si cualquier general decidia, por su cuenta, lo que habia o no habia que hacer. No, el, Hitler, no habia perdido la guerra; la guerra la habian perdido un hatajo de ineptos indisciplinados y la guerra la habia perdido Alemania, incapaz de afrontar el conflicto con el espiritu indomable que era imprescindible para vencer en las grandes empresas. Alemania y su ejercito habian sido indignos de el, incluso aquellos a los que mas habia querido, en los que mas habia confiado, acababan de demostrarle lo poco que valian… y no se trataba solo del loco de Rudolf Hess, que habia volado hasta Inglaterra en 1941 pretendiendo lograr una paz por separado y poniendole en ridiculo; lo peor era la traicion de Goering, al que todo se lo habia consentido y al que todo se lo habia perdonado, pese a sus reiterados fracasos al mando de la
Su palidez se habia tornado verdosa a causa de la ira. El brazo izquierdo le temblaba violentamente y tuvo que asirse a la mesa para sostenerse en pie. Miro a
«Antes de morir, expulso del partido al antiguo
»Antes de morir, expulso del partido y de todos sus cargos oficiales al antiguo
»Goering y Himmler, por sus negociaciones secretas con el enemigo, sin mi aprobacion ni permiso, y por sus criminales intentos de apoderarse del Gobierno del Reich, al margen de su traicion hacia mi, han cubierto de irreparable deshonor a todo el pais y a su pueblo.
»Con objeto de dar a los alemanes un gobierno formado por hombres honestos, que cumpliran con su deber de continuar la guerra con todos los medios y fuerzas posibles, yo, como
Presidente del Reich, Doenitz
Canciller del Reich, Dr. Goebbels
Ministro del Partido, Bormann
Ministro de Asuntos Exteriores, Seyss-Inquart
Ministro del Interior, Giesler
Ministro de la Guerra, Doenitz
Comandante en Jefe del Ejercito, Schoerner
Comandante en Jefe de la Marina, Doenitz
Comandante en Jefe de la Aviacion, Greim
Economia, Funk
Agricultura, Backe
Justicia, Thierack
Cultura, Dr. Scheel
Propaganda, Dr. Naumann
Finanzas, Scheverin-Krossigk
Municiones, Saur
Trabajo, Kupfauer
Jefe del Frente del Trabajo Aleman y miembro del Gabinete del Reich y Ministro del Reich, Dr. Ley.
»Varios de estos hombres, como Martin Bormann, el doctor Goebbels, etcetera, han decidido por propia voluntad y la de sus esposas permanecer a mi lado y no abandonar la capital del Reich bajo ninguna circunstancia, disponiendose a morir junto a mi. Sin embargo, debo pedirles que obedezcan mis deseos y que coloquen los intereses de la nacion por encima de sus sentimientos. Por su trabajo y lealtad, permaneceran junto a mi incluso despues de mi muerte y espero que mi espiritu continue a su lado y les acompane por siempre. Deseo que se muestren duros, pero no injustos y, sobre todo, que jamas permitan que el miedo dirija su conducta y que situen el honor de la nacion por encima de todas las cosas de este mundo. Finalmente, quiero que tengan conciencia de que nuestra mision de construir un Estado nacionalsocialista representa la labor de los futuros siglos, lo que nos coloca a cada uno de nosotros en la obligacion de servir al bien comun, subordinando a este nuestros intereses personales. Pido a todos los alemanes, a todos los nacionalsocialistas, a hombres y mujeres y a todos los soldados de las Fuerzas Armadas, que permanezcan fieles y obedientes hasta la muerte al nuevo Gobierno y a su Presidente.
»Encargo en especial a la jefatura de la nacion y a sus subordinados la observancia estricta de las leyes