Miro una fotografia de boda, en blanco y negro, colgada de la pared y penso en la carta que le habia escrito a la mujer de Martin. Habia decidido enviarla esa misma tarde. Asi Karin Ahlquist la recibiria a los pocos dias y tendria todo el fin de semana para echar al marido de casa.
Carraspeo.
– Tengo unas preguntas que hacerle, Edla. No se si habra leido el periodico, pero ha habido un robo con violencia en Hagelby y la policia necesita un poco de ayuda.
– A mi tambien me han robado -contesto la mujer-. Entraron en el garaje y se llevaron un bidon de gasolina.
– Vaya. -Tilda saco su libreta-. ?Cuando ocurrio?
– El otono del setenta y tres.
– Ah…
– Lo recuerdo, porque mi marido aun vivia y teniamos coche.
– De acuerdo, pero ahora nos estamos ocupando de robos mas recientes, cometidos en los ultimos meses. - Hizo una pausa-. Asi que me gustaria hacerle algunas preguntas sobre coches desconocidos… Gerlof me ha contado que controla el trafico de la carretera.
– Por la ventana, si. Siempre lo he hecho, los oigo acercarse. Pero ahora pasan tantos.
– En invierno pasan muchos menos, ?verdad?
– Si. En esta epoca del ano es mas facil que cuando llegan los veraneantes…, pero ya no anoto las matriculas, no me da tiempo. Pasan muy deprisa. Y yo soy muy mala con las marcas de coches.
– Pero en estos ultimos dias, ?ha visto algun coche que no le fuera familiar? Por la noche, a ultima hora… el viernes, por ejemplo.
Edla recapacito.
– ?Coches grandes?
– Es posible. En varias ocasiones han robado bastantes cosas, asi que habran necesitado un coche con bastante espacio para cargar.
– Pasan camiones con frecuencia. Tambien camiones de la basura, y tractores.
– No creo que se trate de un camion -apunto Tilda.
– El jueves paso un gran coche negro. Se dirigia al norte.
– ?Una furgoneta? ?Fue por la noche?
– Si, justo antes de las doce. La vi despues de haber apagado la luz arriba, en el dormitorio -dijo Edla-. Era una furgoneta negra.
– Bien…, ?era nueva o vieja?
– No muy nueva. Y en el lateral tenia un anuncio, «Kalmar», y algo sobre fontaneria.
Tilda escribio.
– Muy bien. Muchas gracias por la ayuda.
– ?Me daran alguna recompensa si los atrapan?
Tilda bajo la vista a la libreta e hizo un gesto negativo y triste con la cabeza.
Tras la visita a Edla, condujo hacia el norte. Al llegar al sur de Marnas, giro hacia la carretera de la costa. Paso por ludden, aunque no se dirigia alli. Queria echarle un rapido vistazo a la vieja casa del abuelo Ragnar en Saltfjarden antes de regresar a la comisaria.
«CAMINO PARTICULAR», indicaba un trozo de madera junto a la cuneta. Un sendero helado y lleno de vegetacion llevaba hacia el mar. El coche patrulla de Tilda avanzo a trompicones por las profundas rodadas.
El camino pasaba junto a una antigua tumba prehistorica cubierta de piedras redondas y finalizaba ante una verja cerrada frente a una casa blanca. Al fondo se vislumbraba el mar entre un pinar.
Tilda aparco junto a la verja y entro en la parcela cubierta de hierba silvestre. Sus recuerdos eran vagos y todo le parecia mucho mas pequeno que cuando habia estado alli con su padre, hacia quince anos. En aquel tiempo, Ragnar llevaba muerto muchos anos y la abuela de Tilda estaba en el hospital. La parcela estaba a la venta. Apenas tenia una vaga reminiscencia de olor a alquitran y la imagen de varias nasas en el jardin. Ahora no estaban.
– ?Hola? -grito al viento susurrante.
No hubo respuesta.
La casa principal era pequena, aunque en la parcela habia varias construcciones mas. Un cobertizo con las contraventanas cerradas, una lenera, un establo y algo que podia haber sido una sauna. La ubicacion junto a la playa era fantastica, aunque todos los edificios requerian una mano de pintura y en general reinaba un ambiente sombrio y de abandono.
Llamo a la puerta de la casa y tampoco obtuvo respuesta, como era de esperar. Probablemente ahora fuera una residencia de verano, como le habia dicho Gerlof. Todo rastro de la familia Davidsson habia desaparecido.
Desde alli no se veia ludden, pero cuando Tilda fue mas alla de los pinos y salio a la pradera de la playa, vio los restos de un antiguo naufragio a un centenar de metros, y al sur los dos faros elevandose en el horizonte.
Se acerco al agua, una gran ave reposaba en una piedra y alzo el vuelo despacio, con pesados aleteos. Un ave rapaz.
En la linde del bosque, vio que habia una casa mas, y frente ella, sobre el cesped, una silla donde alguien habia dejado una pila de mantas.
En ese instante, las mantas se movieron. Aparecio una cabeza y Tilda comprendio que habia una persona envuelta en ellas. Se acerco y vio que se trataba de un anciano de barba blanca y con un gorro de lana; a su lado habia un termo, y sujetaba unos largos prismaticos verde oscuro.
– Has asustado a mi
Tilda se acerco a el.
– ?Disculpe?
– El aguila marina -explico el hombre-. ?No la has visto?
– Si -contesto Tilda.
Un observador de aves. Los habia a lo largo de la costa durante todas las estaciones del ano.
– Acechaba a unos patos -prosiguio el ornitologo. Dirigio los prismaticos hacia el mar, donde una docena de aves blancas y negras se dejaban mecer por las olas-. Nadan por aqui todo el ano y se juntan para esquivar a las rapaces. Son unos pillines.
– Que emocionante -dijo Tilda.
– ?Verdad que si? -El hombre envuelto en las mantas miro su uniforme y anadio-: Es la primera vez que un policia pasa por aqui.
– Si, esto parece muy tranquilo.
– Bueno. Por lo menos durante el invierno. Solo pasan cargueros, y a veces alguna embarcacion de motor.
– ?A estas alturas del ano?
– Este invierno no he visto ninguna -respondio el hombre-. Pero las he oido por la costa.
Tilda tuvo un sobresalto.
– ?Se refiere a los alrededores de ludden?
– Si, y algo mas al sur. Si el viento sopla en la direccion apropiada, se oyen los motores a varios kilometros de distancia.
– Una mujer se ahogo junto a los faros de ludden hace unas semanas -dijo Tilda-. ?Estaba usted por aqui entonces?
– Creo que si.
Ella lo miro con semblante serio.
– ?Se acuerda del accidente?
– Lei algo en el periodico…, aunque no vi nada. No se puede ver el cabo a causa del pinar.
– ?Recuerda si oyo el ruido de un motor ese dia?
El ornitologo recapacito.
– Quiza -respondio.
– Si un barco se dirigiera hacia el sur por la ensenada, ?lo habria visto usted?
