control de mi vida.
– ?No te disgusto la experiencia?
– Se que parece increible, pero no. Ya habia tenido mis novios, a decir verdad, tenia uno tambien en esa epoca. Aquella situacion fue distinta y, sin embargo, como ya te he dicho, fue todo muy natural. No habiamos hablado de dinero, pero, no se explicarte como, estuvo muy claro desde el principio que se trataba de una especie de trabajo. Algo que no era divertido, pero tampoco repugnante.
Hizo una pausa de nuevo. Yo estaba alli sin saber que decirle, ni siquiera que pensar.
– A partir de aquella noche sali mas veces con aquel senor. Vito, se llamaba. Me entere de que murio hacia unos anos, y lo senti. Salir con el no era del todo como ser una puta. Me explico: quedabamos, ibamos a cenar, teniamos relaciones sexuales y luego el me hacia un regalo. Nunca me he casado, pero creo que muchos matrimonios funcionan igual.
Esas palabras permanecieron suspendidas en el aire durante un rato. El cielo empezaba a clarear en algunos puntos. Me hubiese gustado sentarme en un banco para seguir hablando pero estaba todo mojado. Asi pues, seguimos caminando, junto a Pino, aunque este no participaba mucho en la conversacion.
– Luego, se produjo un vuelco.
– ?Es decir?
– Una noche, cuando nos estabamos yendo de su pisito, Vito me dijo que si queria hacerle un favor.
– ?Que favor?
– Me pidio que saliera con otro hombre. Un senor con el que tenia importantes relaciones de trabajo, y que iba a llegar a la ciudad al dia siguiente. Dijo que era un senor muy distinguido, tambien sumamente atractivo. Vito queria que se sintiera a gusto porque iba a ayudarle a cerrar un negocio importante. No recuerdo si dije algo o me quede callada. En el siguiente fotograma ya sale el otra vez, sonriendo, sacando la cartera, contando diez billetes de cien mil liras y dandomelos. Luego recuerdo un pellizco en la mejilla, que me dio con el dedo indice y el medio. Era una buena chica, me habia portado muy bien.
Estuve a punto de decirle que no queria conocer el resto. Luego me di cuenta de que no queria oirlo pero que, al mismo tiempo, si que queria. Una sensacion que a veces experimento con las novelas o las peliculas, cuando tratan temas que me molestan y que preferiria ignorar.
– Desde entonces el me pidio mas veces que quedara con algun amigo suyo, aunque en estos casos ya no pagaba el. Luego, como decirlo, empece a hacerme una clientela autonoma. Por el boca oreja. Entre mis clientes habia tambien dos jueces. Uno ha muerto; el otro es un personaje importante y a veces veo su foto en los periodicos. En las fotos tiene siempre una expresion muy seria.
Dejo la frase suspendida en el aire; el sentido era, claramente, que ese juez no era siempre tan serio como parecia por las fotos. No me dijo quien era y se lo agradeci, aunque tuve que hacer un pequeno esfuerzo para no preguntarselo.
– Se que todo esto parece triste, y probablemente lo es. Pero, como decirlo, era dificil darse cuenta de ello. Mis encuentros con los clientes eran muy parecidos a una cita de verdad. Muchos de ellos me llevaban a cenar, al cine o al teatro, y muchos querian hablar. Con el tiempo me di cuenta de que para algunos estas cosas accesorias eran tan importantes como el sexo.
»Una cosa que dicen las putas con frecuencia es que muchos hombres las buscan porque quieren a una mujer con la que follar en paz y hablar en paz. Sin sentirse juzgados por como hacen lo uno y lo otro. Basandome en mi experiencia, puedo decir que es cierto. En estos casos es cuando surgen los problemas.
– ?En que sentido?
– A veces ocurre que un cliente confunde el plano de la realidad con el de la ficcion, en resumen, que se enamora de ti. Cuando pasaba eso, cortaba de raiz. Me parecia mas justo, mas etico. Lo se, suena raro oirle hablar de etica a una puta, pero creo que todos nos aferramos a un sistema de reglas para no hacernos migajas, sea cual sea nuestro oficio. En cualquier caso, etica aparte, romper de raiz con aquellas relaciones era prudente. Nunca se sabe lo que le puede pasar a la gente por la cabeza. A una amiga mia un cliente que se habia enamorado de ella no dejaba de perseguirla y casi la mata de una paliza porque ella le habia rechazado.
