de su maldita incumbencia. Se habia convertido, en una expresion que Arthur evitaba emplear adrede en las cartas a su madre, en un cuco en el nido. Cada vez que Arthur volvia a casa, se figuraba, credulo, que la historia familiar, suspendida desde su ultima visita, se reanudaba donde el la habia dejado. Pero cada vez se daba cuenta de que esa historia -su predilecta- habia continuado sin el. Cayo en la cuenta de que captaba palabras, miradas y alusiones inesperadas, anecdotas en las que el ya no estaba incluido. La vida seguia alli sin su presencia, una vida que al parecer animaba el inquilino.

Bryan Waller no se establecio como medico; tampoco sus pinitos poeticos cristalizaron en una costumbre profesional. Heredo una finca en Ingleton, en el West Riding de Yorkshire, y emprendio una vida ociosa de hacendado ingles. El cuco tenia ya unas diez hectareas de bosque alrededor de un nido de piedra gris llamado Masongill House. Pues bien, tanto mejor. Solo que Arthur apenas habia asimilado esta buena noticia cuando llego una carta de su madre informandole de que ella, Ida y Dodo tambien se marchaban de Edimburgo; y tambien se iban a Masongill, donde les estaban preparando una casa de campo dentro de la finca. La madre no intento justificarse; se limitaba a declarar lo que estaba ocurriendo. De hecho, ya habia ocurrido. Oh, si, habia una justificacion: el alquiler era muy bajo.

Arthur lo considero un secuestro y una traicion al mismo tiempo. No logro en absoluto convencerse de que aquello era una accion caballerosa por parte de Waller. Un autentico caballero cortesano habria concertado que la madre y las hijas recibieran una misteriosa herencia mientras el partia a un pais lejano, en un viaje largo y de preferencia con una mision peligrosa. Un autentico caballero tampoco habria dejado plantadas a Lottie o a Connie, a la que fuese de las dos. Arthur no tenia pruebas y quiza solo habia sido un devaneo que genero falsas expectativas, pero algo habia habido, si determinadas insinuaciones y silencios femeninos significaban lo que el presentia.

Las sospechas de Arthur, ay, no terminaban aqui. Era un joven al que le gustaban las cosas claras y ciertas, pero que estaba en un sitio donde poco estaba claro y algunas certezas eran inaceptables. Que Waller era algo mas que un simple huesped era tan evidente como la existencia de la nariz en la cara. A menudo hablaban de el como de un amigo de la familia y hasta como de un miembro de la misma. Pero no Arthur: no queria que le endilgaran de repente un hermano mayor, y mucho menos uno al que su madre sonreia de un modo distinto. Waller era seis anos mayor que Arthur y quince anos mas joven que la madre. Arthur habria puesto la mano en el fuego en defensa de la honra de su madre; de ella habia aprendido sus principios, su sentido de la familia y el deber para con ella. Y, sin embargo, a veces se preguntaba como parecerian las cosas en un juicio. ?Que pruebas podrian aportarse y que presunciones haria un jurado? Consideremos, por ejemplo, lo siguiente: su padre era un dipsomano debilitado al que de vez en cuando recluian en casas de salud; su madre habia alumbrado a su ultima hija cuando Bryan Waller formaba parte ya de la familia, y le habia puesto cuatro nombres de pila. Los tres ultimos eran Mary, Julia y Josephine; el sobrenombre de la nina era Dodo. Pero su primer nombre era Bryan. Arthur no aceptaba que Bryan fuese un nombre de chica.

Mientras Arthur cortejaba a Louisa, su padre se las ingenio para conseguir alcohol en su encierro, rompio una ventana en su intento de huida y fue trasladado al real manicomio de Montrose. El 6 de agosto de 1885, Arthur y Touie se casaron en la iglesia de St. Oswald, en Thornton-in-Lonsdale, en el condado de Yorkshire. El novio tenia veintiseis anos y la novia veintiocho. El padrino de Arthur no fue otro socio del Bowling Club de Southsea, un miembro de la Sociedad Literaria y Cientifica de Portsmouth o de la logia Fenix numero 257. La madre lo habia organizado todo y el padrino de Arthur fue Bryan Waller, que al parecer le habia suplantado como proveedor de vestidos de terciopelo, gafas doradas y asientos comodos delante del fuego.

