No se por que seguia metiendo la pata de esa forma. ?Como podia haberle preguntado que hacia bien a una mujer que habia sido prostituta y actriz de peliculas porno?
– Me gustaria ser buena en algo, pero digamos que estoy todavia buscando en que. Se dibujar, incluso pintar, pero no diria que lo hago realmente bien. Se cantar, entono bien, aunque mi voz tenga poca consistencia. Si escucho un tema soy capaz de reproducirlo al momento, hasta de grabarlo en una cinta. El oido es una de las cualidades que he desaprovechado.
La autocompasion la sacudio un segundo, pero consiguio controlarla enseguida.
– Y se me da bien escuchar a la gente. Me lo dice todo el mundo.
– Si, ya me has contado que algunos de tus clientes lo que querian era, sobre todo, hablar. Querian contarte sus cosas sin sentirse juzgados.
– En efecto. Si le pagas a alguien por dedicarte su tiempo, no tienes que preocuparte por la prestacion. Tanto si hablas como si follas. Tuve un cliente de unos cincuenta anos que era guapisimo, rico, con exito, con poder. Podria haber tenido gratis a todas las mujeres que quisiera; sin embargo, acudia a mi, pagando.
– Porque contigo no sufria ansiedad.
– En efecto. Me pagaba, asi que no tenia que plantearse el problema de estar a la altura de las expectativas, tanto en lo referente a la conversacion como en lo referente al sexo. No tenia miedo de mostrarse tal y como era.
Hizo una pausa, sonriendo, antes de proseguir.
– Digamos que podia quitarse la bolsa de papel de la cabeza.
La frase se quedo en el aire, disolviendose luego lentamente en un polvillo ligero.
Teniamos las copas vacias y se habia hecho muy tarde.
– ?Nos tomamos la ultima y nos vamos a dormir?
Asenti, con aire grave y los ojos ligeramente neblinosos. Ella lleno los dos vasos, pero no me dio el mio. Se quedo con los dos delante de ella, como si tuviese que cumplir con una formalidad.
– ?Sabes una cosa?
– ?Si?
– Me he dado cuenta de que cuando hablo contigo busco las palabras apropiadas.
– ?Que quieres decir?
– Es como si quisiera hacer un buen papel delante de ti. Busco las palabras apropiadas, intento decir cosas inteligentes.
No conteste. Todas las respuestas que se me ocurrian eran -precisamente- poco inteligentes. Asi que, mejor evitarlas.
– Bueno, me he dado cuenta de eso porque queria hacer un brindis original, o ingenioso, o puede que las dos cosas a la vez, y no se me ha ocurrido nada.
Cogi mi vaso y lo choque contra el suyo, que aun estaba en la mesa.
– Brindemos sin palabras -dije.
Tras unos segundos de vacilacion, ella lo cogio, lo levanto mirandome con una sonrisa incierta, y los dos apuramos la copa.
Desde afuera, desde la oscuridad, nos llegaban los ruidos atenuados y casi abstractos de un tiempo suspendido.
26
Al dia siguiente me quede en la cama un poco mas de lo habitual; al despertarme, me di cuenta de que el whisky de la noche anterior no se habia evaporado del todo de mi cabeza. Para exorcizarlo decidi tomarme un desayuno sanisimo, con yogur, cereales y mi habitual cafe con leche, largo de cafe. Rompi el cerco que me asediaba la cabeza con una aspirina, me duche y afeite, me cepille los dientes con excesiva sana, meti dos o tres cosas en una bolsa de viaje, me despedi de Mister Saco, fingiendo no reparar en su expresion de perplejidad, y me fui a buscar el coche.
Llegue a la cita con unos minutos de retraso y Caterina ya estaba esperandome. Los dos ibamos vestidos de la misma forma. Vaqueros, chaqueta azul y camisa blanca. Nuestras bolsas de viaje tambien eran parecidas. Se diria que ibamos de uniforme y me pregunte si eso nos haria mas visibles, o menos, en el aeropuerto.
– ?Que pasada de coche! -dijo ella, despues de abrocharse el cinturon de seguridad, mientras nos poniamos en marcha hacia el aeropuerto.
