cafes cercanos parecian ruidosos y estrechos. Les seria imposible encontrar un lugar tranquilo donde hablar.
Liu condujo a Chen hasta un aparcamiento escondido detras de la torre de la estacion, en el otro extremo de la plaza. El agente de Seguridad Interna apreto el boton de un mando a distancia y abrio las puertas de un Lexus plateado que estaba alli aparcado. Nada mas entrar en el coche, Liu encendio el motor y puso en marcha el aire acondicionado antes de entregarle a Chen un expediente sobre el asesinato de Song, todo ello sin mediar palabra.
Chen se puso a leer de inmediato. Comprendia el silencio acusador de Liu. Sin lugar a dudas, Song habia sido asesinado a causa de la investigacion que llevaba a cabo junto con Chen, hasta que el inspector jefe se tomo unas vacaciones no anunciadas, y hasta ahora sin explicacion.
No fue casualidad que hubieran atacado a Chen y a Song en circunstancias similares, aunque Chen habia tenido mas suerte.
Chen encendio un cigarrillo y agito la mano sobre el documento, sin poder evitar sentirse responsable, al menos en parte, de la muerte de Song. Los recuerdos fragmentados de su desagradable colaboracion ascendieron en espiral con el humo. Si le hubiera permitido a Song hacer las cosas a su manera, quizas el final habria sido otro; si hubiera informado a Song de que habia sido atacado, Song habria actuado con mas cautela; de haberse quedado en Shanghai, tal vez el hubiera sido el objetivo de los asesinos.
Pese al aire acondicionado del coche, el inspector jefe comenzo a sudar profusamente. Liu permanecio en silencio mientras aspiraba con fuerza su cigarrillo, el tercero. Chen se seco la frente con la mano, como un topo obligado a salir de su madriguera llena de humo.
El expediente no reunia demasiada informacion. Song habia adoptado un enfoque distinto al de Chen. Sin embargo, tenia que haber alguna conexion oculta entre ambas investigaciones, algo que no supieran ni Song ni Chen, pero si el asesino. Chen no encontro ningun dato util.
?Quien se habia sentido tan desesperado como para asesinar a Song y asi poner fin a la investigacion? Las pesquisas se habian centrado en Jiao y en Xie, y, despues del asesinato de Yang, sobre todo en Xie.
– Tenemos que hacerles confesar -dijo Liu tras fumarse el tercer cigarrillo-. Intentamos ponernos en contacto con usted, pero nadie sabia donde localizarlo.
– Quiere decir… -Chen no acabo la frase. Adivinaba que pretendia Liu, pero no estaba en situacion de oponerse. Ni de dar una explicacion satisfactoria sobre sus «vacaciones». En lugar de ello pregunto pausadamente, cerrando la carpeta-: ?Podria darme mas detalles sobre lo que hizo Song estos ultimos dias?
– Si, lo recuerdo bien -respondio Liu de inmediato-. Mientras usted estaba de vacaciones, Song no dejo de trabajar. Visito la casa de Xie, y hablo con el y con Jiao; interrogo a varias personas que conocian a Yang; se reunio con Hua, el director de la empresa en la que trabajaba Jiao, y con la vieja criada de Shang; y reviso la lista de llamadas de Jiao…
– Si, no dejo piedra sin remover -comento Chen. Algunas de esas piedras tambien habia intentado removerlas el, con la ayuda del Viejo Cazador y del subinspector Yu. No le sorprendio demasiado que Song tambien se hubiera puesto en contacto con la criada de Shang-. ?Hubo algo o alguien que le pareciera sospechoso?
– No. Pero nuestra red se iba cerrando. Alguien ataco, presa de la desesperacion.
Ese «alguien» se referia a Xie, a Chen no le cabia ninguna duda al respecto.
– ?Pueden facilitarme un informe medico sobre la muerte de Song?
– Se lo entregaran hoy; aunque el asesinato tuvo lugar a plena luz del dia y no creo que el informe le sirva de mucho.
– Permitame revisar todo el material una vez mas, y despues escribire un informe para Pekin. No deberiamos esperar demasiado, pero tampoco creo que debamos precipitarnos.
– ?Cuanto tiempo mas debemos esperar, inspector jefe Chen?
