– Si, yo tambien estoy preocupado. Los policias no han dejado de entrar y salir de mi casa como si fuera un mercado. ?Es terrible!

– Me lo imagino -respondio Chen-. Salgamos al jardin.

– ?Al jardin? -pregunto Xie, mirando a Chen-. De acuerdo, hablemos alli. Sigame.

Se dirigieron a las sillas de plastico, que ya no estaban bajo el peral en flor. Chen se pregunto si Xie se habria sentado alguna vez en el jardin desde la muerte de Yang. Probablemente nadie les oiria ahi.

– Me he enterado de lo que le ha pasado al agente Song -Chen fue directamente al grano, tras sentarse en una silla cubierta de polvo.

– Hable con el agente Song solo un par de horas antes de su muerte.

– Song murio asesinado, y ahora le consideran a usted el principal sospechoso. Estoy intentando ayudarlo, pero tiene que contarmelo todo. Es usted un hombre inteligente, senor Xie. No tiene sentido irse por las ramas.

– No, claro que no, pero ?que quiere decir con contarselo todo?

– Para empezar, su relacion con los padres de Jiao.

– ?Como dice, senor Chen?

– Cuando Song le hablo del asesinato de Yang, usted declaro que no conocia a Jiao antes de que esta lo visitara hara un ano mas o menos. Aquello no era cierto. Entorpecio usted la investigacion, sobre todo porque fue Jiao quien le proporciono su coartada. Ella tampoco dijo la verdad. Ambos son culpables de perjurio y de obstruccion de la justicia. Son delitos graves.

– ?Perjurio! No se de que me esta hablando.

– Los companeros de Song quieren venganza -explico Chen, partiendo una ramita marron que habia encontrado en la silla-. No hace falta que le diga de lo que son capaces.

– ?Cree que realmente me importa? No soy mas que un hombre de paja, que se esfuerza al maximo por guardar las apariencias. Y ya estoy harto, senor Chen. Pueden hacerme lo que quieran.

– ?Y que hay de Jiao?

Xie no respondio de inmediato.

– Lo que mas me preocupa, senor Xie, es que este asunto tiene algo de siniestro. Ya han muerto asesinadas dos personas. Primero Yang, y luego Song. Ambos estaban relacionados con usted y con Jiao. Y me temo que aun van a pasar mas cosas. No necesariamente a usted, sino a Jiao.

– ?Dios mio! Pero ?por que?

– Es solo una suposicion, senor Xie. Estan buscando algo a la desesperada, y no se detendran hasta que lo encuentren. No se detendran ante nada.

– ?De que puede tratarse? Cuando vine a este mundo no traje nada conmigo. Que se lo queden. No hay nada por lo que merezca la pena tantas muertes.

– Quizas usted no lo tenga.

– ?Como puede ella…? -Xie se interrumpio y acabo haciendo una pregunta-. ?Y como sabe usted todo esto, y que puede hacer para ayudarnos?

– Si le digo la verdad, no se que puedo hacer para ayudarlos, no en estos momentos. Pero se todo esto -dijo Chen, sacando su tarjeta y su placa- porque soy investigador de la policia. Le estoy contando mas de lo que deberia, por eso lo he traido al jardin. Tal vez hayan instalado microfonos en la casa. Se trata de Seguridad Interna, no de policias normales y corrientes.

– Confio en usted, senor… -balbuceo Xie examinando la tarjeta- ?inspector jefe Chen?

– Usted no tiene por que confiar en mi, pero confia en el senor Shen, ?verdad? -Chen saco su movil-. Llamelo.

– No, no hace falta. El senor Shen es como un tio para mi -respondio Xie con voz vacilante, y luego, con mas firmeza-: Entonces, ?quiere que le explique mi relacion con los padres de Jiao?

– Si, por favor. Cuentemelo todo desde el principio.

– Hace muchisimo tiempo de todo eso. En los anos cincuenta, mi familia y la familia de Qian se conocian, pero las cosas ya habian empezado a cambiar. Mis padres me instaban a agachar la cabeza, y a no relacionarme con Qian.

– ?Por lo que se decia sobre Shang?

– ?Cree que alguien le habria contado a un nino esas cosas?

Era evidente que Xie habia oido aquellos rumores, pero Chen no lo presiono y volvio a partir la ramita mustia que tenia en la mano.

