oceano Pacifico y abarca Japon, Filipinas, Indonesia, Nueva Zelanda, Chile, Bolivia, Centroamerica, Mexico, la costa oeste de Estados Unidos, Canada y Alaska, los diferentes medidores detectaban nuevos focos de actividad volcanica y un incremento en la ya existente. No era inminente, pero cada vez resultaba mas evidente que en las semanas o meses posteriores entrarian en erupcion docenas o mas de volcanes, como consecuencia directa del impacto del asteroide.

Al otro lado del Pacifico, en la costa oeste del continente americano, dispusieron de mucho mas tiempo para prepararse. La cadena de olas gigantes tardo dieciseis horas en recorrer las seis mil cuatrocientas millas que la separaba de cabo Mendocino, en California; el primer punto de la costa americana que sufrio el azote de las olas. Pasaron otras nueve horas mas antes de que llegaran a Iquique, en Chile, el punto mas alejado del litoral pacifico americano. Tras ser advertidos de la fuerza de las olas gigantes, los habitantes tuvieron tiempo mas que suficiente para resguardarse en las zonas elevadas, y la mayoria de los barcos pudo adentrarse en aguas profundas. Los que estaban en dique seco y las embarcaciones pequenas fueron abandonados.

En todos los paises hubo un colectivo, el de los saqueadores, que desafio la llegada inminente de las olas confiando en poder huir a terreno elevado con el mayor botin posible justo antes de la llegada de las olas. Algunos murieron tiroteados por propietarios que defendian sus pertenencias. La mayoria de los saqueadores mas conservadores sobrevivio. Los que esperaron demasiado o fueron tan incautos de buscar refugio en las plantas altas de los rascacielos murieron ahogados o aplastados bajo los escombros a que quedaron reducidas las construcciones tras el embate de las olas.

* * *

Las aguas no empezaron a calmarse hasta algo mas de una semana despues, porque los grandes tsunamis no golpean y desaparecen, sino que rebotan como la senal de un radar en las masas de tierra que encuentran en su camino, y vuelven una y otra vez a traves del mar repitiendo su destruccion. La envergadura de la catastrofe no permitio realizar un recuento exacto del numero de victimas. La mayoria de estimaciones calculaba un total de doscientos millones de fallecidos. Entre el cinco y el seis por ciento murio, probablemente, a bordo de los millones de embarcaciones que continuamente surcan las aguas del Pacifico y navegan entre sus miles de islas.

Tras la magnitud del desastre acaecido en la superficie, otro cataclismo empezaba a fraguarse bajo las olas. Una semana entera estuvieron las olas gigantes surcando el Pacifico de un extremo a otro, no solo entre Asia y America, tambien entre Siberia y Alaska y el Antartico, ocasionando con su movimiento drasticos cambios en la temperatura del oceano, provocando estragos en el fragil ecosistema oceanico y matando a miles de millones de peces y otras formas de vida marina. Aun peores fueron los danos causados por los billones de toneladas de desechos, arrastrados a traves del oceano desde el punto de impacto, que enturbiaron las aguas y tineron la superficie del Pacifico de rojo encarnado, como resultado de la oxidacion de setecientas veinte mil millones de toneladas de particulas de hierro procedentes del asteroide. La suciedad bloqueo casi por completo el paso de la luz solar hacia las profundidades, interrumpiendo con ello los procesos de fotosintesis en el fitoplancton -las delicadas plantas marinas que ademas de constituir la base de la cadena alimentaria proporcionan el oxigeno tan vital para las todas las formas de vida marina-. Al morir el fitoplancton, lo hicieron tambien las criaturas marinas que dependian de el para su alimento, seguidas rapidamente por las de los niveles superiores de la cadena alimentaria. Enseguida descendio tambien el nivel de oxigeno del oceano. Y dos semanas despues, la vida marina del Pacifico se habia extinguido casi por completo.

* * *

Y asi, como ocurrio con la primera, se cumplio la segunda e inclemente profecia de Juan y Cohen. Quedaban dos mas.

