saber si saliste con bien de todo aquello. Ahora se que si. Nunca he tenido ni tendre posibilidad de pagar todo lo que hiciste por mi, amigo, y quiero que sepas que siempre, siempre, te estare agradecido por todo aquello. Me ha costado mucho tiempo hallar a alguien de confianza y que ademas pueda permitirse el lujo de entrar y salir de Espana con facilidad. Aqui, los exiliados mantenemos cierto contacto, a veces cenamos o comemos juntos y fue en una de estas reuniones donde conoci a Gilberto. Es un empresario de exito, que se relaciona bien con el Movimiento pero que, aunque no se significo durante la guerra pues no le agradaban los desordenes, simpatiza en secreto con la causa de la Republica. Entablamos una gran amistad y ahora espero te haga llegar esta carta.
La noche en que me comunicaste que me iba, estaba preparando algo. Ahora te lo puedo decir: desde siempre trabaje para el Partido Comunista. Nunca milite. Decidimos hacerlo asi desde el principio para que pudiera tener una verdadera piel de espia pues, ademas, era policia. Ni siquiera durante la guerra me inscribi oficialmente en el Partido aunque siempre desarrolle labores de inteligencia para el mismo. Yo no era el unico caso, ya en la decada de los treinta el Partido creyo necesario desarrollar una suerte de servicio de inteligencia integrado por gente fiel que fuera infiltrandose en distintos estamentos de la sociedad. Nunca asistiamos a reuniones ni manifestaciones y no podiamos pertenecer a celula alguna. Una idea fantastica. Cuando comence a trabajar como policia -una sugerencia de mis superiores- comprobe que aquello me gustaba y que, encima, no se me daba mal, por lo que cumpli con mi doble funcion a la perfeccion. Luego llego la guerra y las cosas cambiaron. Cai prisionero, y como sabes, pase las de Cain. Cuando ya me dejaba morir, abandonado a cualquier atisbo de esperanza, recibi una gran noticia en la prision: Berruezo, mi companero de fatigas, me habia localizado e iba a hacer lo posible para que un capataz amigo suyo me reclamara para las obras de Cuelgamuros. Yo -ahora lo sabes- durante la guerra me especialice en el uso de explosivos. El Partido queria matar a Franco y me necesitaban para preparar una bomba. No se bien como me habian localizado por esos campos de concentracion en los que malvivi pero me llamaban a la accion. Yo era un muerto en vida, pero al tener un objetivo mi perspectiva cambio. Me juramente para aguantar vivo al precio que fuera y cumplir mi mision aunque me ejecutaran despues de conseguir acabar con el Caudillo. Total, ya estaba muerto, ?que mas me daba aguantar unos meses mas y eliminar a ese gusano de esta tierra? Tardaron casi un ano en lograr llevarme alli. Lo demas, ya lo sabes, llegue al campo y cumpli mi mision, sobrevivir. Luego fui preparando el golpe. Era facil, Franco iba mucho por alli y se trabajaba mucho con explosivos. Resultaba relativamente sencillo distraer un barreno por aqui y otro por alla. Tuve cierto contacto con Higinio, que tenia orden -el y otros companeros del Partido que penaban alli- de suministrarme el material necesario. La operacion se supervisaba desde Toulouse. Habia que enterrar la bomba a la entrada de la cripta aprovechando las polvaredas que surgian tras «las pegadas», en esos momentos en que ni siquiera los guardias entraban alli, solo presos, aunque aquello provocara que se los comiera la silicosis. Entonces te conoci a ti y vi tu catarsis. Yo estaba tan lleno de odio como tu, pero comprobe con asombro como alguien puede redimirse, volver a la vida tras haber hecho el mal, tras haber sufrido tanto y tanto a manos de otros… fue una valiosa leccion. Vi que te conmovias con el relato de mis penurias en aquellos malditos campos y descubri que un monstruo, un fascista, se portaba bien conmigo. Nos metimos juntos en la resolucion de aquel caso de rebote, como quien no quiere la cosa, y algo grande surgio entre nosotros: una gran amistad.
