algo.
– ?Una nueva marca de absenta?
– Algo mejor. Dame unos minutos para ver si necesitan ayuda por aqui, aunque yo diria que no, y me siento un rato contigo.
Cinco minutos despues estaba sentada en mi mesa con dos vasos y una botella con la etiqueta anticuada y atractiva.
– Has cenado, ?no? Esto no se puede beber en ayunas.
– ?Que es?
– Un whisky irlandes. Se llama Knot. Pruebalo y dime que te parece.
No parecia un whisky. Estaba perfumado como un ron y recordaba, sin ser empalagoso, al Southern Confort.
– Esta bueno -dije despues de vaciar el vaso.
Ella me lo relleno y se sirvio a su vez una dosis generosa.
– A veces pienso que esto me gusta demasiado.
– A veces yo pienso lo mismo.
– Esta bien, nos plantearemos el problema otra noche. ?De acuerdo?
– De acuerdo.
– Asi que manana te vas a Roma… Una de estas semanas ire yo tambien. A saludar a alguna amiga y a gastar un poco de dinero.
Me pregunte como podia sacar el tema de mi investigacion y de las preguntas que queria hacerle, pero no daba con las palabras apropiadas. Fingi que estaba concentrado en el whisky y en su color oro palido, pero evidentemente debia parecer mas falso que un billete del Monopoly.
– ?Quieres preguntarme algo? -dijo ella, ahorrandome, al menos, una parte del trabajo. Me pregunte durante unos instantes si debia contarle una mentira, una cualquiera; me respondi a mi mismo que era una pesima idea.
– Si, la verdad es que si.
– Dime entonces.
Le conte, sintetizando todo lo que pude, la historia completa, aunque omiti los detalles que, a mi juicio, no eran fundamentales. Entre estos detalles no fundamentales y, por lo tanto, dignos de ser omitidos, inclui la modalidad de mi viaje a Roma. Vamos, que no le dije que no iba a ir solo.
Cuando llego el momento de hacerle la pregunta por la que estaba alli no consegui evitar mirar alrededor con aire circunspecto.
– Asi que me preguntaba si entre los clientes del Chelsea no habra alguno que este relacionado con ese mundo, con la cocaina y el trafico de drogas, quiero decir. Que quede claro: no tengo ninguna idea concreta. Cuando mi cliente me ha dicho que habia recabado informacion de un amigo suyo gay se me ha ocurrido que podia preguntarte a ti y ver si, por un casual, salia a relucir algo que me fuera util.
– No se como ayudarte, la verdad. Si alguno de mis clientes tiene algo que ver con la droga (algo bastante probable), yo no se nada. Aqui, obviamente, no la consumen (tendrian que verselas con Hans y con Pino), y nunca hemos notado actividades sospechosas, como alguien vendiendola fuera del local. Ya no se nada de ese tema.
– ?Por que has dicho «ya»?
– Bueno, en mi otra vida era frecuente ver farlopa. Varios clientes la consumian y yo conocia a alguno que la vendia, aunque no la he esnifado nunca, menos aun comprado. Te estoy hablando de hace mucho, en cualquier caso. Es un mundo que solo roce y del que ahora estoy alejadisima. Siento no poder ayudarte.
– No te preocupes. Era una idea estupida, de detective aficionado.
Seguimos charlando mientras el local se iba quedando vacio. Luego se fueron tambien los empleados, uno por uno, y nos quedamos solos, con la mayoria de luces apagadas y la musica escuchandose aun, a un volumen bajo. Ella fue a recoger a Pino-Baskerville del coche y lo metio dentro para que estuviera con nosotros. Parecio acordarse de mi porque se me acerco, se dejo acariciar, y luego se tumbo debajo de la mesa.
– A veces me gusta quedarme aqui sola con Pino, despues de cerrar. El local se transforma, se vuelve distinto. Y, ademas, puedo fumar porque cuando esta cerrado ya no es un lugar publico. Es mi casa, y en mi casa hago lo que quiero. Pino no tiene problemas con el tabaco y no protesta.
– ?Puedo soltar una idiotez?
– Sueltala. Tu mismo.
– ?Sabes que me parece increible que hasta hace unos pocos anos se pudiese fumar en los bares y los restaurantes? Me cuesta hasta recordarlo, tengo que hacer un esfuerzo y repetirme que el tabaco existia y que habia lugares donde el aire era irrespirable. Es como si la prohibicion interfiriese en mis recuerdos, manipulandolos.
– No se si eso ultimo lo he entendido muy bien.
– Te lo explico con un ejemplo. Hoy por la tarde estaba sentado en un bar, esperando a una persona. Mientras estaba alli, solo, me he acordado de una vez en la que, hace muchos anos, estuve en ese mismo bar con unos amigos. Era la epoca de la universidad y al menos tres de nosotros fumabamos, seguro. Y, seguramente, durante aquella tarde de hace muchos anos, nos fumamos varios cigarrillos. Sin embargo, en la escena que me ha venido a la cabeza no habia tabaco, como si la prohibicion tuviese una especie de efecto retroactivo sobre los recuerdos.
– Efecto retroactivo sobre los recuerdos. Dices cosas extranas. Pero bonitas. ?Por que te has acordado justo de esa tarde?
– Hablabamos de novelas y de sus personajes. Cada uno de nosotros iba diciendo con que personaje de novela se identificaba mas.
– ?Y tu, con que personaje te identificabas?
– Con el Capitan Fracassa.
– ?Ahora tambien?
– No, no creo. El Capitan Fracassa sigue siendo uno de mis personajes preferidos, pero si hoy jugase a lo mismo diria otro.
– ?O sea?
– Charlie Brown, Carlitos, sin ninguna duda.
Solto una carcajada repentina, como una pequena explosion.
– Venga, en serio, dime tu personaje.
– Charlie Brown, de verdad.
Dejo de reirse y me miro a la cara para comprobar si estaba bromeando o hablaba en serio. Llego a la conclusion de que no bromeaba.
– Hemos dicho personajes literarios.
– ?Sabes lo que dice Umberto Eco de Schulz?
– ?Que?
– No estoy seguro de reproducir la cita exacta, pero la idea es esta: si poesia quiere decir capacidad para llevar la ternura, la piedad, la maldad a niveles de extrema transparencia, como si una luz pasase a traves, entonces Schulz es un poeta. Y yo anado: Schulz es un genio.
– ?Por que Charlie Brown?
– Como sabes, Charlie Brown es el prototipo del perdedor. Su equipo de beisbol no gana jamas un partido, los otros ninos se burlan de el, y el esta perdidamente enamorado de una nina (la nina pelirroja) a la que nunca se ha atrevido a dirigirle la palabra y que ignora hasta que Charlie existe…
– ?Y que tiene que ver contigo un pobre desgraciado como Charlie Brown? No consigo imaginarme…
– Espera, dejame acabar. ?Has leido esa serie de tiras en la que se va de campamento con la cara cubierta por una bolsa de papel, con dos agujeros para los ojos?
– No.
– Cuando Charlie Brown se pone una mascara, se disfraza con una bolsa de papel con dos agujeros para los ojos, de repente, incomprensiblemente, se vuelve simpatico, popular, los otros ninos del campamento acuden a el para pedirle ayuda o consejo. En definitiva, se convierte en otro. Pocos libros me han hecho sentirme tan identificado con lo que cuentan como ese album de los Peanuts. Charlie Brown, convirtiendose en alguien solo