George

Cuando George descorre las cortinas, hay una lechera vacia en medio del cesped. Se la ensena a su padre. Se visten e investigan. A la lechera le falta la tapa, y cuando George mira dentro ve un mirlo muerto en el fondo. Entierran al pajaro enseguida detras del monticulo de abono. George accede a que le digan a la madre lo de la lechera, que colocan en el camino, pero no lo que contiene.

Al dia siguiente George recibe una postal donde se ve una tumba en Brewood Church y a un hombre con dos esposas. El mensaje dice: «?Por que no sigues tu antiguo juego de escribir en las paredes?».

Su padre recibe una carta con la misma letra informe: «Cada dia, cada hora, crece mi odio contra George Edalji. Y tu maldita mujer. Y tu horrible nina. ?Crees, fariseo, que porque eres vicario Dios te absolvera de tus iniquidades?». No le ensena la carta a George.

Padre e hijo reciben una comunicacion conjunta:

?Ja, ja, hurra por Upton! ?El bueno de Upton!

Bendito Upton. ?El bueno de Upton! ?Bendito sea!

?El querido Upton!

Alzaos, alzaos por Upton,

soldados de la Cruz, levantad alto la ensena real

y resplandezca su luz.

El vicario y su esposa deciden que ellos abriran en lo sucesivo todo el correo dirigido a la vicaria. Es preciso a toda costa no perturbar los estudios de George. Por consiguiente, no debe ver la carta que empieza: «Juro por Dios que hare dano a una persona. Lo unico que me preocupa es la venganza, venganza, la dulce venganza que ansio, y luego sere feliz en el infierno». Tampoco ve la que dice: «Antes de que acabe el ano su hijo estara en el cementerio o deshonrado para toda la vida». Sin embargo, le muestran la que comienza diciendo: «Tu, fariseo y falso profeta, acusaste a Elizabeth Foster y la despediste, tu y tu maldita esposa».

Las cartas se vuelven mas frecuentes. Estan escritas en papel rayado barato y arrancado de un cuaderno; las han echado al correo en Cannock, Walsall, Rugeley, Wolverhampton y hasta la propia Great Wyrley. El vicario no sabe que hacer con ellas. En vista de la conducta primero de Upton y despues del jefe de la policia, no tiene mucho sentido denunciar el hecho a la policia. A medida que las cartas se acumulan, intenta hacer un listado de sus caracteristicas principales. Son las siguientes: una defensa de Elizabeth Foster; una frenetica alabanza del sargento Upton y la policia en general; un odio demente a la familia Edalji, y una mania religiosa, que puede presuponerse o no. El estilo de la letra varia, como se imagina que uno haria para camuflarla.

Shapurji reza para que Dios le ilumine. Tambien reza para pedir paciencia, por su familia y -con un sentido del deber ligeramente reacio- por quien redacta las cartas.

George sale hacia la universidad antes de la primera entrega del correo, pero al volver suele detectar si ha llegado una carta anonima ese dia. Su madre muestra una alegria falsa y pasa de un tema de conversacion a otro, como si el silencio, igual que la gravedad, pudiese aplastarlos a todos contra el barro y la mugre del suelo. Su padre, menos dotado para el disimulo social, adopta una actitud retraida y ocupa la cabecera de la mesa como convertido en una estatua de granito. La distinta reaccion del padre y de la madre crispa los nervios del uno y de la otra; George trata de encontrar un termino medio hablando mas que su padre pero menos que su madre. Entretanto, los unicos, aunque transitorios, beneficiarios de la campana de cartas son Horace y Maud, que parlotean descontrolados.

Despues de la llave y la lechera, otros objetos aparecen en la vicaria. Un cucharon de peltre en un alfeizar; un conejo muerto clavado en la hierba por un bieldo; tres huevos rotos en el escalon de la entrada. Todas las mananas, George y su padre exploran el terreno antes de permitir que la madre y los dos hijos pequenos salgan fuera. Un dia encuentran veinte monedas de penique y de medio penique depositadas a intervalos en el cesped; el vicario decide considerarlas un donativo a la Iglesia. Tambien hay pajaros muertos, la mayoria estrangulados; y un dia, en un lugar muy visible hay excrementos. Alguna que otra vez, a la luz del alba, George percibe algo que es menos que una presencia, un posible observador; es mas una ausencia proxima, la sensacion de que alguien acaba de marcharse. Pero nunca capturan a nadie y ni siquiera lo

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