Los asesinatos habian supuesto un duro golpe para Seguridad Interna. Mientras la mansion Xie estaba sometida a estrecha vigilancia, descubrieron en el jardin el cadaver de una muchacha; y luego Song, el agente que estaba al frente de la investigacion, aparecio muerto en una bocacalle cercana. Tal vez los agentes de Seguridad Interna se creyeran superiores a la policia, pero cuando un camarada cayo mientras cumplia con su deber, se enfurecieron como habria hecho cualquier policia, y ahora clamaban venganza. Ya no podian seguir esperando.
– Cuando me llamo desde el tren -siguio diciendo Liu sin que Chen le hubiera respondido- investigabamos a un nuevo objetivo.
– ?Un nuevo objetivo?
Al parecer, uno de los companeros de Liu habia visto a Jiao reunirse con Peng. No tardaron en detenerlo y en obtener de el una confesion completa; eso reforzo su determinacion de adoptar «medidas contundentes».
– Aqui tiene una grabacion del interrogatorio -dijo Liu, entregandole a Chen una casete-. No ha habido tiempo de hacer una transcripcion.
Chen introdujo la cinta en el radiocasete del coche. Durante el interrogatorio, Liu y sus colegas parecian sugerirle las respuestas a Peng, aunque tal vez el propio Peng se creyera lo que decia.
Lo que contaba Peng era similar a lo que le habia explicado a Yu: Jiao conservaba ahora la valiosa antiguedad que Shang habia obtenido gracias a su relacion con Mao, aunque Peng tuvo la cautela de no mencionar el nombre del presidente. Tampoco dijo nada sobre Yu, lo que indicaba que Peng debio de seguir chantajeando a Jiao.
– Es muy injusto -concluyo Peng con voz quejumbrosa-. Jiao se quedo con todas las cosas de Shang, las cosas de la Ciudad Prohibida. Yo deberia haber recibido mi parte…
El testimonio de Peng bastaba, sin embargo, para causarle problemas a Jiao. «Vender tesoros estatales» era un grave delito. Seguridad Interna no necesitaba otra excusa para actuar.
– Gracias al testimonio de Peng, esperamos que en Pekin nos concedan una orden de registro -afirmo Liu-. Creemos que, sea lo que sea lo que buscamos, se encuentra en casa de Xie. Tal vez asesinaran a Yang porque vio algo alli. Quiza tambien Song descubrio algo.
El propio Chen habia acabado por creer que Jiao ocultaba algun objeto, aunque no parecia probable que se tratara del «tesoro del palacio», como lo llamaba Peng. Con todo, Chen no tenia armas para frenar a los agentes de Seguridad Interna.
Xie se derrumbaria si lo presionaban. Pero ?cooperaria Jiao? De no hacerlo, ?le sucederia a Jiao lo mismo que le habia sucedido a Shang? Con tal de lograr su objetivo, Seguridad Interna no se detendria ante nada. Sin embargo, el inspector jefe sabia que no tenia sentido pedirle mas tiempo a Liu.
– ?Cuando cree que obtendra la orden de registro? -inquirio Chen.
– Vamos a informar a Pekin esta misma manana.
– Cuando la obtenga, hagamelo saber.
– No tiene por que preocuparse, inspector jefe Chen -respondio Liu, mirando el reloj-. Debo volver cuanto antes al despacho.
Con estas palabras Liu dio por zanjada la conversacion. Seguridad Interna seguiria adelante con sus planes, por mas que Chen se opusiera a ellos. Liu ni siquiera se ofrecio a llevarlo a su casa.
– Yo tambien tengo que hacer algunas llamadas. -Chen abrio la puerta y salio del coche-. Ya sabe mi numero.
– Lo llamare.
Mientras salia del aparcamiento, Liu bajo la ventanilla por primera vez y observo como Chen desaparecia en otra direccion.
25
Unos cuarenta y cinco minutos despues, Chen llego a la mansion Xie y presiono con fuerza el timbre, que por fin habian arreglado. El tambien queria activar la investigacion.
Al cabo de un buen rato aparecio Xie, envuelto en un batin de seda escarlata atado con un fajin tambien de seda. Sin duda acababa de levantarse de la cama, se dijo Chen. Por primera vez, Xie parecia un autentico
– He regresado hoy mismo, senor Xie. Siento presentarme asi. Han pasado muchas cosas durante los ultimos dias y estaba preocupado por usted.