– ?Bebermela? -respondio Yu con sorna, asombrado por la crueldad con la que Peng hablaba de Qian.
– En aquella epoca, un chico joven como era yo no sabia nada de nada. Solo fui un sustituto con el que satisfacer su lujuria. Yo no le importaba en absoluto: lo unico que le interesaba era mi maldito parecido con su amante muerto. Despues de salir de la carcel, donde se esfumaron mis mejores anos y todas las oportunidades que se me pudieran presentar, no consegui encontrar un trabajo decente. Era un despojo humano sin conocimientos ni experiencia. Sin ningun futuro.
Mientras contemplaba a ese hombre de mediana edad cansino y desalinado, que bebia cerveza como si se fuera a acabar el mundo, Yu se pregunto que podria haber visto Qian en el.
– Las cosas no han sido faciles para usted, Peng, pero de todo esto hace muchisimo tiempo. Nunca sabra lo que Qian llego a pensar entonces; ella tambien pago un precio terrible por sus actos. Por favor, cuentemelo todo desde el principio.
– ?Quiere decir mi historia con Qian?
– Si, toda la historia.
– Venga ya, no soy tan idiota, senor periodista. Esa historia vale un dineral. No la va a comprar con un par de cervezas.
– ?A que se refiere?
– Alguien vino a verme mucho antes que usted. Un escritor, o al menos se presento como escritor. -Peng se metio un trozo de carne estofada en la boca-. Fui un ingenuo al contarselo todo, y ni siquiera me pago una botella de cerveza. Solo me dio un par de cigarrillos de la marca Montanas de la Pagoda Roja, una de las mas baratas. Escribio su libro, vendio millones de ejemplares y yo no saque ni un centimo.
– ?Ha leido el libro?
– Me han dicho que me ha pintado como un granuja.
El escritor, presumiblemente el autor de
– Mire, Peng, en realidad no tengo por que escuchar su historia, puedo leer el libro. ?Que le parece cien yuanes a cambio de un par de preguntas? -inquirio Yu, sacando la cartera mientras imaginaba como habria reaccionado Chen en este caso. A diferencia de Yu, Chen podia disponer de fondos del Departamento gracias a su cargo de inspector jefe.
– Quinientos yuanes. -Peng sorbio una cucharada de sopa de pescado de Guizhou y luego se relamio.
– Dejeme decirle algo. -Yu golpeo la mesa con la base de la botella de cerveza-. Hace unos dias siguio usted a Jiao, y despues se llevo el dinero que ella le dio. Me lo soplo un amigo poli, y yo impedi que lo detuviera. Al fin y al cabo, usted es una victima de la Revolucion Cultural.
Era una posibilidad muy remota, pero quiza resultara. Tal vez Peng hubiera chantajeado a Jiao, y aunque no lo hubiera hecho, con sus antecedentes, a la policia no le costaria demasiado crearle problemas.
– Esos malditos polis. Vinieron a verme hara un mes y me trataron como si fuera una mierda. No me sacaron nada, claro -explico Peng poniendose dramatico. A continuacion estiro el brazo y le arrebato a Yu el billete de cien yuanes-. Jiao es mi hijastra, ?no? Tiene mucho dinero, es justo que me de un poco a mi.
– ?Asi que Qian le dejo a Jiao algo en herencia?
– Un tesoro escondido. Era de esperar. ?Quien fue su madre? Una reina en el mundo del cine. ?Con cuantos hombres ricos y poderosos se habia acostado?
– Sin embargo, los Guardias Rojos debieron de registrar su casa de arriba abajo y llevarse los objetos de valor.
– No, no lo creo. He pensado mucho en ello, no soy un descerebrado. Los Guardias Rojos del distrito no invadieron su casa a toda prisa, como hicieron con las de otras familias. Tal vez Qian tuvo tiempo de esconder sus pertenencias.
La supuesta existencia de un tesoro escondido debia de consumir a Peng, dado lo poco que ganaba el con sus empleos esporadicos. Cabia esa posibilidad, pero ?habria movido eso a Seguridad Interna, y al inspector jefe Chen, a emprender una investigacion de estas caracteristicas?
– Llame al escritor -continuo explicando Peng-. No me dio dinero, ni a ella tampoco, segun dijo. Asi que Qian debia de tener el tesoro de Shang.