7

AJENJO

Cuatro semanas despues

En la inmensidad del espacio, a ciento ochenta y seis millones de kilometros del Sol, tres grupos de cabezas nucleares impulsadas por la inercia surcaban el vacio a mas de cuarenta mil kilometros por hora rumbo al asteroide designado 2031 KE A treinta y siete millones de kilometros de su posicion, los aterrados habitantes de un planeta devastado aguardaban ansiosos cualquier novedad sobre el intento de destruir la amenaza. Su fracaso traeria consigo la muerte casi segura de lo que quedaba de vida en el planeta.

A las 7h 27m 32s GMT, el primer grupo de cuarenta cabezas nucleares conicas de veinte megatones comenzo a desplegarse segun lo planeado, disponiendose a interceptar el asteroide de cuarenta y ocho kilometros de diametro, que avanzaba hacia la Tierra a mas de ciento cuatro mil kilometros por hora. Por el momento todo se desarrollaba segun lo programado, pero todavia quedaba por superar la prueba de fuego. En diez minutos, cuando se situaran a cien metros del asteroide, se produciria la detonacion de las cabezas nucleares en un primer intento por destruir el objetivo. Con una velocidad frontal combinada superior a ciento cuarenta y cuatro mil kilometros por hora, el margen de acierto para que la detonacion se produjera a cien metros del blanco era inferior a 0,002 segundos.

En la Tierra, la humanidad aguardaba. Situado ya aproximadamente a media distancia entre la Tierra y Marte, el gigantesco asteroide brillaba en el cielo nocturno como una gran estrella. En caso de un fallo total o parcial, el segundo y tercer grupo de cabezas nucleares, que habian sido lanzados despues del primero en intervalos de treinta y cinco minutos, brindarian dos oportunidades mas de conseguir el objetivo. Entre la segunda y tercera cargas, varios dispositivos infrarrojos debian monitorizar el exito de la carga anterior y establecer telemetricamente para las cabezas nucleares del grupo siguiente los nuevos objetivos entre los grandes fragmentos restantes que se dirigieran hacia la Tierra.

Dada la distancia, hubo que esperar dos minutos y cuatro segundos a que llegara a la Tierra la senal con los datos sobre la interceptacion del asteroide por la primera carga; el mismo tiempo que tardo en llegar al planeta el destello de luz producido por las explosiones. Instantes despues, la gente se frotaba los ojos para recuperar la vision y oteaba el cielo en vano intentando localizar la estrella amenazadora. Para gran alivio de todos y sorpresa de muchos, la interceptacion habia sido todo un exito, y su efecto superaba incluso las estimaciones mas optimistas. La mayor parte de la masa del asteroide habia sido reducida a fragmentos cuyo tamano variaba entre el de una particula de polvo y el de una roca de apenas un metro cubico. Y de entre los fragmentos de mayor tamano, ninguno se dirigia hacia la Tierra.

Segun se fueron recibiendo los datos sobre el exito del impacto, se tomo brevemente en consideracion la posibilidad de utilizar las cabezas nucleares de la segunda y tercera carga para dispersar aun mas el material que todavia se dirigia rumbo a la Tierra, pero tras un detenido analisis de la situacion, se decidio que los fragmentos restantes no constituian una amenaza y que la detonacion no haria sino aumentar su carga radioactiva.

Por tanto se resolvio dispersar los misiles, los cuales fueron detonados una vez se encontraron completamente alejados de los restos de asteroide que se dirigian hacia la Tierra. El analisis cientifico de la interceptacion concluyo que el exito imprevisto de la primera carga se habia debido a la singular composicion del asteroide, cuya masa predominantemente ferrea estaba aparentemente entretejida de venas de piedra o de algun metal mucho mas fragil que el hierro.

* * *

En el mundo entero se sucedieron grandes festejos que celebraban la destruccion del tercer asteroide. Para alguien procedente de otro planeta, aquellas celebraciones habrian resultado, cuando menos, curiosas, puesto que mientras la gente se regocijaba y brindaba por el exito, el fuego seguia activo en los bosques de dos continentes devastados, las aguas del mayor oceano del planeta ya no albergaban vida alguna, y la extendida actividad

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