– Mis gustos son sencillos. Tengo pocas necesidades.

[-?Que puedes necesitar, cuando eres dueno de todo el pais?

– Mas que dueno del pais: dueno de nosotros tambien. De nosotros.]

– No tengo dinero atesorado en Suiza.

[-Entonces debe de tenerlo en alguna otra parte.]

– Cuando en mi propiedad aparecieron objetos de oro tracios, los entregue voluntariamente al Museo Arqueologico Nacional.

[-Eso es que prefiere la plata.]

– No soy como esos presidentes imperialistas de Estados Unidos, que se presentan ante sus compatriotas como gente corriente y dejan luego el puesto cargados de riquezas.

[-?Venga ya!]

– He recibido muchos galardones internacionales, pero siempre los he aceptado en nombre del Partido y del Estado. A menudo he contribuido con mi propio dinero al sostenimiento de los orfanatos de la nacion. Cuando la Editorial Lenin insistio en que aceptara los derechos de autor por mis libros, ya que, si no, los escritores no se animarian a hacer lo mismo, entregue siempre la mitad a los orfanatos. Y esto no siempre se hizo publico.

[-Nosotros somos los huerfanos.]

– Mi difunta esposa jamas vistio modelos de Paris.

[-Pues deberia haberlo hecho para disimular que era una bola de sebo.

– ?Raisa! ?Raisa!]

– Y, ya que hablamos de eso, mis trajes me los hacian con tejidos procedentes de una cooperativa municipal proxima al pueblo donde naci.

Solinsky ya no pudo mas. Al comienzo de la sesion matinal tal vez estaba predispuesto a dejar que las cosas siguieran tranquilamente su curso. Pero su tolerancia disminuia por momentos, y el ataque de cansancio que sentia le provocaba incluso nauseas.

– No hablamos de sus trajes -le corto con tono perentorio y sarcastico-. Y no nos interesa oir que usted se cree a si mismo un dechado de virtudes. Estamos investigando su corrupcion. Investigando la forma en que usted sangro sistematicamente a este pais hasta su muerte.

El presidente del tribunal comenzaba a sentirse cansado tambien.

– Sea usted mas concreto -le insto-. Este no es el lugar adecuado para formular meras denuncias. Deje eso a los que peroran en las plazas publicas.

– Si, senoria.

– Pero… ?que es corrupcion? -Petkanov volvio a tomar el tema, suavemente, como si el irritado exabrupto de Solinsky hubiera sido una simple sugerencia-. ?Por que no hablar de trajes? - Estaba de pie, con las manos apoyadas en la baranda acolchada del banquillo; semejaba una figura compacta, con la cabeza hundida entre los hombros y solo la nariz inquisitiva alzada para olfatear la atmosfera de la sala. Era, ese dia, el unico que daba muestras de tener energia; el unico capaz de conducir la sesion-. ?No estara la corrupcion en el ojo de la denuncia? Permitanme poner un ejemplo. -Hizo una pausa, a sabiendas de que su oferta de informacion concreta, en claro contraste con sus habituales negativas y fallos de memoria, suscitaria la atencion de todos-. Tomemos al senor fiscal general… Recuerdo aquella ocasion que le enviamos a Italia. A mediados de los setenta, ?verdad? Usted era entonces, o decia serlo por lo menos, un miembro leal del Partido, buen comunista, socialista autentico. Como recordara, sin duda, le enviamos a Turin, formando parte de una delegacion comercial. Y pusimos a su disposicion cierta cantidad de divisas, el fruto del trabajo de sus compatriotas. Era un privilegio, pero se lo dimos.

Solinsky miro hacia el estrado. No sabia por donde iba a salirle Petkanov; o, por lo menos, esperaba que no saliera por donde el temia. Pero… ?por que no intervenia el presidente del tribunal? ?No se trataba tambien ahora de una mera denuncia? Los tres magistrados, sin embargo, permanecian complacientemente al pairo, mostrando un inmoderado interes por lo que se disponia a relatar Petkanov.

