dano. ?Serviria de algo senalar que no ha estado en Walsall desde hace dos anos, cuando fue a comprar regalos de Navidad para Horace y Maud?

– Estuviste en Walsall, cogiste la llave de la escuela, te la llevaste a casa y la pusiste en el escalon de entrada, ?verdad?

– Me esta haciendo dano -dice George.

– Oh, no, que va. No te hago dano. Esto no te hace dano. Si quieres que el sargento Upton te haga dano, no tienes mas que pedirlo.

George se siente como en la epoca en que miraba fijamente a la pizarra lejana sin tener idea de cual era la respuesta correcta. Se siente como cuando estaba a punto de ensuciarse encima. Sin saber muy bien por que, dice:

– Voy a ser abogado.

El sargento afloja la presion, retrocede y se rie a la cara de George. Despues escupe hacia la bota del chico.

– ?Es lo que piensas? ?A-bo-ga-do? Que gran palabra para un pequeno mestizo como tu. ?Y si el sargento Upton te dice que nunca seras a-bo-ga-do?

George se contiene para no decir que incumbe al Mason College, a los examinadores y al Colegio de Abogados decidir si va a serlo o no. Piensa que debe irse a casa lo antes posible y contarselo a su padre.

– Permiteme una pregunta. -Upton parece haber suavizado el tono y George decide seguirle la corriente un momento mas-. ?Que son esas cosas que tienes en las manos?

George levanta los antebrazos y extiende los dedos automaticamente dentro de los guantes.

– ?Esto? -pregunta.

El hombre debe de ser un retardado mental.

– Si.

– Guantes.

– Pues bien, si eres un payaso espabilado y te propones ser abogado, sabras que a llevar un par de guantes se le llama ir preparado, ?no?

Vuelve a escupir y se aleja camino abajo. George rompe a llorar.

Esta avergonzado de si mismo cuando llega a casa. Tiene dieciseis anos, no se le permite llorar. Horace no ha llorado desde que tiene ocho. Maud llora mucho, pero es una invalida y ademas es chica.

El padre de George escucha su relato y anuncia que escribira al jefe de la policia de Staffordshire. Es deshonroso que un policia ordinario maltrate a su hijo en una via publica y le acuse de robo. Tienen que expulsar al agente del cuerpo.

– Creo que no esta en sus cabales, padre. Me ha escupido dos veces.

– ?Te ha escupido?

George vuelve a pensarlo. Sigue asustado, pero sabe que no es un motivo para decirle otra cosa que la verdad.

– No puedo asegurarlo, padre. Estaba como a un metro de distancia y ha escupido dos veces muy cerca de mi pie. Es posible que escupiera como hace la gente zafia. Pero al hacerlo parecia muy enfadado conmigo.

– ?Crees que es una prueba de intencion suficiente?

A George le gusta esto. Le estan tratando como a un futuro abogado.

– Quiza no, padre.

– Estoy de acuerdo contigo. Bien. No mencionare los escupitajos.

Tres dias despues, el reverendo Shapurji Edalji recibe una contestacion del honorable capitan George A. Anson, jefe de la policia de Staffordshire. Esta fechada el 23 de enero de 1893 y no contiene la esperada disculpa y promesa de una accion. Anson escribe, por el contrario:

?Sera tan amable de preguntarle a su hijo George de quien obtuvo la llave que fue depositada en el umbral de su casa el 12 de diciembre? La llave era robada, pero si se demostrara que todo el asunto fue obra de un tarado ocioso o una broma pesada, yo no consentiria que se emprendiera una investigacion policial al respecto. Si, no obstante, las personas implicadas en la sustraccion de la llave se niegan a dar explicaciones, me veo obligado a considerar muy seriamente que se trata de un robo. Puedo decir al instante que no fingire creer las protestas de ignorancia que pueda formular su hijo sobre esta llave. Mi informacion sobre el caso no procede de la policia.

El vicario sabe que su hijo es un chico decente y honorable. Tiene que vencer los nervios que parece haber heredado de su madre, pero muestra ya dotes muy prometedoras. Ha llegado la hora de empezar a tratarle como a un adulto. Ensena a George la carta y le pide su opinion.

George la lee dos veces y tarda un momento en ordenar sus pensamientos.

– En el camino -empieza a decir despacio-, el sargento Upton me acuso de haber ido a la escuela de Walsall a robar la llave. El jefe de la policia, por otra parte, me acusa de estar en connivencia con alguna otra persona o personas. Una de ellas robo la llave, yo acepte el objeto robado y lo puse en la entrada de casa. Quiza se den cuenta de que no he estado en Walsall desde hace dos anos. En todo caso, han cambiado su historia.

– Si. Bien. ?Y que mas piensas?

– Creo que los dos deben de estar majaretas.

– George, esa palabra es infantil. Y en todo caso es nuestro deber cristiano compadecer y apreciar al debil mental.

– Lo siento, padre. Entonces lo unico que pienso es que… deben de sospechar de mi por alguna razon que no comprendo.

– ?Y a que crees que se refiere cuando escribe «Mi informacion sobre el caso no procede de la policia»?

– A que alguien le ha mandado una carta denunciandome. A no ser… a no ser que no diga la verdad. Quiza este fingiendo saber cosas que ignora. Quiza solo sea un farol.

Shapurji sonrie a su hijo.

– George, con esa vista nunca habrias sido un buen detective. Pero con tu cerebro seras un excelente abogado.

Arthur

Arthur y Louisa no se casaron en Southsea. Tampoco se casaron en Minsterworth, Gloucestershire, la parroquia original de la novia. Ni se casaron en la ciudad natal de Arthur.

Cuando Arthur abandono Edimburgo como un medico recien diplomado, abandono tambien a su madre, a su hermano Innes y a sus tres hermanas menores: Connie, Ida y la pequena Julia. Tambien dejo al otro ocupante del piso, el doctor Bryan Waller, presunto poeta, inquilino incontrovertible y un tipo condenadamente a gusto con el mundo. A pesar de toda la gratitud de Arthur por la ayuda de Waller como tutor, algo le reconcomia aun. Nunca pudo disipar del todo la sospecha de que la ayuda del inquilino no habia sido desinteresada, aunque Arthur no lograba detectar la naturaleza exacta de aquel interes.

Cuando se fue, se habia imaginado que Waller no tardaria en abrir su propia consulta, buscarse una esposa, labrarse una pequena reputacion local y despues apagarse poco a poco en su condicion de recuerdo ocasional. Tales expectativas no habrian de cumplirse. Arthur salio al mundo por el bien de su familia desamparada y acabo descubriendo que Waller habia asumido esa tarea de proteccion que no era

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