puertos o interrumpir el trafico maritimo entre las colonias y la metropoli. Esa derrota, evidente ya en los ultimos dias de octubre, aunque aun registraria algunos coletazos, se plasma claramente al comparar las perdidas britanicas (julio-octubre de 1840): 915 aviones frente a los 1.733 alemanes. Con la RAF en condiciones de medirse a la Luftwaffe y una inferioridad naval manifiesta, Berlin debia renunciar al sueno de dominar las Islas. A finales de octubre, Hitler pospuso la «Operacion Leon Marino» hasta la primavera de 1941.

EL DUENO DE EUROPA

Pero no tuvo Hitler mucho tiempo para dedicarse a Inglaterra en aquel otono de 1940, uno de los mas movidos de su vida. La victoria le habia puesto en tal excitacion nerviosa que cambiaba su cuartel general de un lugar a otro sin motivo aparente. Ademas, debio realizar numerosos viajes entre septiembre y noviembre, en los que urdio todo el sistema de alianzas alemanas para la guerra. El 27 de septiembre se firmo el pacto tripartito entre Alemania, Italia y Japon, lo que popularmente se llamo el Eje Berlin-Roma-Tokio. El 23 de octubre se entrevisto con Franco en Hendaya: Hitler deseaba que Espana entrara en guerra, pues le interesaba tomar Gibraltar y disponer de las islas Canarias como base, pero Madrid necesitaba tantas armas, combustible y alimentos que Berlin estimo demasiado cara aquella colaboracion. Mas aun, Franco pedia concesiones en Marruecos y el Fuhrer, que al dia siguiente iba a entrevistarse con Petain, no podia ceder a ellas so pena de irritar al jefe del Estado frances. El 28 se reunia con Mussolini en Florencia; ese mismo dia las tropas italianas atacaron Grecia.

Mas importante todavia seria la visita de Molotov, ministro de Asuntos Exteriores de la URSS, a Berlin el 12 de noviembre. Hitler deseaba ampliar los acuerdos de colaboracion del Pacto germano-sovietico de agosto de 1939. No pedia a Moscu que entrara en guerra junto con Alemania, pero si que reafirmara los acuerdos e incrementara los suministros de materias primas, fundamentalmente de combustible. Molotov, que padecio las incursiones aereas britanicas sobre Berlin, no tenia nada claro que la victoria germana contra los britanicos fuera tan inminente como le aseguraba Von Ribbentrop, de modo que sostuvo con obstinacion las exigencias sovieticas: Finlandia, manos libres en los Balcanes, acceso al Mediterraneo por el mar Negro, suspension de las garantias alemanas a Rumania y la firma de un pacto de no agresion con Bulgaria, que permitiera el establecimiento de bases sovieticas en aquel pais. El Fuhrer rechazaba todas y cada una de tales peticiones y, en cambio, le ofrecio la posibilidad de ampliar el imperio sovietico a costa de Persia e India, por donde la URSS podria alcanzar las aguas del Indico.

Desde luego, esto era tentador, pero Moscu sabia que Gran Bretana y Estados Unidos estaban a punto de cerrar un acuerdo que, a la larga, involucraria a los norteamericanos en la guerra: el astuto Stalin se daba cuenta de que India y Persia serian regalos envenenados. Por tanto, le envio a Molotov instrucciones para que esperase la pretendida victoria alemana sobre Gran Bretana y, de momento, obtuviera de Hitler las concesiones que habia ido a buscar. El Fuhrer comenzo a impacientarse, a considerar a Molotov como un insolente que no reconocia al nuevo dueno de Europa y a pensar que Stalin necesitaria una leccion. Si desde siempre habia sabido que tendria que combatir contra la URSS para exterminar el comunismo y ganar para Alemania el «espacio vital», ahora vislumbraba que el ataque estaba proximo. Si algo faltaba para decidirle, llegaron oportunas las indiscreciones de Molotov en una cena ofrecida a Von Ribbentrop en su embajada de Berlin: el ministro sovietico preciso los intereses de la URSS en el Baltico, en Suecia y la posibilidad de negociar con Alemania la concesion de bases en Dinamarca.

Apenas Molotov abandono Berlin, Hitler comenzo a hablar del ataque a la URSS. Raeder y Goering trataron de contenerle para que, primero, terminase con el problema britanico. Es imposible saber si, al fin, hubieran hecho triunfar su buen sentido, pero lo cierto es que no tuvieron tiempo. A finales de noviembre, Stalin le hizo llegar un memorandum en el que aceptaba las propuestas alemanas para un reparto del imperio britanico, pero tambien deseaba ver satisfechas sus restantes peticiones. Hitler no respondio y, mientras en Moscu suponian que se lo estaba pensando para iniciar un regateo, dicto su directiva numero 21, fechada el 18 de diciembre de 1940:

«Las fuerzas armadas alemanas deben estar preparadas, incluso antes de que termine la guerra contra Inglaterra, para aplastar a la Rusia sovietica en una rapida campana […].»

