dice que si hubiera conocido la existencia de los carros superpesados rusos, nunca hubiera iniciado esta guerra», escribia el 20 de julio un coronel del servicio de espionaje, que habia constatado el fuerte nerviosismo existente en la «Guarida del Lobo». El 4 de agosto, Hitler se traslado al sector central del frente a felicitar a sus tropas, que habian penetrado quinientos kilometros dentro de la URSS. Al general Guderian, uno de sus mejores conductores de carros, le dijo: «Si hubiera sabido que las cifras de carros rusos que usted citaba en su obra eran autenticas, me lo hubiera pensado dos veces antes de atacar» (en 1937, Guderian hablaba de mas de diez mil blindados sovieticos). A comienzos de agosto, la contabilidad alemana aseguraba que habian causado al enemigo mas de 700.000 muertos y heridos y le habian capturado 800.000 soldados; habian destruido o capturado 12.025 blindados y 8.394 canones. Pero los alemanes tambien sentian el castigo: habian perdido el 10 por ciento de sus fuerzas iniciales y entre esas bajas lamentaban ya 98.600 muertos. Los transportes y los blindados comenzaban a acusar fatiga; el interminable barrizal de los campos de batalla del lluvioso mes de julio, el calor del verano y los polvorientos caminos habian gastado los mecanismos a un ritmo superior al calculado.

El nerviosismo de Hitler hubiera alcanzado el cielo de haber sabido que el decreto movilizador de Stalin, en vigor desde el 23 de julio, afectaba a las quintas desde 1925 a 1938, lo que llevaba a filas a todos los varones utiles entre los diecinueve y los cuarenta anos, 15 millones de hombres en pie de guerra. Tampoco sabia Hitler que Stalin habia ordenado que todas las grandes fabricas fuesen trasladadas hacia el este, mas alla del Volga, incluso hasta los Urales. Millon y medio de vagones de ferrocarril transportaron 1.523 grandes fabricas y cinco millones de trabajadores se desplazaron hacia el este para hacerlas funcionar inmediatamente. El traslado, unido a las destrucciones de la guerra, redujo la produccion industrial sovietica en un 40 por ciento durante el segundo semestre de 1941, pero algunas industrias estrategicas invirtieron esa tendencia. La URSS fabrico 8.000 aviones (el doble que en el primer trimestre) y mas de 3.000 carros de los nuevos modelos. Hitler jamas pudo creerse estas cifras, realmente tan extraordinarias que solo por el formidable entusiasmo que desperto la «guerra patriotica» y el sacrificio del pueblo ruso pueden explicarse.

La agitacion de Hitler comenzo a subir al tiempo que crecian las demandas de sus generales. Guderian pedia 300 motores nuevos para sus carros y todos los jefes de las divisiones blindadas solicitaban mas equipos de mantenimiento y recambios. De cualquier forma, nada indicaba el 21 de agosto que peligrara la victoria alemana, pues en dos meses habian penetrado 700 km en la Union Sovietica. Moscu estaba a menos de 300 km de distancia. Pero entonces se produjo una catastrofe en la direccion de la guerra. Hitler, que a la sazon reunia dos conferencias militares diarias con no menos de seis horas de duracion, habia tenido tiempo para madurar un plan diferente al del Estado Mayor aleman. El 21 de agosto enviaba una orden, cuyo texto comenzaba: «La propuesta del Ejercito, de 18 de agosto, no se ajusta a mis intenciones, por tanto ordeno…» y lo que ordenaba era que se suspendieran las operaciones en direccion a Moscu, dando prioridad al cerco de Leningrado y al enlace con los finlandeses, en el norte, y a la toma de Crimea y el Caucaso en el sur.

El mariscal Brauchitsch sufrio un amago de infarto al conocer la noticia. Haider lloro desconsoladamente y el 23 de agosto escribia a su mujer:

«… Una vez mas he presentado la dimision para no volverme loco. Me la han rechazado. El objetivo que me propuse, derrotar a los rusos de una vez para siempre antes de que termine el ano, no se alcanzara.»

La misma desesperacion reinaba en el cuartel general del mariscal Von Bock, que comisiono a Guderian para que hablase directamente con Hitler. Guderian volo hasta Rastenburg y se presento ante el Fuhrer en la «Guarida del Lobo». El general, uno de los pocos que no temia enfrentarse a Hitler, le expuso las ventajas de atacar Moscu. Destruirian el grueso del ejercito que aun tenia Stalin, conseguirian un formidable triunfo psicologico, capturarian muchas industrias pesadas que todavia no habian podido ser retiradas y gastarian menos su material blindado, al no tener que trasladarlo a frentes situados a mas de 800 km. Hitler le replico que le importaban mas los cereales ucranianos, el petroleo del Caucaso, el hierro del Donetz y la peninsula de Crimea, base de los ataques aereos sovieticos contra los pozos petroliferos rumanos de Ploesti. «Mis generales no entienden nada de la economia de la guerra», comento Hitler cuando, desesperado, Guderian abandono el cuartel general.