– A principios de la Revolucion Cultural, los Guardias Rojos saquearon las casas de nuestras familias. Su familia se llevo la peor parte. Sometieron a Shang a las criticas implacables de las masas. Aun conservo en la memoria una escena: Shang de pie sobre algo parecido a un escenario, con la mitad de la cabeza rapada en una especie de estilo yin/yang y una ristra de zapatos gastados alrededor del cuello, como metafora de los muchos hombres que habian usado su cuerpo. Los Guardias Rojos la insultaban y le arrojaban piedras y huevos. No hace falta que le diga que Qian tambien fue victima de una terrible discriminacion. Nos llamaban «cachorros negros». En cierta ocasion la arrastraron por la fuerza hasta el escenario para que permaneciera de pie junto a Shang, y la sometieron a la critica de masas junto a su madre. Qian no pudo soportar tanta presion. Denuncio a Shang y se mudo a una residencia de estudiantes.

– Lo entiendo perfectamente, senor Xie. Yo era muy joven entonces, pero mi padre tambien era «negro».

– Si hubo alguna diferencia entre Qian y yo, fue que yo conserve la vieja mansion. Ella se quedo sin nada. Shang murio. Echaron a Qian de su propia casa, y despues desaparecio durante varias semanas. Cuando volvio a aparecer habia cambiado mucho. Como dice un antiguo refran, quiso deshacerse de un jarro roto pero, desafortunadamente, ella misma se convirtio en un jarro roto. Entonces se enamoro de Tan, un buen amigo mio, otro cachorro negro de familia capitalista. Tan me hablo de su relacion. En aquella epoca, tener relaciones sexuales sin licencia matrimonial era delito, pero ?que otra cosa podian hacer dos jovenes condenados al fracaso? Qian no tardo en descubrir que estaba embarazada. Yo estaba muy preocupado por ellos. Una manana, a primera hora, Tan entro a escondidas en mi casa y me dio un sobre grande, diciendo que era algo de Qian. Se marcho a toda prisa antes de que pudiera hacerle ninguna pregunta. Alrededor de una semana mas tarde, los cogieron cuando intentaban huir a Hong Kong. Tan recibio una brutal paliza en el viaje de regreso a Shanghai y acabo suicidandose, tras dejar una nota en la que asumia la responsabilidad de lo sucedido. Asi fue como la absolvieron a ella.

– Gracias a eso Qian sobrevivio. ?Se puso usted en contacto con ella despues de la muerte de Tan?

– Qian estaba sometida a una vigilancia constante, y yo no queria meterme en problemas. Ademas, me habia decepcionado. Al poco de morir Tan, se busco otro amante. Estrecho a un nuevo cuerpo caliente entre sus brazos cuando el cuerpo anterior aun no se habia enfriado en la tumba. Y no era mas que un semental lujurioso, casi diez anos mas joven que ella. Los pillaron en plena perversion sexual, y a el lo encerraron por ser un «vandalo degenerado». Pensaba devolverle a Qian el paquete, por supuesto, pero entonces ella tambien murio.

– ?Que ocurrio despues, senor Xie?

– Bueno, la situacion empezo a mejorar, aunque mi mujer me dejo y se fue a Estados Unidos. Debi de hablarle demasiado acerca del sueno americano. Karma.

– No es culpa suya, y es ella la que ha salido perdiendo. Por favor, volvamos al tema principal.

– A principios de los ochenta la gente volvio a llamarme senor Xie. Ya no tenia que pasarme el dia enfurrunado como una mofeta sin hogar. Mi casa fue descrita como un simbolo de la antigua Shanghai en los fastuosos anos treinta, y me aventure a salir en busca de Jiao. Era una promesa que habia hecho en memoria de Tan. Jiao vivia en un orfanato, al que de vez en cuando acudia a visitarla Zhong, la vieja criada de Shang. Le di algo de dinero a Zhong, no demasiado, para que se lo entregara a Jiao. La pobre muchacha lo estaba pasando muy mal.

– ?Se encontro alli con Jiao?

– Intente no coincidir con ella, pero, casualmente, una tarde me vio en compania de Zhong y esta me presento a Jiao como un amigo de su padre. Poco despues, Jiao salio del orfanato y empezo a trabajar en empleos de poca monta.

– ?Usted aun conservaba aquel paquete?

– Si. Jiao compartia una pequena habitacion con tres o cuatro chicas de provincias, no tenia ninguna

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