– No. Solo lo vio Katrine. Como te dije, eran ella y los ninos los que estaban aqui entonces.

– ?Y no ha vuelto desde entonces?

– No -contesto Joakim-. Ahora los suelos ya estan acabados.

– Una cosa mas…, ?habeis tenido visitas inesperadas?

– ?Inesperadas? -repitio el, y enseguida penso en Ethel.

– Ladrones, vamos -aclaro ella.

– No. ?Por que lo preguntas?

– Ha habido una serie de robos en la isla durante el otono.

– Lo se, lo he leido en el periodico. Espero que encontreis a los culpables.

– Estamos trabajando en ello -replico Tilda.

Colgo el auricular.

Esa noche, Joakim se desperto al notar una sacudida en la cama.

Ethel

El mismo miedo de siempre. Levanto la cabeza y miro el reloj: 01.24.

Dejo de pensar en su hermana. ?Lo habia llamado Livia? No se oia nada, sin embargo se puso un jersey y unos vaqueros y se levanto, sin encender la luz. Salio al pasillo y escucho de nuevo. Se oia el tictac del reloj de pared, pero de las habitaciones a oscuras de los ninos no llegaba ningun ruido.

Joakim camino en sentido contrario, hacia las ventanas del recibidor, y observo la noche. El solitario farol alumbraba el patio, pero nada se movia fuera.

Luego vio que la puerta del establo estaba de nuevo abierta. No mucho, apenas medio metro: pero estaba casi seguro de que la habia cerrado unas noches atras.

Bueno, la cerraria de nuevo.

Se puso las botas de invierno y salio al patio por el porche.

Fuera hacia viento, pero el cielo estaba estrellado y el faro sur parpadeaba ritmicamente, casi al compas de su corazon.

Se encamino a la puerta entreabierta y echo una ojeada dentro. Estaba negro como boca de lobo.

– ?Hola?

No hubo respuesta.

?O quiza se oia un debil lamento en algun lugar del edificio de madera? Joakim alargo la mano y encendio la luz. Se adentro en el establo una vez que se encendieron las bombillas del techo.

Deseaba llamar de nuevo, pero se contuvo.

Ahora se oia claramente un ruido: un debil pero constante raspado. Joakim estaba seguro.

Se acerco a la empinada escalera. La bombilla de arriba no era muy potente, pero aun asi empezo a subir.

Una vez en el altillo, se detuvo de nuevo y miro los montones de viejos trastos abandonados. Algun dia tendria que limpiar. Pero esa noche no.

Se adentro entre los cachivaches. Ahora podia pasar entre ellos sin problema, pues conocia aquel laberinto de memoria, y se dirigio hacia el fondo. Hacia la pared del otro extremo.

El raspado procedia de alli.

Joakim miro los tablones y los nombres de los muertos alli grabados.

Antes de que le diera tiempo de empezar a leerlos oyo de nuevo el sonido y se detuvo. Bajo la vista al suelo.

Primero fue el lamento, y luego los maullidos de Rasputin.

El gato estaba sentado junto a la pared y se lamia concienzudamente las patas. Luego alzo la vista hacia el y Joakim le sostuvo la mirada; le parecio que el gato estaba satisfecho. ?Por que no? Habia trabajado duro esa noche.

Frente a el yacian una docena de pequenos cuerpos de pelo marron. Ratones. Estaban hechos jirones y parecia que los acababa de matar antes de la llegada de Joakim.

Rasputin habia colocado los ratones ensangrentados en fila junto a la pared.

Parecia un sacrificio.

25

– Hoy dia la gente se preocupa demasiado -dijo Gerlof-. Actualmente, llaman a salvamento maritimo en cuanto hay cabrillas en el mar. Antes, las personas eran mas sensatas. Si se levantaba un vendaval cuando uno estaba navegando, no pasaba nada…, se seguia hasta Gotland, se sacaba el bote a tierra y se echaban a dormir debajo de el hasta que amainara. Luego navegaban de vuelta a casa.

A continuacion, guardo silencio y se abismo en sus pensamientos. Tilda se inclino hacia delante y apago la grabadora.

– Estupendo. ?Estas bien, Gerlof?

– Si, claro.

Parpadeo y volvio al momento presente.

Estaban bebiendo glogg en sendas tazas. La semana de Navidad habia comenzado con nieve y viento, y Tilda le habia llevado una botella de regalo. Habia calentado el vino dulce en la cocina y le habia anadido pasas y almendras. Cuando entro en la habitacion de Gerlof con la bandeja, este saco una botella de aguardiente y le anadio un chorro a cada taza.

– ?Como vas a celebrar la Navidad? -pregunto el hombre cuando ya casi se habia bebido el glogg y Tilda sentia calientes hasta los dedos de los pies.

– Tranquilamente, con la familia -dijo ella-. Pasare la Nochebuena con mama.

– Bien.

– ?Y tu, Gerlof? ?No quieres acompanarme al continente?

– Gracias, pero me quedare aqui y me comere mi arroz con leche. Mis hijas me han invitado a la costa oeste, pero no soporto un viaje tan largo en coche.

Guardaron silencio.

– ?Hacemos una ultima grabacion? -pregunto Tilda.

– Quiza.

– Hablar es divertido, ?verdad? Me he enterado de cantidad de cosas de mi abuelo.

El asintio laconico.

– Sin embargo, no te he contado lo mas importante.

– ?No?

Gerlof parecio dudar.

– Ragnar me enseno muchas cosas sobre el tiempo, el viento, la pesca y los nudos cuando era nino…, toda clase de cosas utiles. Pero luego, cuando me hice un poco mayor, me di cuenta de que uno no se podia fiar de el.

– ?No? -dijo Tilda.

– Comprendi que mi hermano no era honesto.

En la habitacion se hizo de nuevo el silencio.

– Ragnar era un ladron -continuo-. Un vulgar ladron. Desgraciadamente no puedo llamarlo de otro modo.

Tilda penso en apagar la grabadora, pero la dejo.

– ?Que robaba? -pregunto en voz baja.

– Bueno, en principio todo lo que podia. A veces salia de noche y robaba anguilas de las redes de otros. Y recuerdo una vez…, cuando pusieron canalones nuevos en la casa de ludden. Sobro una caja, que se quedo en el jardin hasta que Ragnar la robo. En ese momento no necesitaba canalones, pero tenia la llave del faro y los dejo alli, y seguro que siguen alli. Lo importante no era la necesidad, sino la oportunidad. Siempre tenia los ojos abiertos por si encontraba una puerta sin cerrar o algo sin vigilancia.

Gerlof estaba inclinado hacia delante y Tilda penso que hablaba con mas intensidad que nunca.

Вы читаете La tormenta de nieve
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату