– Si, antes… Ahora era profesor de la Escuela de Policia.
Henrik abrio el envase de desinfectante y nego con la cabeza.
– Son unos idiotas.
– ?Quienes, Henrik? ?Quien le ha disparado a Martin?
– Dos tipos -respondio-. Tommy y Freddy.
Tilda lo miro desconfiada y el se encogio de hombros.
– Se hacen llamar asi… Tommy y Freddy.
Tilda recordo a los dos hombres de las carreras de trotones en Kalmar.
– ?Entrasteis aqui juntos? ?Sois socios?
– Lo eramos. -Se levanto el jersey y comenzo a limpiarse la herida-. Tommy es quien me ha hecho esto.
– ?Que armas tienen?
– Un fusil de caza. Un viejo Mauser…, no se si llevan algo mas.
Tilda se agacho y apreto el aposito con desinfectante mientras Henrik se ponia el vendaje.
– Ahora, tumbate boca abajo -le ordeno.
– ?Por que?
– Te voy a poner las esposas.
El la miro.
– Si te disparan, despues vendran aqui -dijo-. ?Tienen que encontrarme esposado?
Ella recapacito durante unos segundos, luego se guardo las esposas en el cinturon.
– Volvere.
Se dio la vuelta y bajo la escalera; se acuclillo entre los taludes y lanzo una ultima mirada al cuerpo de Martin.
Agachada, echo a andar hacia el establo.
Parpadeo para ver mejor entre los copos de nieve y avanzo con cuidado, siempre alerta por si le disparaban.
A un par de metros del establo encontro un enorme monton de nieve, y detras de el descubrio las huellas del que habia disparado e indicios de que habia estado tumbado en la nieve. Pero tanto el como su fusil habian desaparecido, y no vio rastros de sangre.
Tenia que haberse escondido en el establo.
Tilda penso en la espalda ensangrentada de Martin y se quedo parada en el patio. La ancha puerta se abria ante ella como la boca de una caverna. Entrar alli no le hacia ninguna gracia.
Un poco mas alla, a la derecha, habia otra puerta: era pequena, y estaba pintada de negro. Se dirigio hacia ella despacio, pegada a la pared de piedra, mientras la nieve se arremolinaba y derretia en su cuello.
Cuando llego, cogio el picaporte y la abrio hasta donde se lo permitio la nieve.
Echo un vistazo.
Negro como el carbon. La luz no habia vuelto.
Con la pistola en alto, entro y avanzo por un suelo de tierra, en medio de la oscuridad y la quietud.
Se quedo un rato pegada a la pared, aguzando el oido; la nariz le dolia de nuevo. No pudo determinar si habia alguien agazapado entre las sombras.
Alli dentro, la tormenta quedaba mas lejana, aunque, muy por encima de ella, el inmenso tejado crujia y chirriaba. Tras unos minutos, Tilda comenzo a moverse, en silencio y con cuidado. El suelo era irregular: unas veces de tierra y otras de piedra.
Al ver una ancha sombra frente a ella, la apunto con la pistola, hasta que sus botas tropezaron con una enorme rueda. Encima habia un capo con el emblema «MCCORMICK».
Tilda se habia topado con un viejo tractor: un monstruo oxidado que debia de llevar anos aparcado alli.
Paso de puntillas junto a el. Al ver unas viejas latas de pintura y una pila de tablones, comprendio que habia entrado en un almacen contiguo al establo.
Percibio un sonido sordo en algun lugar y Tilda volvio la cabeza deprisa, pero nada se movio detras de ella.
Henrik habia dicho que habia dos tipos. Pero a Tilda le parecia que en el establo habia muchas personas mas: seres que vigilaban entre las sombras a su alrededor. Era una sensacion vaga aunque desagradable, y no pudo pasarla por alto.
Sus ojos empezaban a acostumbrarse a la oscuridad y ahora podia vislumbrar la pared de piedra, al otro lado.
De repente, oyo un debil chirrido a su izquierda. En el interior del establo.
Unos segundos despues, la claridad aumento a su alrededor y entonces descubrio una abertura en la pared de madera que daba al establo. La luz procedia de este: un brillo tremulo y danzarin.
Tilda percibio olor a humo e imagino lo que habia ocurrido. Se apresuro a echar un vistazo.
Unos metros mas alla, los peldanos inferiores de la empinada escalera que llevaba al altillo estaba en llamas, y un penetrante hedor a queroseno se mezclaba con el humo. Alguien habia apilado un monton de viejo heno seco y luego le habia prendido fuego. Ahora ardia con fuerza y las llamas empezaban a lamer los travesanos de la escalera.
Al otro lado del fuego habia un hombre corpulento. Tendria la misma edad de Henrik y sujetaba un gorro o un pasamontanas negro en una mano; al parecer, no habia advertido la presencia de Tilda. Su mirada estaba clavada en las llamas oscilantes, y tenia la cara muy palida. Parecia estar euforico.
Junto a el, apoyado a un poste de madera, habia un oleo enmarcado, pero no se veia ningun fusil.
Tilda echo un ultimo vistazo alrededor -nadie acechaba a su espalda-, despues tomo aliento y entro con grandes zancadas en el establo. Sujetaba la pistola con ambas manos.
– ?Policia! -le grito al hombre-. ?Quieto!
El la miro muy sorprendido.
– Tumbate en el suelo.
Pero el hombre permanecio de pie, y dijo:
– Mi hermano esta buscando una salida por la parte de atras.
Tilda se acerco. Se hallaban a solo un par de pasos de distancia, pero el retrocedio en direccion a la salida. Ella lo siguio.
– ?Al suelo!
?Si no se rendia, se atreveria a disparar? No lo sabia. Sin embargo, lo apuntaba a la cabeza.
– ?Al suelo! -repitio.
– Si, si…
El hombre asintio y se tumbo boca abajo con dificultad.
– ?Las manos en la espalda!
Tilda se hallaba ya junto a el y habia sacado las esposas del cinturon. Le agarro por las munecas, se las llevo a la espalda y lo esposo. Ahora que lo tenia bien seguro en el suelo, pudo registrarlo. Llevaba una navaja en el bolsillo del pantalon, pero esa era su unica arma. Y pastillas, cantidad de pastillas.
– ?Como te llamas?
Parecio pensarselo.
– Freddy -dijo finalmente.
– ?Cual es tu verdadero nombre?
Dudo.
– Sven.
A Tilda le costo creerlo, pero dijo:
– Vale, Sven…, ahora quedate aqui tranquilo.
Al ponerse de nuevo en pie, oyo el crepitar del fuego. Las llamas no prendian en el suelo de piedra, pero si en la escalera, y empezaban a trepar hacia el altillo.
Tilda no vio mantas ni extintores para apagarlo. Tampoco habia cubos de agua.
Se quito la chaqueta y lo intento con ella, pero las llamas solo se apartaban y crecian. Parecia que el fuego anhelara subir hasta el tejado: ahora mas de media escalera estaba ardiendo.
?Y si soltaba la escalera?
Alzo un pie y tomo impulso, pero entonces vio aproximarse una sombra con el rabillo del ojo. Se dio media