Los resultados inmediatos parecieron darle la razon a Hitler. Guderian, trazando una curva de 800 km hacia el sur, enlazo con los blindados de Kleist, que rompieron las lineas sovieticas hacia el norte. Ucrania entera fue embolsada y en un mes de combates capturaron los alemanes cerca de 600.000 prisioneros y tomaron o destruyeron un millar de carros y cuatro mil canones. A finales de septiembre, despues de cien dias de campana, las perdidas sovieticas eran de dos millones y medio de hombres, 22.000 canones y 18.000 tanques, pero los alemanes seguian a 300 km de Moscu, no habian cercado Leningrado y el avance hacia el Caucaso, recorriendo inmensas distancias, era muy lento. El cambio de planes ordenado por Hitler proporciono a Stalin dos meses de margen y en ese plazo sus industrias siguieron viajando hacia los Urales (el traslado de las industrias de la region de Moscu no comenzo hasta el 10 de octubre y termino cuando los alemanes estaban a cincuenta kilometros de la capital). Sus divisiones siberianas, tras la informacion de que Japon no atacaria a la Union Sovietica, proporcionada el 14 de septiembre por su espia Richard Sorge, fueron trasladadas al oeste. Los nuevos reemplazos llamados a filas cubrian las bajas de las divisiones perdidas; muchas de las industrias de guerra comenzaban ya a trabajar a plena produccion y, ademas, los alemanes empezaron a detectar que el ejercito sovietico estaba recibiendo material ingles y norteamericano.

El 2 de octubre, tras haber logrado formar un frente continuo y casi recto que discurria a lo largo de 1.800 km, desde Leningrado hasta Crimea, los ejercitos alemanes del centro del dispositivo reanudaron su marcha hacia Moscu. Cien dias de campana ininterrumpida habian gastado sus mejores unidades y reducido sus efectivos blindados a poco mas del 50 por ciento. Pese a todo, volvieron a romper el frente sovietico pero sus avances eran cada vez mas lentos, dificultados no solo por la resistencia militar, sino por las lluvias torrenciales de aquel otono, que convirtieron los caminos y los campos de batalla en barrizales intransitables, y por la estrategia sovietica de «tierra quemada»: los alemanes avanzaban por regiones inhospitas, donde los pueblos eran pequenos y estaban abandonados, las carreteras minadas y los puentes destruidos. El comienzo de noviembre constituyo un pequeno respiro, porque las bajas temperaturas congelaron el barro y los vehiculos volvieron a rendir satisfactoriamente. Pero solo fueron diez dias. A partir de ahi entro en combate, a favor de los sovieticos, el «general invierno».

El 12 de noviembre, los termometros marcaron 12° bajo cero y las temperaturas continuaron descendiendo hasta menos 35° el 4 de diciembre. Los soldados alemanes fueron sorprendidos con ropas de entretiempo y, ademas, muy gastadas por la campana. Los equipos de invierno se retrasaron en la frontera por orden de Hitler, que tenia otras prioridades, lo que supuso un autentico desastre para la Wehrmacht: los casos de congelacion grave afectaron a un 10 por ciento de los efectivos de infanteria. La imprevision frente al invierno fue tan extraordinaria que escaseaba el anticongelante para los motores, por lo que debian permanecer continuamente encendidos, con el consiguiente desgaste mecanico y un extraordinario consumo de combustible. Tampoco habian llegado a primera linea los ganchos que se adaptaban a las cadenas para que los carros de combate pudieran sostenerse sobre el hielo. Los caballos, muy utilizados para mover cargas y piezas de artilleria, morian como moscas a causa del frio y del hambre, incapaces de forrajear apartando la nieve, como hacian sus congeneres rusos. En esas condiciones estaba el sector central del frente aleman cuando sus vanguardias alcanzaron los suburbios de Moscu, pero no lograron penetrar en la capital de Rusia porque aquellos ejercitos apenas podian ya dar un paso. Los contraataques sovieticos les rechazaban por doquier, de modo que, entre el 3 y el 5 de diciembre toda la primera linea alemana hubo de pasar a la defensiva, justo cuando los ejercitos sovieticos se disponian a contraatacar.

Hitler no podia creer que, despues de haber perdido cerca de tres millones de hombres y no menos de 20.000 tanques, Stalin estuviera contraatacando en el frente de Moscu con diez ejercitos formados por no menos de un millon de hombres, bien dotados de carros, artilleria y caballeria, mientras la Wehrmacht, con unas perdidas cuatro veces menores, se hallaba al borde del colapso. Pero el problema aleman era aun mas grave del que suponian en Berlin. A comienzos de diciembre, Stalin disponia realmente de unos tres millones de hombres, bien equipados para el invierno y excelentemente armados; sus fuerzas blindadas solo disponian de 2.600 carros, pero casi todos eran T-34 y KV-1; ademas, contaba con una importante masa de caballeria, muy util en labores de persecucion. Con esas fuerzas rechazo el acoso aleman contra Moscu e hizo retirarse a las divisiones blindadas de Hoepner y Guderian, punta de lanza del dispositivo central de Hitler. Los alemanes, tras el inicial desastre de diciembre, se dispusieron a capear el invierno lo mejor posible y constituyeron un frente formado por «posiciones-erizo», bien abastecidas y capaces de defenderse en

Вы читаете El Ultimo Dia De Adolf Hitler
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату