Lo mas grave -aunque se estan adelantando acontecimientos- fue que Italia y Alemania se vieron implicadas en una guerra de grandes dimensiones, para la que no estaban preparadas y en la que gastaron inmensos recursos humanos (casi medio millon de hombres), millares de aviones y carros de combate, mas de diez mil canones, mas de cien mil vehiculos y cientos de miles de toneladas de suministros y de buques perdidos. Pero este desastre llegaria un ano despues. En 1941, todavia Hitler podia sonar con la conquista del Proximo Oriente, golpeando al imperio britanico donde mas podia dolerle.

Mas brillantes todavia fueron las campanas balcanicas. Hitler ataco Yugoslavia, que el 25 de marzo de 1941 se habia unido al Eje pero, al dia siguiente, un golpe militar arrojaba del poder al germanofilo regente Pablo y convertia en rey a Pedro II. Hitler hubiera podido ahorrarse esta guerra: el nuevo regimen yugoslavo se apresuro a buscar un nuevo tratado de no agresion con Alemania, pero el Fuhrer sintio el cambio como una bofetada personal. «Barrere a conciencia los Balcanes», aseguro a quienes intentaron persuadirle de que lo mejor era no dispersar esfuerzos ante la inminencia del ataque contra la URSS, por lo que emitio su directiva numero 25: «Yugoslavia, pese a sus protestas de lealtad, debe ser considerada desde este instante como pais enemigo y aplastada con la maxima rapidez posible.» En menos de una semana, el Estado Mayor aleman preparo el ataque contra Yugoslavia, con el nombre en clave de «Operacion Castigo». El 6 de abril comenzo el ataque aleman. Ese mismo dia recibio Atenas la declaracion del estado de guerra con el III Reich. El ataque de la Wehrmacht, «Operacion Mabita», fue fulminante: el dia 9 de abril entraban los alemanes en Salonica, el 13 en Belgrado, el 18 capitulaba el ejercito yugoslavo, el 23 lo hacia el griego y el 26 los alemanes alcanzaban Corinto. Las fuerzas expedicionarias britanicas abandonaban Grecia y el 20 de mayo los paracaidistas alemanes tomaban Creta.

Hitler estaba exultante. Nada podia oponerse a sus designios. Una sola frase bastara para explicar esta campana: «?Para el soldado aleman no hay imposibles!», decia en el Reichstag el 4 de mayo. Pero ese mes sufriria dos reveses de consecuencias importantes. El 10 de mayo, por la tarde, su amigo Rudolf Hess, segundo hombre en la sucesion del Fuhrer tras Goering, se subio a un bimotor M-110, con el pretexto de probarlo, como venia haciendo desde meses atras, y volo hasta Inglaterra. Nunca se ha logrado aclarar totalmente la mision de Hess, un hombre que en los ultimos tiempos parecia un tanto desequilibrado. La version mas admitida es que, gran simpatizante de Gran Bretana, confio en que seria bien recibido en Londres, donde podria convencer al Gobierno britanico de que cesara en sus hostilidades contra Alemania y que ambos paises combatieran juntos contra el comunismo. Ya fuese este el verdadero motivo ya fuera otro, lo cierto es que Hitler enloquecio cuando supo la noticia: «?Dios mio! ?Oh Dios mio! ?Ha volado a Inglaterra!» Hitler paso dos dias como un leon enjaulado, ora maldiciendo a su amigo, ora suponiendole victima de un secuestro o una conspiracion, ora discutiendo con Goering, que apostaba por la incapacidad de Hess para llegar a Inglaterra. Hitler creia que su antiguo camarada y escribano del Mein Kampf estaba un tanto loco, pero que era un hombre inteligente y valeroso, capaz de las empresas mas audaces.

Tras dos dias de indecision, para evitar cualquier posible dano politico a su sistema de alianzas y para esquivar el ridiculo, se ofrecio una version segun la cual, Hess, en estado de alucinacion a causa de un tratamiento medico, habia despegado en un avion y se ignoraba su suerte. Hitler se sintio satisfecho con aquella solucion y cuando se supo, finalmente, que Hess habia llegado a Escocia, se burlo de las predicciones de Goering y ensalzo la valia como piloto de Hess, lo cual mortificaba mucho al gordo Goering, que ya era incapaz de pilotar un avion, pese a haber sido un as de la primera aviacion militar alemana. Sin embargo, a su abogado, Hans Frank, le dijo: «Por lo que se refiere a mi, ha muerto; cuando le encontremos, sea donde fuere, le ahorcaremos.» Frank comento que nunca habia visto tan afectado a Hitler desde el suicidio de Geli Raubal. La irritacion del Fuhrer fue remitiendo con el paso del tiempo y las pocas veces que se refirio luego a Hess fue para «resaltar lo mucho que le habia estimado y que su comportamiento fue siempre recto y honesto, hasta que se desquicio».

