pusieron a vigilar una empresa de transportes de Union.

Vieron que los camioneros se limitaban a entrar con la caja del camion en el patio de carga, se enganchaban a un trailer y se ponian en camino sin mas que saludar con un gesto al guardia de seguridad al pasar. Decidieron que aquella seria una manera facil de poner la mano encima a cargas valiosas sin el menor-esfuerzo. Richard hasta asistio a una autoescuela para aprender a llevar trailers de dieciocho ruedas. Era el unico que tenia los huevos de entrar en el patio de carga y engancharse a un trailer como si tuviera todo el derecho del mundo, tan tranquilo que a nadie se le ocurria decirle nada.

Cuando la nueva banda se entero de que habia un cargamento valioso de ropa vaquera, robaron un camion. Richard se vistio de camionero, hasta se puso una gorra del sindicato de camioneros, y entro con el camion en el patio, se engancho al trailer de ropa vaquera y se puso en marcha, procurando despedirse con la mano del guardia de seguridad, que le devolvio el saludo con una sonrisa. Todo funciono como un reloj. Ahora solo les faltaba llevar el trailer a un comprador de Teaneck y cobrar, y el trabajo estaba hecho. A Richard le agradaba lo bien que habia salido el golpe. Pero seguia inquieto: ahora, por primera vez en su vida, tenia algo que perder: una esposa a la que queria y un nino al que querria tambien incondicionalmente. El plan era que John y Sean seguirian a Richard hasta el almacen de Teaneck, pero para seguir a Richard tuvieron que saltarse un semaforo y los hizo parar un agente de la Policia estatal de Nueva Jersey. Richard siguio adelante, con aprension y sin dominar bien aquel trailer enorme en la carretera. Se tranquilizo, se recordo a si mismo que debia conducir despacio, que no debia hacer nada por lo que lo pudieran hacer parar. Tanto la caja como el trailer eran robados, y el llevaba encima un revolver del 38 con canon de dos pulgadas. Si un policia lo hacia parar por algun motivo, el lo mataria y seguiria adelante. Juro que no iria a la carcel, que no lo apartarian de la unica persona a la que habia querido en su vida… ni de su hijo, que estaba por nacer. A aquel hijo lo amaria y lo cuidaria, se encargaria de que no le faltara nada.

Mientras Richard pensaba en el futuro esperando que no apareciera ningun policia, corto el paso sin darse cuenta a un Chevrolet rojo. En el iban unos jovenes. Estos se pusieron a su lado y empezaron a decirle cosas, a insultarlo, y despues se le pusieron delante y redujeron la velocidad, obligandole a pisar con fuerza los pesados frenos neumaticos. Le hicieron el gesto de levantar el dedo corazon, un gesto que siempre encolerizaba a Richard. Siguieron asi. El supuso que estaban borrachos. Pero seguian obligandole a reducir la velocidad y a pisar los frenos. Siguieron asi durante varios kilometros. Richard temio entonces que un agente de la Policia estatal lo viera conducir de manera irregular y le mandara parar, y entonces tendria un problema grande. Decidio frenar y detenerse por su cuenta, dejar que aquellos dos imbeciles siguieran su camino; y asi lo hizo. Pero el coche tambien se detuvo y dio marcha atras. Ay, mierda, penso Richard. Yo no quiero meterme en lios, pero los lios me siguen a mi.

Se bajo de la cabina sacudiendo la cabeza, esperando que la situacion se calmara cuando vieran lo grande que era; pero los dos tipos se bajaron de su coche insultando a Richard. Uno llevaba un bate de beisbol recortado.

– Mirad, chicos -dijo Richard-, no quiero lios. Seguid vuestro camino. Yo estoy trabajando, nada mas.

– ?Que te jodan, puto gilipollas! -dijo el tipo del bate, que no dejaba de amenazar con el a Richard.

– No me joderan a mi; te joderan a ti -dijo Richard, y saco el 38 y los abatio a los dos a tiros. Despues se acerco a ellos y los remato de sendos tiros en la cabeza, para asegurarse de que no pudieran irse de la lengua. Despues se subio tranquilamente a la cabina y se puso en marcha. Sin mas incidentes, llego al almacen, cobro su parte del dinero y se volvio a su casa.

Siempre reservado, no conto nada de lo sucedido a Sean ni a John.

Con lo ganado en aquel trabajo, doce mil dolares, Richard se compro un coche mejor, un televisor grande en color y algunas cosas que necesitaban para la casa, y dejo un poco ahorrado. Barbara no le pregunto de donde habia sacado el dinero; bien sabia que no debia preguntarle… nada. Si el tenia algo que decirle, ya se lo diria.