Senti lo que te hicieron a ti y a tu familia en la checa de Fomento y comprendi que, de haber ganado la guerra, tambien habriamos fusilado y encarcelado a la gente a millares. No somos tan diferentes. Todos somos monstruos y todos podemos ser bellisimas personas. Asi es el ser humano y asi son las guerras. El 25 de diciembre de 1943, Franco iba a asistir a una misa en la cripta. Era el momento y lo preparamos todo. Por eso Higinio y los anarquistas tuvieron sus tensiones. Cuando supimos que preparaban una fuga hubo problemas, porque llevabamos meses preparando la bomba a la espera del momento adecuado y un registro, unos interrogatorios, las detenciones, podian dar al traste con el plan. El caso es que el destino quiso que el dia 24 resolvieramos nuestro caso, amigo. Te comportaste como un gran detective e incluso me salvaste la vida cuando ese bastardo de Rullan me ataco aquel dia en el barracon. Te estaba agradecido y resolver el caso era la forma de demostrarlo. Al dia siguiente iba a estallar la bomba eliminando a Franco y, muy posiblemente, a una buena parte del Alto Mando franquista.
Sabia que aquello tiraba por tierra cualquier posibilidad de que rehiciera mi vida con Tote, de que pudiera salir de alli. Me daba igual. Lo tenia decidido desde antes y mi nueva situacion personal no iba a cambiar nada. Y no, no pienses que lo hacia por disciplina, por fidelidad al Partido o por idealismo -a estas alturas ya no creo en nada-, sino porque queria vengarme y llevarme por delante al tipo que tanto dano nos habia hecho. Sabia que yo, el asesino, era hombre muerto. En cuanto muriera el dictador comenzarian los interrogatorios y me cazarian como a un conejo. Me daba igual. Habia llegado alli con una mision e iba a cumplirla. Entonces, aquella noche, cuando ya tenia enterrada la bomba, apareciste tu y me dijiste que me iba. La cabeza me iba a estallar. La bomba estaba colocada y preparada para explotar a las nueve y cuarto del dia siguiente. Si el artefacto estallaba y yo conseguia fugarme como tu me planteabas, habria cumplido mi mision con mas exito del que nunca habia sonado.
Pero pense en algo… Si la bomba estallaba y yo escapaba casi en el mismo momento no tardarian en atar cabos, no se pararian ante nada, te descubririan, te torturarian. Probablemente el propio Venancio se veria obligado a confesar que la noche anterior habia ayudado a escapar a un preso. El asunto era grave, un atentado contra el dictador. Eras hombre muerto. Entonces, no se bien por que, tome los alicates con disimulo y mientras preparabas el coche pase por la cripta y corte los cables de la bomba.
Corte los cables, si.
Espero que nadie lo sepa nunca. Me averguenza decirlo pero yo, que pude matar a Franco, deje de hacerlo por un amigo. ?Que idiota! ?No?
Yo pude matar a Franco.
?Podia condenar al hombre, a un amigo, que me estaba dando la posibilidad de escapar del infierno y empezar una nueva vida? Estaba en mi mano que murierais los dos o vivierais ambos. Sopese las dos vidas, la suya, la tuya. La vida de Franco y la vida de Aleman.
?Cual valia mas para mi?
No habia duda.
?Y quieres saber algo, amigo?
No me arrepiento.
PD: Escribeme y hazme saber como estas. Dale la carta a Gilberto.
PDII: Tote trabaja en una oficina y yo en un cafe. Tengo un hijo, se llama Roberto.
Recibe un abrazo de tu amigo, Juan Antonio Tornell
TELEGRAMA ENVIADO DESDE MADRID Y RECIBIDO
POR DON JUAN ANTONIO TORNELL EN NUEVA YORK
EL 10 DE OCTUBRE DE 1947
Jeronimo Tristante
[1] El Comite Provincial de Investigacion Publica, sito en Bellas Artes, y luego en la calle de Fomento, fue conocido como la checa de Fomento.
[2] Cuando un detenido iba a ser puesto en libertad tras su detencion e