de distancia y apunto hacia ella. Tilda disparo dos tiros en un corto intervalo.

Despues se protegio tras los montones de nieve, y, casi al mismo tiempo, de repente se apagaron las luces. Tanto las lamparas de las ventanas como el farol del patio. Todo quedo a oscuras.

La tormenta de nieve habia dejado sin luz a ludden.

38

Asi que Ethel lo siguio por los oscuros senderos, entre los arboles del paseo que discurria junto a la orilla. Se acercaron al agua, donde las luces de las casas y las calles de Estocolmo brillaban en medio de la oscuridad.

Alli se sento obediente a la sombra de un cobertizo para barcos y recibio su recompensa. Luego solo tenia que actuar como de costumbre: calentar el polvo marron dorado en la cuchara, succionarlo con la hipodermica y pincharse el brazo.

Paz.

El asesino espero pacientemente a que le colgara la cabeza y estuviera a punto de adormecerse…, luego se acerco a Ethel y le propino un fuerte empujon. Directa al agua invernal.

Joakim seguia sentado en el banco, abatido, sin moverse. La capilla no tenia luz, aunque no estaba completamente a oscuras. Podia vislumbrar las vigas de madera, la ventana y el dibujo de Maria Magdalena ante la tumba vacia de Jesus. Habia un debil resplandor, como procedente de una luna lejana.

La tormenta seguia ululando sobre el tejado.

No estaba solo.

Katrine, su mujer, estaba sentada junto a el. Vio su palido rostro por el rabillo del ojo.

Asimismo, los bancos que habia detras de el se habian llenado de visitantes. Joakim oyo su debil crujido, como cuando los asistentes a la iglesia esperan impacientes el momento de ir a comulgar.

Se pusieron en pie.

Cuando les oyo levantarse, el tambien lo hizo; con la desagradable sensacion de estar en el sitio equivocado la noche equivocada. Pronto seria descubierto: o desenmascarado.

– Ven -le susurro a Katrine-. Confia en mi.

Tiro de su mano fria e intento que se pusiera en pie, y ella al fin obedecio.

Los crujidos se aproximaban. Las figuras de los bancos habian empezado a andar y a congregarse en el pasillo.

Al juntarse, resultaron ser una multitud. Mas y mas sombras atestaban la habitacion.

Joakim no podia sortearlos. No tenia mas remedio que quedarse donde estaba, junto al banco: no habia a donde ir. Permanecio completamente quieto, sin soltar la mano de Katrine.

El aire que lo rodeaba se volvio mas frio y Joakim tirito. Oyo el roce de viejas telas y el debil crujido del suelo cuando los visitantes de la capilla fueron concentrandose lentamente a su alrededor.

Querian tanto calor que el no podia darselo. Deseaban comulgar. Joakim estaba helado, no obstante, los otros seguian abriendose paso para alcanzarlo. Sus movimientos irregulares eran como una lenta danza en la estrecha habitacion, y lo arrastraron con ellos.

– ?Katrine! -susurro.

Pero ella ya no lo seguia. Le solto la mano y los otros los separaron.

– ?Katrine?

Habia desaparecido. Joakim se dio la vuelta e intento abrirse paso entre la muchedumbre para encontrarla de nuevo. Pero nadie lo ayudo, todos se interponian en su camino.

Luego, de repente, le parecio oir algo mas que el viento a traves de las rendijas del establo: alguien grito y despues sonaron varias detonaciones sordas. Como si hubieran disparado un fusil o una pistola: como un intercambio de disparos delante del establo.

Joakim se quedo paralizado y aguzo el oido. Ya no se oian otros sonidos, ni voces ni movimiento entre los bancos.

La palida luz de la bombilla del altillo, que se filtraba entre los tablones de la pared, se apago de repente.

Joakim comprendio que se habia ido la electricidad.

Permanecio quieto en la oscuridad. Se sentia completamente solo, como si todas las personas de la habitacion se hubieran retirado.

Tras varios minutos, una luz parpadeante comenzo a brillar en alguna parte del establo. Una debil luz amarillenta cuya intensidad fue aumentando rapidamente.

39

Tilda parpadeo para quitarse la nieve de los ojos y se aplico con cuidado un punado de esta en su nariz dolorida. Luego se levanto despacio con piernas temblorosas y sostuvo la pistola en la mano derecha. La cabeza le dolia tanto como la nariz, pero por lo menos podia mantenerse erguida.

La casa estaba a oscuras y los suaves taludes de nieve se habian transformado en borrosas colinas. Mas alla, como una catedral sin luz, se alzaba el establo. Por lo visto se habia ido la electricidad: quiza estuviera sin luz todo el norte de Oland. Habia ocurrido en otra ocasion, cuando un arbol arrancado por el viento cayo sobre el tendido electrico.

Martin yacia completamente inmovil a un par de metros de ella. No podia verle la cara, pero su cuerpo sin vida estaba a punto de ser cubierto por la nieve.

Cogio el movil y marco el numero de urgencias. Comunicaba. Intento contactar con la policia de Borgholm, pero tampoco tuvo suerte.

Despues de guardar el telefono, recorrio el patio con la mirada, pero no vio al hombre que le habia disparado. Ella le habia disparado a su vez: ?le habria dado?

Miro hacia la escalera de la casa. Henrik Jansson tambien habia desaparecido.

Tilda retrocedio hacia alla apuntando con la pistola hacia el establo, hasta que se tropezo con el primer escalon.

Encorvada, subio deprisa la escalera, y echo una ojeada a traves de la puerta abierta.

Lo primero que vio fue un par de botas. Una figura negra vestida con ropas de abrigo yacia sobre la estera al otro lado del umbral. Respiraba con dificultad.

– ?Henrik Jansson? -pregunto Tilda.

Silencio.

– Si -contesto el hombre finalmente.

– No te muevas, Henrik.

Cruzo el umbral y le apunto con la pistola. El joven seguia tumbado y miro el arma con gesto cansado, sin apartarse. Con una mano, agarraba el borde de la estera y con la otra se apretaba el abdomen.

– ?Estas herido? -pregunto ella.

– En el estomago… Me han apunalado.

Tilda asintio. Aun mas violencia. Queria gritar y blasfemar, pero en lugar de eso, le quito el cuchillo, lo tiro a la nieve y le registro los pantalones y la cazadora. No llevaba mas armas.

Se saco un paquete de desinfectante del bolsillo del pantalon y la segunda y ultima venda, y se los alargo a Henrik.

– Martin esta ahi fuera -dijo en voz baja-. Le han disparado. Esta muerto.

– ?Era policia? -pregunto Henrik.

Tilda suspiro.

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