El segundo reves de mayo ocurrio en el mar. El dia 22 zarpo de su base el acorazado Bismarck, acompanado del crucero Prinz Eugen. El dia 24 aquella poderosa maquina de guerra fue interceptada por dos acorazados britanicos. El Hood, la mejor unidad de la Royal Navy, fue hundido en menos de cinco minutos de lucha y el Prince of Wales resulto alcanzado y hubo de retirarse. Pero el buque aleman tambien quedo tocado y perdia combustible. Durante dos dias fue seguido por cruceros britanicos por medio del radar -adelanto tecnico que Alemania desconocia-y al atardecer del dia 26 fue localizado y atacado por aviones que lograron colocarle un torpedo en el timon. El Bismarck perdio el gobierno y comenzo a navegar en circulos, hasta que fue hundido el 27 de mayo por los numerosos buques britanicos que lo perseguian. En el cuartel general de Hitler se habia recibido con gran euforia la primera victoria del acorazado y, luego, se vivio con enorme angustia su persecucion y agonia. Cuando llego la noticia de su hundimiento, un ambiente funebre se apodero del cuartel general instalado por entonces en Berghof. El enlace del Ministerio de Exteriores, embajador Walther Hewel, describio la tristeza reinante: «La melancolia del Fuhrer no puede expresarse con palabras; tampoco su indignacion contra los mandos de la Marina.» Prohibio que, en adelante, ninguna unidad de superficie se hiciera a la mar sin su consentimiento. Esa fue una de sus muchas decisiones viscerales y erroneas en la guerra. El Bismarck habia sucumbido combatiendo y sirviendo a los intereses alemanes, tras hundir un coloso de su misma clase y atrayendo al grueso de la Marina britanica, que abandono Creta a su suerte para lavar el honor britanico en la mar. La absurda orden de Hitler convertiria al Tirpitz - unidad similar al Bismarck- en un invalido que jamas salio a la mar a combatir y que, peor todavia, hubo de ser defendido por numerosas baterias de los ataques aereos britanicos.

Uno de los motivos fundamentales en la equivocada politica de Hitler hacia sus fuerzas navales de superficie fue el exito que en 1940 y en los primeros meses de 1941 estaban consiguiendo sus submarinos. Mas de un millar de barcos britanicos, con un registro bruto superior a los cuatro millones de toneladas, habia sido hundido o capturado por los tiburones que mandaba el vicealmirante Doenitz, pese a que nunca consiguio disponer de mas de 40 o 50 submarinos operativos, en vez de los 250 o 300 que se habian previsto en los planes de 1939. Otra arma que estaba demostrando su formidable eficacia contra el trafico mercante britanico era la aviacion, que con muy escasos medios destruyo en ese mismo lapso de tiempo medio millar de buques, con un registro superior al millon y medio de toneladas. De cualquier forma, al finalizar la primavera de 1940, los resultados de la guerra naval eran bastante decepcionantes para los alemanes: la Royal Navy imponia su dominio en el Mediterraneo y en el Atlantico y las perdidas totales de la marina mercante britanica -menos de ocho millones de toneladas en lo que iba de guerra- habian sido compensadas por la construccion de nuevos buques en los astilleros del Reino Unido y por las aportaciones de Estados Unidos. No seria en la mar donde los alemanes podrian ganar la guerra, pues los astilleros norteamericanos botaban anualmente seis millones de toneladas de buques.

Mas costosa que la perdida del gran acorazado Bismarck seria para Alemania su brillante victoria en Grecia, Yugoslavia y Creta. Alli derrocho la Wehrmacht ocho semanas preciosas, pues la «Operacion Barbarroja» -el ataque contra la Union Sovietica-debiera haber comenzado el 1 de mayo. Alli perdieron los alemanes 12.000 hombres entre muertos y heridos, unos centenares de aviones, carros de combate y medios de transporte y miles de toneladas de municion y combustible. La ocupacion de los Balcanes y la lucha contra las guerrillas yugoslavas y griegas requirio una fuerte presencia de la Wehrmacht, que mantuvo en esos paises mas de 150.000 hombres en 1941. Todos esos medios y esas fuerzas hubieran podido ser empleados dos meses despues en la «Operacion Barbarroja» pero, ensoberbecido por sus ininterrumpidas victorias, Hitler era incapaz de pensar en la posibilidad de una derrota ante la Union Sovietica, a la que creia mal armada y al borde de la desintegracion.

LA VICTORIA CAMBIA DE BANDO

El 22 de junio de 1812 Napoleon Bonaparte declaro la guerra a Rusia y cuarenta y ocho horas mas tarde inicio la invasion. Otro 22 de junio, ciento treinta y nueve anos despues, sin previa declaracion de guerra, Hitler ataco a la Union Sovietica. Hacia la 1.30 de la madrugada de ese dia, el Fuhrer y su comitiva llegaban al corazon de un bosque de Prusia Oriental, a unos 15 km de Rastenburg. Wolfsschanze («La guarida del lobo») era un campamento militar, rodeado de alambradas, casamatas, centinelas y compuesto por barracones, en general poco comodos, que Hitler habia ordenado levantar para dirigir desde alli la «Operacion Barbarroja». Poco despues, hacia las 2 de la madrugada, el

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