– Cuando tus chicos pegaban a mi chico, te quedabas mirando sin hacer nada. Ahora que mi chico se defiende, intervienes.
Acto seguido, Stanley dio a O'Brian un golpe tan fuerte que le hizo perder el sentido alli mismo, en la acera, delante de todo el mundo, a una manzana de la iglesia de Santa Maria.
A Richard le dieron ganas de correr hasta su padre, de abrazarlo y darle las gracias por haberse puesto de su lado, por haberlo arreglado todo; pero sabia que no podia hacer una cosa asi de ninguna manera. Las muestras de afecto hacia su padre estaban prohibidas. Aquella tarde de sabado, Richard aprendio la ley del mas fuerte. Richard se preguntaba muchas veces por que su padre y su madre no lo querian, que habria hecho el para merecer su indiferencia y su violencia. Se cerro mas y mas en si mismo, estaba siempre solo, parecia que no era capaz de tener amigos, y dentro del nino se iba acumulando una rabia hirviente, ardiente.
Como Stanley se gastaba la mayor parte de lo que ganaba en beber e ir con mujeres los fines de semana en los bares de Jersey City y de Hoboken, la familia tenia que salir adelante con poco, y siempre estaban escasos de comida y de ropa de abrigo. Toda la ropa de Richard estaba sucia y andrajosa, y sus companeros de la escuela empezaron a ponerle motes: tonto polaco, flacucho, espantapajaros, porque tenia delgados los brazos y las piernas. Richard adquirio en poco tiempo un complejo de inferioridad que llevaria encima durante el resto de su vida. Entre los chicos polacos, italianos e irlandeses habia enfrentamientos constantes, y Richard se convirtio en blanco de las burlas, las provocaciones y los desprecios de los chicos irlandeses e italianos. Se burlaban de los agujeros que llevaba en la ropa, de sus zapatos rotos y descosidos. Parecia que a Anna no le preocupaba en absoluto el aspecto de Richard; su unico interes era la iglesia, las oraciones, poner velas a los santos y rezar el rosario, cosas que de nada servian a su hijo.
Anna se quedo embarazada otra vez al poco tiempo y dio a luz prematuramente a una nina a la que llamaron Roberta. Se quedo embarazada una vez mas, y los Kuklinski tuvieron un cuarto hijo al que llamaron Joseph, y que, como su hermano mayor, Richard, llegaria a convertirse en un asesino sin conciencia, en un psicopata.
Al tener que alimentar y vestir a tres hijos, Stanley se volvio todavia peor. Empezo a llevar a su casa a mujeres de vida alegre que encontraba en los bares, y con las que fornicaba a su gusto. Cuando Anna protestaba, el le pegaba con el cinturon, con los punos y con los pies. Era el rey de la casa y hacia lo que le daba la gana. Una vez, Richard intento defender a su madre, y Stanley le dio en la cabeza un golpe tan fuerte que dejo al chico sin sentido durante la mitad de la noche. Cuando Richard volvio en si, tenia en la sien un chichon del tamano de un limon, y paso varias horas sin recordar siquiera como se llamaba. Richard llego a odiar a su padre y solia fantasear con matarlo.
Por fin, Stanley se enredo con otra mujer polaca y empezo a ir menos a casa, lo cual era de agradecer. Anna tenia por entonces dos trabajos, uno en la empresa Armond, de envasado de carne, y otro fregando suelos en la iglesia de Santa Maria, por las noches.
Anna, que habia caido en el fanatismo religioso, intentaba inculcar el temor de Dios a sus hijos, sobre todo a Richard (se empeno en que asistiera a una escuela catolica), pero este habia llegado a aborrecer a la Iglesia y sus ensenanzas restrictivas e hipocritas. Esto se debia en buena parte a la brutalidad de las monjas y los curas de Santa Maria, de la facilidad con que recurrian a los castigos corporales; llego a creer que parecian todavia mas malos y malintencionados que su padre, lo que ya era dificil, segun dijo el propio Richard. Richard padecia una dislexia aguda, le costaba mucho trabajo leer, y cuando intentaba guiarse la vista al leer siguiendo el texto con el dedo, la monja le pegaba sin falta en la mano con una regla de metal.