Richard estaba satisfecho. Se habia arriesgado, habia dado un buen golpe; era todo un hombre, un buen cabeza de familia. Saldria adelante.

No penso siquiera en los dos hombres que habia matado. Para el eran como dos insectos que se hubieran estampado en el parabrisas. Eran victimas de la carretera, nada mas. Pero si que se libro del revolver que habia utilizado para aquel trabajo.

Los dos asesinatos no se relacionaron nunca con Richard: no habia testigos ni pistas, solo dos hombres muertos a tiros en la carretera.

Cuando a Barbara le crecio el vientre, Richard intento controlar su mal genio. No queria hacerle dano, hacerle perder otro nino. No queria convertirse en lo que habia sido su padre, explico hace poco. Cuando me enfado, lo veo todo rojo y exploto como una bomba. Es una cosa que no me gusta de mi mismo. Sigue sin gustarme. Yo no queria hacer dano a Barbara. Queria a Barbara. Supongo que el problema era que estaba obsesionado con ella. Despues de… despues de pegarla o maltratarla, siempre me odiaba a mi mismo. Me odiaba de verdad. Me miraba al espejo y no me gustaba lo que veia.

Richard seguia llevando dentro el gusanillo del juego.

Con intencion de multiplicar el dinero que habia ganado en el robo del camion, acudio a una partida fuerte de cartas en Paterson. Richard llego a la partida con seis mil dolares en el bolsillo, en billetes de cien. Durante unas horas tuvo una racha ganadora dorada, pero acabo perdiendo los seis mil. Se volvio a su casa furioso consigo mismo. Barbara no sabia nada del dinero que habia tenido y que habia perdido. Richard entro por la puerta con un humor de perros, siniestro. Ya estaba casi amaneciendo, pero Barbara sabia que no debia hacer preguntas a su marido sobre sus habitos irregulares. Le preparo unos huevos. El dijo que estaban pasados, los tiro al suelo y se fue a la cama. Menos mal que me lo quito de encima, penso Barbara.

La tia de Barbara, Sadie, fallecio. El corazon enfermo le fallo por fin, y murio en paz mientras dormia. Barbara quedo destrozada. Habia estado muy unida a Sadie. Richard la habia apreciado (y el no apreciaba a mucha gente) y asistio al entierro con Barbara, estuvo alli sentado comportandose como es debido. Cuando Barbara lloraba, el la consolaba. No habia visto nunca el modo que tenian los italianos de expresar abiertamente su dolor, y le sorprendio. Para Richard, la muerte no era mas que un proceso natural; no era cosa como para quedarse hundidos. Parecia que estaba extranamente distanciado del dolor normal que sienten las personas por la desaparicion de un ser querido. Era la falta de empatia, sintoma clasico de la personalidad psicotica. Stanley Kuklinski habia conseguido despojar a Richard a golpes de su empatia. Richard no habia visto nunca a Barbara tan alterada, ni siquiera cuando habia perdido al hijo el ano anterior.

Aquella noche tenian que asistir al oficio funebre oficiado por el parroco, el padre Casso, pero Barbara y Richard llegaron tarde porque el tuvo que ir a alguna parte y la recogio cuando ya habia empezado el oficio religioso. Ella estaba enfadada, y el no entendia por que.

– Ya esta muerta, ?no? -le dijo el.

– No se trata de eso. Se trata de manifestar el respeto debido.

El no supo que responder, no tenia ningun punto de referencia ni concepto claro de aquel tipo de respeto.

Merrick Kuklinski nacio en marzo de 1964. Era una nina sana, al parecer. Barbara estaba entusiasmada. Habia perdido tres hijos, y ?quien sabia lo que podia pasar con los estallidos irracionales de Richard? A diferencia de los hijos que habia tenido con Linda, Richard veia en aquella nina una bendicion valiosa, y estuvo muy carinoso con Barbara. No podria haber estado mas atento en todos los sentidos. ?Queria algo de beber, de comer? ?Que queria que le trajese? Barbara empezaba a pensar que, de hecho, se habia casado con dos hombres claramente distintos, el Richard bueno y el Richard malo. Cuando era el Richard bueno -explicaba ella-, era el colmo de la amabilidad, de la generosidad y de la consideracion. Cuando era el Richard malo, era el canalla mas malo del mundo.

Cuando llego el momento de volver a casa con Merrick, Richard llevo con orgullo en brazos a su nina, con el maximo cuidado y una gran sonrisa en su cara de pomulos marcados.

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