Al principio, estaba seguro de que procedian de la lampara robada, y despues de tres fatigosas noches de repiqueteos y crujidos la guardo en el coche. A la manana siguiente, condujo dando un rodeo hasta la costa este y dejo la lampara en el cobertizo.
Pero los golpes continuaron la noche siguiente, esa vez procedentes del recibidor, aunque no siempre de la misma pared: detras del papel pintado el ruido se desplazaba lentamente.
Si no se trataba de la lampara, tenia que ser alguna otra cosa que hubiera traido del bosque, o del jodido subterraneo donde se habia refugiado.
A no ser que algo se hubiera introducido en el apartamento a traves de la guija de los hermanos. Todas las veces que habian estado sentados a la mesa observando como se movia el vaso bajo el dedo de Tommy, a Henrik le parecio que habia algo invisible en la cocina.
Fuera lo que fuese, lo sacaba de quicio. Todas las noches paseaba de aqui para alla; del dormitorio a la cocina, con miedo a irse a la cama y apagar la luz.
En un ataque de desesperacion, habia llamado a Camilla, su ex novia. No se hablaban desde hacia varios meses, pero parecio contenta de oirlo. Charlaron durante casi una hora.
Cuando tres dias despues llamaron a la puerta, Henrik estaba con los nervios de punta, y no le relajo descubrir a Freddy y a Tommy en el descansillo.
Este ultimo llevaba gafas de sol y le temblaban las manos. No sonrio.
– Dejanos pasar.
No se trataba de una reunion amistosa. Henrik queria dinero de los hermanos Serelius, pero estos no tenian: aun no habian vendido ninguna de las mercancias robadas. Sabia que querian ir mas al norte de la isla, pero el no estaba dispuesto a acompanarlos.
Sin embargo, no deseaba tratar el tema esa noche, pues tenia visita.
– Ahora no podemos hablar -dijo.
– Si.
– No.
– ?Quien es? -pregunto Camilla desde el sofa.
Los dos hermanos alargaron el cuello con curiosidad para ver a quien pertenecia la voz.
– Son solo… dos amigos -contesto Henrik por encima del hombro-. De Kalmar. Pero enseguida se marcharan.
Tommy se quito las gafas de sol y clavo en Henrik una mirada elocuente. Este no tuvo mas remedio que salir al descansillo y cerrar la puerta tras si.
– Felicidades -dijo Tommy-. ?Es una nueva adquisicion o de hace tiempo?
– Es mi ex novia -respondio el en voz baja-. Camilla.
– Joder… ?y te ha aceptado de nuevo?
– La llame -explico Henrik-. Pero fue ella quien quiso verme.
– Que bien -dijo Tommy sin sonreir-. Y ahora ?que vamos a hacer?
– ?Con que?
– Con nuestra colaboracion.
– Se ha terminado -contesto el-. Aparte del dinero.
– No.
– Si.
Se miraron fijamente. Luego Henrik suspiro.
– No podemos hablar aqui, en el descansillo -dijo en voz baja-. Puede pasar uno.
Al fin, Freddy regreso a la furgoneta y Henrik entro con Tommy a la cocina y cerro la puerta. Bajo la voz:
– Arreglemos esto de una vez y luego os podeis marchar.
Pero el otro estaba mas interesado en Camilla, y pregunto con voz alta y clara:
– Entonces, ?se ha vuelto a mudar aqui? ?Por eso pareces tan hecho polvo, capullo?
Henrik nego con la cabeza.
– No es eso -dijo-. Duermo mal.
– Seguramente te remuerde la conciencia -se burlo Tommy-. Pero el viejo sobrevivira; lo remendaran de nuevo.
– ?Quien cono le golpeo? -le espeto Henrik-. ?No lo recuerdas?
– Fuiste tu -replico Tommy-. Tu lo pateaste.
– ?Yo? ?Pero si yo estaba detras de ti, en el recibidor!
– Tu le pisaste la mano al viejo de mierda y se la rompiste, Henke. Si nos pillan, iras a la carcel.
– ?Nos meteran en el talego a todos, joder! -Lanzo una mirada a la puerta y bajo la voz de nuevo-. Ahora no puedo hablar mas.
– Querras el dinero, ?no? -pregunto Tommy.
– Tengo dinero -le espeto Henrik-. Tengo un trabajo por las mananas, joder.
– Pero necesitas mas -replico el otro, y senalo con la cabeza hacia el interior del apartamento-. Sale caro mantenerlas.
Henrik suspiro.
– El dinero no es el problema, sino toda esa mercancia robada que hay en el cobertizo. Tenemos que vender las cosas.
– Las venderemos -contesto Tommy-. Pero primero haremos un viaje mas…, el ultimo viaje al norte. A la casa.
– ?Que casa?
– Esa casa con todos esos cuadros, la que nos indico Aleister.
– ludden -dijo Henrik en voz baja.
– Esa, si. ?Que noche vamos?
– Espera un poco, estuve alli el verano pasado. Fui a casi todas partes, y no vi un puto cuadro. Y, ademas…
– ?Que?
Henrik no dijo nada mas. Recordo las habitaciones de ludden y sus pasillos llenos de ecos. Le habia gustado trabajar para Katrine Westin, la mujer que vivia alli con sus dos hijos pequenos. Pero la casa en si, ya en agosto le habia parecido sombria, a pesar de que la familia Westin habia limpiado y empezado a restaurarla de arriba abajo. ?Como estaria ahora, en diciembre?
– Nada -dijo-. Que no vi ningun cuadro.
– Entonces estaran escondidos -replico Tommy.
Se oyeron unos golpecitos.
Henrik se sobresalto, pero luego comprendio que alguien llamaba a la puerta de la cocina. Se acerco y abrio.
Era Camilla. Y no parecia nada contenta.
– ?Os falta mucho? Si no es asi, me marcho a casa, Henrik.
– Ya hemos terminado -respondio el.
La joven era menuda y delgada, los muchachos le sacaban casi dos cabezas. Tommy esbozo una amable sonrisa y le tendio la mano.
– Hola…, soy Tommy -dijo con una voz suave y cortes que Henrik nunca le habia oido con anterioridad.
– Camilla.
Se estrecharon la mano y las hebillas de la chaqueta de Tommy tintinearon. Luego hizo un gesto con la cabeza hacia Henrik y se encamino a la puerta.
– Entonces quedamos en eso -dijo-. Te llamare por telefono.
Cuando Tommy hubo salido, Henrik cerro la puerta y luego fue a sentarse junto a Camilla. Permanecieron en silencio y acabaron la pelicula que estaban viendo cuando aparecieran los hermanos.
– Henrik, ?quieres que me quede? -pregunto ella media hora mas tarde, cuando eran casi las once.
– Si quieres -dijo-. Me encantaria.
Pasada la medianoche, estaban tumbados en el pequeno dormitorio, y Henrik sentia como si de repente hubiera retrocedido un ano en el tiempo. Como si todo fuera como debia ser. Era maravilloso que Camilla hubiera regresado, y ahora su unica preocupacion consistia en librarse de los obstinados Serelius.