– Y ahora -prosiguio este- el tribunal podria preguntar: ?en que emplea un buen comunista las divisas que le proporciona el sudor de los obreros y de los campesinos de su patria? ?En adquirir libros socialistas de nuestros hermanos italianos, libros merecedores de estudio? ?En hacer algun donativo a un orfanato local? ?Ahorrara lo que pueda y lo traera consigo para devolverselo al Partido? No, no, ?nada de eso! Gasto parte de esas divisas en comprarse un hermoso traje italiano, para poder presumir de elegancia ante sus camaradas al regresar a la patria. Otra parte se la gasto en whisky. Y el resto… -Petkanov volvio a hacer una pausa, como un veterano actor ducho en todos los viejos trucos del oficio-, el resto se lo gasto en llevar a una mujer de alla a un caro restaurante. Diganme ustedes, simplemente, ?eso es corrupcion?

Aguardo, con la nariz desafiante, con la montura de las gafas destellando bajo los focos de la television; y justo antes de que a alguno se le fuera a ocurrir responderle, prosiguio:

– No hara falta decir que la mujer acompano luego al fiscal general a su habitacion del hotel, y que paso alli toda la noche.

[-?Guau!

– ?Dale fuerte! ?Dale!

– ?Pobre Solinsky! ?Despellejale el culo!]

El fiscal se habia puesto en pie, el presidente del tribunal intercambiaba consultas con sus asesores, pero Stoyo Petkanov seguia vociferando a su adversario:

– No lo niegues. He visto las fotografias. Tenia muy buen tipo; te felicito. He visto las fotografias. Diganme: ?eso es corrupcion? He visto las fotos.

El presidente del tribunal se apresuro a levantar la sesion; el realizador de television hizo un fading con el sonido, dando instrucciones a la camara 1 de que fijara el objetivo en el rostro alarmado del fiscal; los estudiantes permanecieron momentaneamente en silencio; en la cocina, la abuela de Stefan, imperturbable, dejo escapar una risita mientras la television seguia encendida en una sala de estar ya vacia; y Peter Solinsky, al regresar a casa, furioso y con la sensacion de haber sido traicionado, se encontro con un colchon y unas mantas en el suelo de su estudio. Dormiria alli, con el distante Alyosha como unica compania, hasta la finalizacion del juicio.

?Menudo hipocrita habia resultado ser aquel mariconazo de la cagada de pajaro en la calva! ?Que manera de traicionar al socialismo! Cuando Gorbachev regreso de su ronda de consultas urgentes, que consistio en informar a sus mas viejos e intimos aliados de que los mandaria a la mierda si no le apoquinaban buenos y calentitos dolares del Tio Sam, el le habia ofrecido el pacto mas atrevido de toda la historia politica de la nacion.

«Camarada presidente -le habia dicho-, le propongo la integracion plena de nuestros dos paises.» ?Vaya golazo! En el preciso instante en que los traficantes de rumores y los lacayos de la prensa capitalista arreciaban en sus mentiras acerca del inminente colapso del socialismo…, justo en ese momento poder restregarles por las narices: ved, el socialismo crece y se desarrolla; ahi teneis dos grandes naciones socialistas que unen sus destinos; ?ahi teneis al decimosexto miembro de la Union de Republicas Socialistas Sovieticas! ?Que cara habrian puesto los calumniadores!

Pero Gorbachev habia declinado su propuesta sin ni siquiera tener la cortesia de estudiarla. Diez anos antes le habia hecho el mismo ofrecimiento a Brezhnev, y por lo menos Leonid estuvo pensandoselo unos meses antes de contestarle que, por desgracia, lo veia inviable. Gorbachev, en cambio, se habia mostrado despreciativo. «No es eso lo que nosotros entendemos por reestructuracion», fue su respuesta, y aun se atrevio a sugerir que el revolucionario plan de Petkanov no tenia otro objetivo que evitar el pago de su factura del petroleo.

Ahora estaba a la vista de todos lo que aquel loco presuntuoso entendia por reestructuracion. Significaba la rendicion de la URSS -la que edifico Lenin y defendieron Stalin y Brezhnev-, significaba dejar que todo se fuera a la mierda. Queria decir que las republicas se fueran al carajo cuando les diera la gana. Retirar al Ejercito Rojo de sus acantonamientos amistosos en el exterior. Aparecer en la portada de la revista Time. Entendia por ello ponerse a apalear dolares como una puta en el vestibulo del Hotel Sheraton; lamerle el culo a Reagan y lamerselo luego tambien a Bush. Y cuando las republicas le dijeron que tururu, cuando permitio que la Union Sovietica y la causa del socialismo internacional fueran humilladas por aquellos diminutos paises balticos de mierda, cuando tuvo su ultimisima oportunidad de defender la

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