– No lo uso apenas, se pasa la vida en el garaje. Prefiero la bici, o ir a pie.
– Que desperdicio. Entonces, cuando volvamos de Roma me llevas de excursion a algun sitio y me dejas conducir a mi.
– ?A que hora hemos quedado con Nicoletta?
– Tengo que llamarla en cuanto lleguemos a Roma. Por cierto, ?tenemos un techo bajo el que pasar la noche?
– He reservado dos habitaciones en un hotel que esta cerca de la plaza del Popolo.
– Entonces tendremos que coger un taxi para ir a ver a Nicoletta. Vive por la zona de la via Ostiense.
Y, luego, tras una breve pausa:
– ?Por que has reservado dos habitaciones? Podias haber reservado una nada mas, y te ahorrabas las pelas. ?O es que te da miedo quedarte a solas conmigo?
Acababamos de incorporarnos a la 16 bis y habia muchisimo trafico, pero no consegui evitar girar la cabeza para mirarla. Ella rompio a reir.
– No pongas esa cara, hombre, estaba de broma.
Intente dar con la frase adecuada para responderle, pero no la encontre. En vista de eso, me concentre en la conduccion. Tenia un gigantesco camion sin remolque justo delante de mi y, apenas inicie las maniobras para adelantarlo, el conductor viro bruscamente para adelantar a otro camion. Frene, tocando freneticamente el claxon, Caterina dio un grito, comprobe por el espejo retrovisor que no viniese nadie, veloz y distraido, por detras, evite por milimetros no chocar contra aquel monstruo, y senti en la espalda, en la cara, en todo el cuerpo, una especie de golpe virtual y aterrador.
Cuando el monstruo regreso al carril derecho y lo adelante, Caterina bajo la ventanilla y le enseno el dedo; no dejo de hacerlo hasta que nos alejamos lo bastante como para que, presumiblemente, ya no pudiera vernos. Por regla general, no estoy de acuerdo con estas manifestaciones criticas, sobre todo si el criticado pesa mas de cien kilos. Esta vez, sin embargo, la maniobra habia sido tan suicida que no tuve animos para reprender a Caterina, es mas, estuve a punto de solidarizarme con ella.
– ?Que hijo de puta! Odio esos camiones, son unos asesinos -dijo ella.
Asenti, dejando que mi cuerpo empezase a reabsorber la adrenalina y la noradrenalina. Como suele ocurrirme en estos casos, un pensamiento tan desagradable como idiota se abrio paso en mi cabeza. Si hubiesemos sufrido un accidente y hubiera intervenido la policia, se habria descubierto que yo estaba yendome de viaje a Roma con una chica de veintitres anos, sin decirselo a nadie, es decir, con intenciones mas que equivocas. Si hubiese muerto en el accidente, no podria haberle explicado a nadie los motivos de aquel viaje y, en el recuerdo de la gente, mi final y mi imagen habrian quedado asociados para siempre, indisolublemente, a un patetico viaje, con trasfondo sexual, con una joven a la que le llevaba mas de veinte anos.
Esta reflexion demencial me trajo el recuerdo de algo ocurrido muchos anos atras.
Uno de los amigos con los que quedaba habitualmente en los anos ochenta y noventa decidio casarse. Era el primero de nuestro grupo que tomaba esa decision, y nos parecio buena idea organizarle una despedida de soltero. En aquella epoca, y dado que se trataba de la primera vez, no sabiamos a que abismo de dolor y tristeza estabamos dispuestos a asomarnos. Alguno dijo que teniamos que contratar unas putas o, al menos, a unas bailarinas de streap-tease, para que la fiesta de despedida de soltero fuese un exito rotundo. Todos, o casi todos, estuvieron de acuerdo, pero cuando llego el momento de pasar a la accion nos dimos cuenta de que ninguno de nosotros tenia los contactos, la capacidad, e incluso la cara que hacian falta para contratar a unas putas o a unas streappers. Tuvimos una nueva reunion y decidimos plegar velas y conformarnos con ver peliculas porno, que eran mucho mas faciles de conseguir y no daban lugar a situaciones embarazosas. Cada uno de los organizadores