Gateo rumbo al norte, o en la direccion que el consideraba el norte. No podia hacer nada mas; si se detenia a descansar en la tormenta, no tardaria en morir.
«Los ladrones merecen que los azoten -casi podia oir decir a su abuelo-. Solo sirven como fertilizante y comida para peces.»
Henrik nego con la cabeza.
No, el abuelo Algot siempre habia podido confiar en el. A los unicos que habia enganado habian sido su profesor, algunos amigos, sus padres y John, el jefe de la empresa. Y a los propietarios de las casas. Y a Camilla, claro, a ella le habia mentido bastante cuando vivian juntos y al final acabo cansandose de el.
Un destornillador en la barriga, quiza eso era lo que se merecia.
De repente, algo lo golpeo por detras. Henrik se asusto antes de comprender que solo eran largas canas sacudidas por el viento.
Se detuvo, cerro los ojos y se acurruco en la ventisca. Si se relajaba y dejaba de luchar pronto se quedaria entumecido por completo, el estomago y el resto del cuerpo.
?La muerte era fria o caliente? ?O templada?
En algun lugar de su cabeza estaban los hermanos Serelius y su amplia sonrisa. Eso lo animo a proseguir la marcha.
32
Joakim oia el ulular del vendaval sobre el inmenso tejado del establo. Sintio la fuerza del viento a traves de las vigas de madera y el amianto, aunque el se hallaba fuera de su alcance.
Unos minutos antes habia subido por la escalera hasta la habitacion del altillo.
Alli todo era tranquilidad. El alto techo inclinado producia el efecto de que se entraba en una capilla.
Las pilas de la linterna casi se habian agotado, pero aun asi, podia distinguir los antiguos bancos de iglesia en la penumbra. Y todos los viejos objetos que habia sobre ellos.
En aquella habitacion se rogaba por las almas de aquellos que habian muerto en ludden, alli se reunian por Navidad.
Joakim lo sabia. ?Acudirian aquella noche o la siguiente? No importaba, se quedaria alli y esperaria a Katrine.
Recorrio despacio el estrecho pasillo entre los bancos y observo las pertenencias de los muertos.
Se detuvo junto al primer banco y alumbro la chaqueta vaquera pulcramente doblada.
La habia dejado donde la encontro: apenas se habia atrevido a tocarla. Se habia llevado a la cama el libro escrito por Mirja Rambe, y habia empezado a leerlo, pero no queria guardar la chaqueta de Ethel dentro de casa. Tenia miedo de que Livia comenzara a sonar de nuevo con su tia.
Alargo la mano y toco el desgastado tejido vaquero, como si el tacto le pudiera dar respuesta a todas sus preguntas.
Al coger una de las mangas, algo crujio y cayo al suelo.
Se trataba de un pequeno papel.
Se agacho, lo recogio, y vio una sola frase. A la debil luz de la linterna, Joakim leyo el texto completo, escrito con fuerza sobre el papel:
PROCURA QUE LA PUTA DROGADICTA DESAPAREZCA
Retrocedio despacio con la nota en la mano.
Leyo las seis palabras del trozo de papel y comprendio que no era un mensaje para Ethel. Iba dirigido a Katrine y a el mismo.
Aunque Joakim nunca lo habia visto.
El papel no tenia manchas de humedad y la tinta era negra y clara, asi que la nota no estaba en la chaqueta cuando Ethel cayo al agua.
Comprendio que habia sido colocado alli mas tarde. Seguramente, Katrine lo habia puesto tras recibir la chaqueta de la madre de Joakim.
Recordo las tardes en que su hermana les gritaba en la calle, frente a Appelvillan. A veces, el habia visto como se apartaban las cortinas de la casa del vecino. Como observaban a Ethel unos ojos con rostros asustados.
Un papel con una exhortacion de los vecinos. Lo mas probable era que Katrine la hubiera encontrado un dia en el buzon cuando estaba sola en casa; la habria leido y habria comprendido que la situacion no podia prolongarse. Los vecinos de la calle ya estaban hartos de gritos, que se repetian noche tras noche.
Todos estaban hartos de Ethel. Habia que hacer algo.
Joakim estaba agotado, y se dejo caer sobre el banco, junto a la chaqueta de su hermana. Siguio con la mirada fija en el papel que sostenia en la mano, hasta que oyo un debil crujido a traves del viento.
El sonido procedia de la abertura en el suelo.
Habia alguien en el establo.
Entro corriendo en el recibidor empujada por el viento y continuo hasta la habitacion del medio, a pesar de que se lo que me espera.
Blancas paredes vacias.
Casi todas las pinturas de la nevasca de Torun han desaparecido del trastero: apenas quedan unos pocos rollos por el suelo, sin embargo, hay montones de redes.
La puerta de nuestro lado de la casa esta cerrada, aunque se que Torun sigue alli dentro, sentada. No puedo entrar a verla, no le puedo contar lo ocurrido, asi que me dejo caer en el suelo.
Sobre la mesa del trastero, veo un vaso medio lleno y una botella. Antes no estaban alli.
Me acerco deprisa, meto la nariz en el vaso e inspiro el liquido transparente. Es aguardiente; probablemente la racion de Davidsson para entrar en calor.
En la casa hay botellas como esa por todas partes con diferentes contenidos, y al pensar en ellas ya se lo que hare.
Mientras me apresuro por el patio, no veo a Davidsson. Abro la puerta del establo y desaparezco en la oscuridad. Se encontrar el camino sin luz entre las sombras y subo al altillo, entre los desechos y el escondite del tesoro. En un rincon, hay un bidon de plastico: un bidon en el que alguien ha pintado una cruz negra. Me lo llevo a casa.
Una vez en el trastero, vierto casi toda la botella del aguardiente de Davidsson sobre uno de sus montones de redes, que apestan a brea, y lo relleno con la misma cantidad de liquido transparente y casi inodoro del bidon.
En un rincon, hay un armario de madera, y alli oculto el bidon.
Luego me siento de nuevo en el suelo y espero.