– Te fuiste de casa, claro.
– Si, claro. Para justificar el dinero y mi independencia dije que habia encontrado trabajo como representante de ropa. No tengo ni idea de si se lo creyeron, en realidad no se si mis padres supieron o se dieron cuenta de a que me dedicaba. Cuando me arrestaron y la cosa se hizo publica ya habian muerto los dos.
– Continua, sigue contando…
– Lo que sigue no es muy interesante, suponiendo que lo haya sido lo que te he contado hasta ahora. De todas formas, lo que ocurrio despues lo recuerdo de forma mucho mas confusa. Hice aquellas peliculas, pero eso no duro mucho tiempo. Ganaba mas dinero prostituyendome. Luego empece a llevar a otras chicas, y con eso ganaba todavia mas. Cuando me arrestaron hacia ya mucho que habia dejado de prostituirme. Pero esa parte de la historia ya la conoces, fuiste mi abogado.
Parecia que habia acabado de hablar, y yo estaba a punto de decirle algo cuando ella retomo la palabra, como si se le hubiese olvidado un detalle importante.
– Hay una cosa que no te dije cuando era tu cliente.
– ?Es decir?
– Cuando me arrestaron experimente casi una sensacion de alivio. Creo que no aguantaba mas ese tipo de vida y que la situacion habia empeorado desde que empece a ser madame. Hubiese mantenido mi equilibrio con mas facilidad siendo una puta, directamente. Al gestionar el trabajo de otras chicas me di cuenta de la tristeza del asunto. Probablemente no lo sabia (en cualquier caso no consigo recordarlo con precision), pero me hubiese gustado encontrar una forma de salir de aquello, aunque no era nada facil. Era un trabajo muy rentable y yo no tenia otro.
Habiamos caminado bastante, entre el paseo maritimo y la zona alrededor del teatro Petruzzelli. No conseguia descifrar el relato de Nadia. No conseguia captar el timbre emotivo de aquella historia. Ella la habia narrado en tono neutro y, sin embargo, se notaba que bajo la superficie bullia algo. Simplemente, no conseguia entender el que. Pino seguia andando pegado a la pierna de su duena y pense que me hubiera gustado tener un companero tan discreto y silencioso en mis paseos nocturnos. Nunca habia pensado en tener perro, pero en esos momentos la idea me apetecio mucho.
La voz de Nadia interrumpio mis pensamientos. Tenia una entonacion ligeramente distinta de la empleada para contar su historia.
– ?Puedo decirte una cosa frivola?
– Me gustan las cosas frivolas.
– Cuando me arrestaron le pedi consejo a un amigo (no a un cliente) sobre que abogado debia contratar. El me dio tu nombre. Dijo que eras muy eficiente y muy honrado y esta definicion me hizo imaginarme a un anciano, un poco calvo, un poco con exceso de peso. Una especie de tio. Luego, en cambio, apareciste tu en la carcel.
– Apareci yo, ?y?
A veces, hacerme el obtuso me sale muy bien.
– Bueno, tu no eres precisamente un anciano calvo y con exceso de peso. Aunque si que eras muy serio y muy profesional.
– Tu tambien eras muy seria. La cliente ideal, nada de parloteos inutiles ni de pretensiones absurdas.
– Estaba obligada a ser seria. No queria parecer lo que era, es decir, una puta, aunque fuera una puta de lujo. Pense que cualquier manifestacion de feminidad podia interpretarse de forma equivocada.
Se detuvo unos instantes, como reflexionando sobre lo que acababa de decir.
– O quiza de forma acertada. En cualquier caso, lo unico que me permiti, solo al final, fue regalarte un libro. ?Lo recuerdas?
– ?Y como no? La revolucion de la esperanza de Erich Fromm.
– Tuve dudas de si lo tendrias ya, aunque tu dijiste que no, que gracias, que te gustaba mucho, que estabas detras de el desde hacia tiempo, y que lo ibas a leer enseguida.
Sonrei. No me acordaba de haber dicho aquellas cosas, pero son la respuesta que doy siempre en estos casos: cuando me regalan un libro que ya he leido me da pena desilusionar al que me lo ha regalado y miento.
– En efecto, ya lo habia leido.
Ella sonrio, pero habia algo en su mirada que me sobrecogio, de una forma desproporcionada y sin relacion