Richard se acostumbro a hacer tonterias en clase. Le gustaba hacer reir a los demas, lo que siempre le valia un bofeton. A veces, las monjas de cara austera y amargada le tiraban de las orejas, que tenia demasiado grandes. Richard creia que les gustaba pegar y dar bofetadas a sus pequenos discipulos.
A instancias de Anna, Richard se hizo monaguillo. Todos los domingos madrugaba, iba a Santa Maria y ayudaba al cura a decir misa. Cuando los curas subian al pulpito, parecian bastante buenos y hablaban con efusion de la caridad y de la bondad y de huir del pecado; se hacian los compasivos, como si les importara aquello. Pero Richard creia que eran hombres de espiritu mezquino, que bebian alcohol, que condenaban los actos de los demas con facilidad y que renian e incluso daban bofetadas a los chicos que no cumplian a su gusto con sus tareas de monaguillo. Uno de los curas abordo a Richard hablandole de manera indecente del sexo, de las virtudes de la masturbacion, y Richard procuro no volver a quedarse a solas con aquel cura. Richard no sabia gran cosa del sexo, pero sabia que lo que latia tras los ojos de aquel cura, tras su cara, estaba mal, era pecado.
Tambien las monjas recurrian con facilidad a la violencia repentina e irracional contra los ninos que tenian a su cuidado. Cierta monja tenia la costumbre de usar el borde afilado de una regla de metal, y daba con ella tan fuerte a Richard en los nudillos que le hacia sangrar. Despues de que esto se repitiera varias veces, Richard se harto y dijo:
– Si me vuelves a pegar, so zorra, te parto la puta cabeza, ?perra!
La monja, aturdida por las palabras de Richard, por el fuego que veia de pronto en sus ojos, huyo del aula y regreso al poco rato con un cura iracundo, de rostro enrojecido, que dio a Richard una bofetada tan fuerte que la cara le escocio y se le formo al poco rato una contusion enorme de color de fresa. Veia puntos blandos que giraban ante sus ojos. El cura asio a Richard de la oreja y lo arrastro hasta su despacho, donde se puso a pegar al chico con un libro. Richard advirtio mas tarde que el libro era una Biblia. Aquella misma noche, Richard recibio una segunda paliza a manos de su madre.
A partir de aquel dia Richard tuvo poco interes por la religion, y llego a creer que las monjas y los curas eran un monton de canallas sadicos que aprovechaban la religion y el espectro omnipresente de Dios para asustar a la gente y para manipularla, obligandola a hacer lo que ellos querian, cuando ellos querian y como ellos querian. La religion no era mas que una gran estafa, penso, y no tardo en abandonar la Iglesia catolica, sus ensenanzas, sus preceptos y su disciplina. Pero no dejaba de encontrar solaz sentandose en la iglesia cuando estaba vacia. Miraba el rostro dolorido de Cristo en la cruz y le preguntaba cosas: donde estaba Florian; por que era tan cruel la gente; por que le pega han su padre y su madre. No recibia ninguna respuesta. Llego a crin que si Dios existiera, jamas consentiria esa violencia con la que trataban a los ninos los padres, los curas y las monjas.
Los animales… no es de extranar que Richard no tardara en volcar su furia contra ellos.
Los perros y los gatos callejeros se convirtieron en blanco de su ira. Richard inventaba tormentos terribles, mas sadicos de lo normal para un nino. Atrapaba a dos gatos, los ataba por la cola, los colgaba en un tendedero y contemplaba con deleite como se hacian trizas uno al otro. Tiraba gatos callejeros al incinerador, lo prendia, y disfrutaba de. los chillidos de los gatos, que intentaban en vano trepar por el conducto. Cazaba perros, les prendia fuego con gasolina y los veia correr envueltos en llamas. Mataba a los perros a golpes con porras, con trozos de caneria y con martillos.
Mato a tantos animales callejeros (que le servirian de entrenamiento para el asesinato indiscriminado de seres humanos) que limpio de ellos el barrio. Dentro del joven Richard Kuklinski habia algo que marchaba muy mal; pero nadie se ocupo de sus problemas, de los demonios que ya tenia dentro, y estos adquirieron unas proporciones monumentales.
3
Richard empezo a robar para comer. Con todo lo