– Seguro que tu tambien has robado alguna vez -dijo ella.

El anciano nego con la cabeza.

– Pues no. Quiza mentia un poco sobre lo que cobraba por mis transportes cuando me encontraba con otros capitanes en los puertos. Pero pelear y robar son dos cosas que no he hecho nunca. Yo soy de los que piensan que nos hemos de ayudar unos a otros.

– Es una buena actitud -comento Tilda-. La sociedad somos todos.

Gerlof asintio.

– No suelo pensar mucho en mi hermano mayor.

– ?Por que no?

– Bueno, lleva tanto tiempo muerto… Muchas decadas. Los recuerdos se desvanecen…, y yo lo he permitido.

– ?Cuando os visteis por ultima vez?

Hubo un silencio antes de que Gerlof respondiera:

– Fue en su pequena granja, el invierno de mil novecientos sesenta y uno. Se negaba a responder al telefono, asi que fui a verlo. Nos peleamos…, o mas bien nos increpamos el uno al otro. Esa era nuestra manera de pelearnos.

– ?Sobre que?

– Discutimos por la herencia -dijo Gerlof-. No es que fuera mucho, pero…

– ?Que herencia?

– La herencia de nuestros padres.

– ?Que paso?

– Desaparecio en gran parte. Pero fue Ragnar quien se la llevo, se la apropio… En realidad, mi hermano era un cabron.

Tilda miro la grabadora y no se le ocurrio nada que decir.

– Ragnar era un cabron, por lo menos conmigo -prosiguio el, y nego con la cabeza-. Vacio la casa de nuestros padres de Stenvik y vendio gran parte del mobiliario, luego vendio tambien la casa a unos del continente y se quedo con el dinero. Y se negaba a hablar de ello. Se limitaba a mirarme con frialdad… Con el era imposible razonar.

– ?Se lo llevo todo? -inquirio Tilda.

– Yo me quede con algunos recuerdos, pero el dinero se lo llevo Ragnar. Seguramente penso que el se ocuparia mejor que yo.

– Pero… ?no pudiste hacer nada?

– ?Demandarlo, quieres decir? -pregunto Gerlof-. Las cosas no funcionan asi en la isla. En vez de eso, nos enemistamos. Hasta a los hermanos les pasa a veces.

– Pero…

– Ragnar se lo guiso y se lo comio -prosiguio el anciano-. Era el hermano mayor y siempre cogia su parte primero; luego compartia algo conmigo si le apetecia. Fuera como fuese, el otono antes de que saliera con su barca al mar y se congelara en la tormenta, nos separamos enemistados. -Gerlof suspiro-. «Mantengase el amor fraterno», dice la Carta a los Hebreos, pero a veces no es facil. Son esas cosas sobre las que uno piensa ahora.

Tilda miro la grabadora algo apenada. Luego la apago.

– Creo que…, sera mejor que borre esto ultimo. No porque piense que mientes, Gerlof, pero…

– A mi no me importa -senalo el.

Una vez que ella hubo guardado la grabadora en la bolsa negra, el anciano dijo:

– Creo que ya se como funciona eso. Que botones hay que apretar.

– Bien -dijo Tilda-. Realmente tienes facilidad para la tecnologia, Gerlof.

– ?Podrias dejarmela? ?Hasta la proxima vez que vengas?

– ?La grabadora?

– Por si se me ocurre algo mas que contar.

– Si, claro -contesto, y le alargo la bolsa-. Habla todo lo que quieras. Hay un par de cintas virgenes que puedes usar.

Cuando llego a la comisaria el contestador parpadeaba. Empezo a escuchar el mensaje, pero al ver que la llamada era de Martin suspiro y colgo el auricular.

Ya era hora de que la dejara en paz.

26

Joakim hizo un ultimo viaje en coche con Livia y Gabriel antes de Navidad. Estaban de fiesta, era el primer dia de las vacaciones de Navidad y los llevo a Borgholm.

Habia mucha gente en las calles comprando regalos. Los Westin entraron en el centro comercial que habia a la entrada de la ciudad y recorrieron las extensas estanterias de comida para aprovisionarse para las fiestas.

– ?Que quereis comer en Navidad? -pregunto Joakim.

– Pollo asado con patatas fritas -replico Livia.

– Zumo -dijo Gabriel.

Joakim compro pollo, patatas fritas y zumo de frambuesa, y tambien patatas, salchichas, jamon, cerveza de Navidad y tostadas para el. Compro carne picada congelada para hacer albondigas, y al ver que vendian anguila olandesa en el puesto de pescado, compro unos trozos ahumados. Seguramente habrian nadado por ludden.

Tambien compro un kilo de queso de nata. En Navidad, a Katrine siempre le gustaba comer pan con gruesos trozos de queso de nata.

Fue una locura, pero la semana anterior, Joakim le habia comprado un regalo de Navidad. Habia ido a Borgholm a comprar regalos para los ninos, y en un escaparate vio una tunica verde claro que le habria gustado a Katrine. Continuo hasta la jugueteria, pero luego regreso a la tienda de ropa Danielsson y compro la tunica.

– ?Me la envuelve, por favor? Es para un regalo de Navidad -dijo, y salio con un paquete rojo con cinta blanca.

En el aparcamiento, junto al centro comercial, vendian abetos de Navidad sujetos con una redecilla de plastico. Joakim compro uno grande, tan alto que llegaria hasta el techo. Lo aseguro en la baca y luego condujo de vuelta a casa.

Cuando llegaron a ludden hacia frio, diez grados bajo cero, pero apenas soplaba viento. El agua estaba a punto de congelarse, pero solo una delgada capa de nieve cubria el suelo. El aliento de Joakim formaba densas nubes blancas mientras llevaba las bolsas llenas de comida por el camino de grava del jardin hasta la casa. Luego metio tambien el abeto. Debia de tener miles de pequenos insectos en las ramas, pero la mayoria hibernaban y no despertarian nunca mas.

Era la mejor manera de morirse, penso: durmiendo, sin enterarse.

Coloco el abeto en el salon, donde estaba la larga mesa del comedor con sus altas sillas y poco mas. A medida que se acercaba la Navidad, las habitaciones de la planta baja le parecian cada vez mas vacias.

La familia Westin paso el resto del dia limpiando y preparando la casa. Tenian dos grandes cajas de carton llenas de articulos navidenos. Los desempaquetaron: nacimiento, velas, panos rojos y blancos para la cocina, una estrella de Navidad para la ventana y un macho cabrio y un cerdo de paja que colocaron a ambos lados del abeto.

Cuando acabaron de decorar, Livia y Gabriel lo ayudaron a adornar el abeto. En la guarderia habian hecho guirnaldas de papel y figuritas de madera, que colgaron donde alcanzaban, en las ramas mas bajas. Un poco mas arriba, Joakim colgo oropeles, bolas e iluminacion, y en la punta fijo una estrella de papel mache. El abeto estaba listo para Navidad.

Por ultimo, sacaron las bolsas con los regalos y las colocaron debajo del arbol. Joakim puso el paquete de Katrine junto al resto.

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