Aunque no proponia una fecha concreta, decia en aquel documento secreto que los preparativos deberian haber concluido el 15 de mayo de 1941.

Pero mientras ocurrian estos trascendentales sucesos politicos, tambien hubo otros que requirieron su atencion, como la incorporacion de Hungria, Rumania y Eslovaquia al Pacto Tripartito o sus entrevistas con Boris de Bulgaria, Leopoldo de Belgica, Serrano Suner o el conde Ciano. En el campo militar, su mayor preocupacion era la desastrosa marcha de las operaciones militares italianas en Africa y Grecia. En Libia, los italianos retrocedian ante los britanicos, que en cuarenta dias de lucha alcanzaron Sollum, recuperando cuanto el ejercito de Mussolini habia ganado en su ofensiva del final de verano. Aun peor estaban las cosas en Grecia, donde los italianos debian retirarse ante el contraataque heleno, o en el Mediterraneo, ensenoreado por la flota britanica, que habia causado graves perdidas a la italiana. La situacion comenzaba a ser preocupante para Alemania, que veia amenazado su flanco sur por los britanicos, tanto que desplazo baterias antiaereas para proteger los campos petroliferos rumanos, su principal fuente de combustible.

El 4 de diciembre de 1940, el Fuhrer, irritado por la ineficacia italiana, ordeno el envio de cuatro escuadrones de bombardeo en picado a Sicilia y sur de Italia para impedir la libertad de movimientos de la que gozaba la flota britanica, aunque indicaba a Mussolini que precisaria recuperar esos aparatos antes de dos meses para emplearlos en otras misiones. El jefe del Estado Mayor de la Luftwaffe, general Jeschonnek, escribia en su diario:

«Conversaciones entre el Fuhrer y Milch (mariscal de la Luftwaffe) sobre la posibilidad de atacar las posesiones inglesas en el Mediterraneo. Esto constituye una necesidad debido a que el desastre italiano en Grecia esta produciendo efectos psicologicos, ademas de las consiguientes desventajas militares: la actitud de Espana y Africa con nosotros comienza a ser vacilante.»

No menos hubiera debido preocupar a Hitler la Ley de Prestamos y Arriendos aprobada por Estados Unidos el 16 de diciembre, que equivalia a un ingente suministro de buques, armas, materias primas y alimentos al Reino Unido, antesala de la intervencion norteamericana en la guerra. Pero, al concluir 1940, pese a sus preocupaciones, Hitler se sentia el hombre mas poderoso del mundo. Nunca nadie, ni siquiera Napoleon, habia dominado tan amplio espacio del continente europeo. Alemania se habia anexionado Austria y ocupaba Noruega, Dinamarca, Polonia, Checoslovaquia, Belgica, Holanda, Luxemburgo y Francia, y contaba con la alianza de Italia, Hungria, Rumania y la amistad de Espana.

Pero el nuevo ano aun le iba a endiosar mas. En respuesta a las demandas de ayuda formuladas por Mussolini, Hitler decidio enviar al norte de Africa algunas fuerzas con la mision de evitar el desplome italiano. Asi se formo un pequeno ejercito especializado en la lucha en el desierto, denominado Afrika Korps y mandado por un general recien ascendido, que habia mostrado iniciativa y dotes de mando al frente de una division blindada en la campana de Francia, Erwin Rommel. Con apenas una division y con los restos de las fuerzas italianas, Rommel comenzo su brillante campana, ganando a los ingleses en dos semanas lo que estos habian avanzado en dos meses. Pero el brillo de las campanas del desierto, en las que Rommel conquisto el baston de mariscal, solo fueron un espejismo que le costo muy caro a Hitler. Tras los exitos iniciales en Libia, Rommel advirtio que la victoria dependia de los suministros que pudieran sostener su avance. El Fuhrer, contra toda logica militar y contra su inicial proposito de limitarse a entretener a los britanicos en Africa y sostener a los italianos, comenzo a sonar con la conquista del Canal de Suez y con la ocupacion de los campos petroliferos de Irak e Iran, por lo que se embarco en una carrera de suministros que resultaria siempre muy costosa y, a la larga, imposible de mantener. La flota britanica causo enormes perdidas a los transportes del Eje y todo aquel extraordinario esfuerzo solo alcanzo para que Rommel llegara hasta El Alemein, donde seria derrotado (en septiembre-octubre de 1942) por Montgomery, la nueva estrella del generalato britanico.

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