– Jiao era tan pobre como usted hasta hace aproximadamente un ano. Si Shang le hubiera dejado algo, Jiao lo habria vendido hace mucho.
– Shang le dejo algo, lo se.
– ?Como lo sabe?
– Usted es un hombre inteligente -dijo Peng con aire misterioso, mientras le sacaba un ojo a la carpa al vapor y se lo ponia sobre la lengua-. Shang bailaba con Mao, el venia a verla desde la Ciudad Prohibida. Seguro que Mao tenia acceso al tesoro de las antiguas dinastias.
– Eso no son mas que imaginaciones suyas, Peng.
– No. Yo tambien he hecho mis averiguaciones. El interes por las antiguedades es bastante reciente. Hara dos o tres anos, no habia manera de encontrar a nadie dispuesto a comprar cosas de la Ciudad Prohibida. No a un buen precio, quiero decir. Esto explica por que Jiao se enriquecio de repente hace mas o menos un ano. Ademas, puedo demostrarselo -anadio Peng, intentando coger con los palillos una cola de cerdo estofada en salsa de soja-. Usted ya ha hecho su pregunta, y yo le he dado mi respuesta.
– ?En serio? -Yu volvio a sacar la cartera, en la que le quedaban unos doscientos yuanes-. Es todo lo que llevo. Cien mas. Y tengo que pagar la comida. Digame como puede demostrarlo.
– No habra malgastado su dinero, senor periodista -respondio Peng, metiendose en el bolsillo el billete mientras bebia otro largo trago de cerveza-. Llevo bastante tiempo siguiendo a Jiao. Como sospechaba, ha vendido las antiguedades, pieza a pieza. Nadie podria haberse permitido todo el lote. Asi que un dia la segui hasta el club Puerta de la Alegria.
– ?Puerta de la Alegria? -Era la sala de baile donde Shang habia deslumbrado a todos tiempo atras, tal y como Peiqin le habia contado. Entonces Yu recordo otro caso, y sintio una repentina punzada en el corazon. No hacia mucho, una de sus companeras habia sido asesinada alli mientras el aguardaba en el exterior del edificio-. Eso no me parece demasiado sospechoso.
– Pero la forma en que Jiao se comporto alli si lo fue. No dejaba de mirar de reojo, como si temiera que la siguieran. Antes se metio en una peluqueria y, en lugar de arreglarse el pelo, se puso unas gafas de sol y salio por la puerta trasera a un callejon lateral. Casualmente, yo estaba comprando un paquete de cigarrillos cerca de alli, o sea que no la perdi de vista. Para poder seguirla hasta el interior del club tuve que gastarme todo el dinero que llevaba en el bolsillo en una entrada. Y alli estaba ella, claro, bailando con un hombre alto y robusto con la cara tan redonda como la luna llena.
– ?Quiere decir que Jiao es una «acompanante para bailes»?
– No, no lo creo. Esas acompanantes para bailes no ganan demasiado dinero. Y esa fue la unica vez en que la vi entrar alli. Normalmente va a la Mansion Xie, donde celebran bailes cada semana.
– ?Asi que el hombre es alguien a quien Jiao conocio en la Mansion Xie?
– Eso no lo se. Nunca me permitirian entrar alli, y se de sobra que no vale la pena intentarlo. Pero, aquella misma noche, creo que lo vi en casa de Jiao.
– ?La siguio desde la sala de baile hasta su casa?
– No, no exactamente. Solo bailo un par de piezas y luego se fue. Me entro curiosidad y la segui. Paro un taxi, y yo cogi un autobus. Tarde mucho mas que ella en llegar. Me hubiera sido imposible entrar en el edificio, asi que di unas cuantas vueltas, con la intencion de abordarla si salia. Entonces levante la vista y vi a alguien que estaba de pie junto a la ventana de su dormitorio: el hombre de la sala de baile. Jiao se apoyo contra el brevemente, de una forma muy intima.
– ?Cuando paso todo esto?
– Hara un par de meses.
Es decir, antes de que Chen hubiera empezado a investigar; posiblemente, antes tambien de que lo hubiera hecho Seguridad Interna, penso Yu. Al parecer, no habian visto a nadie en el piso de Jiao desde entonces.
– ?Paso alguna otra cosa despues?
– Apagaron la luz y ya no vi nada mas.
– Podria haber sido un vecino de Jiao.