se agarro del asa que habia sobre la puerta del coche, mientras sujetaba con el otro a Daniella.
– Perdon, se me ha cruzado un gato corriendo.
Monika intento acompasar su respiracion. La caja blanca materializaba alli en el suelo una risa socarrona y, aunque intentaba fijar la mirada en la carretera, la caja conseguia desviar su atencion. Y cada vez que la miraba se le antojaba mas grande. Como si creciese a escondidas.
«Esto es lo que ha quedado de mi. Espero que lo paseis bien en la cena.» Apenas faltaban algo mas de cien metros. Tenia que salir del coche.
«Todo fue culpa tuya. No importa lo que hagas ahora.» No podia respirar alli dentro. Tenia que salir del coche.
Monika estaba inmovil junto a la puerta del conductor. Acababa de comprobar que la densidad del aire era la misma alli fuera. Que era dificil de respirar dondequiera que estuviese, a cada suspiro.
– ?Vives aqui? ?Que bonito!
Pernilla habia salido del coche con Daniella en brazos. La nina se habia dormido por el camino y su cabecita descansaba sobre el hombro de su madre.
– Coge tu la urna. No quiero dejarla en el coche.
Sono como una orden, mas que como una pregunta y, en cualquier caso, Monika no tenia posibilidades de eleccion. Miro la caja blanca por la luna del coche.
«?Venga, vamos! Yo no puedo caminar, como ya sabes.» -?Que portal es? Daniella pesa demasiado para mi espalda.
Monika bordeo el coche despacio y abrio la puerta del acompanante.
– El numero cuatro, alli.
Pernilla localizo el numero y se encamino hacia el portal.
A Monika le temblaban las manos mientras extendia los brazos hacia la caja. Con mucho cuidado, la cogio y cerro el coche con el mando a distancia. Empezo a caminar detras de Pernilla, sujetando la caja con los brazos extendidos, tan lejos como podia sin que resultase llamativo. Sin embargo, cuando llego el momento de abrir la puerta y, ademas, sujetarla para que pasara Peinilla, se vio obligada a sostener la caja con un solo brazo, muy pegada al cuerpo, casi como si la abrazara. La debil resistencia que aun quedaba en su cuerpo fue absorbida por la caja como si de un agujero negro se tratase. Sintio una gran presion en el pecho. Ya apenas podia respirar. No deberia haberlas invitado. Haria cualquier cosa por evitarlo. Cualquier cosa.
– ?Que apartamento mas bonito!
Monika se quedo en la entrada sin saber donde dejarlo. El suelo del vestibulo no le parecia un lugar apropiado, pero tenia que dejarlo en algun sitio si queria volver a respirar. Se apresuro a la sala de estar y miro a su alrededor, se dirigio en primer lugar hacia la estanteria, pero cambio de idea y se encamino a la mesa. Sus manos lo depositaron junto a la pila de libros de historia y el nuevo frutero de ceramica.
Vio que Pernilla la habia seguido hasta la sala de estar y que dejo a Daniella en el sofa. La vio hacer una mueca de dolor cuando se irguio e intento enderezar la espalda.
– ?Que casa tan bonita!
Monika intento un esbozo de sonrisa y volvio al vestibulo. Se quito el abrigo, agotada, se dirigio a la cocina y apoyo ambas manos en el poyete. Cerro los ojos e hizo un esfuerzo por controlar el mareo, todo le daba vueltas, se sentia peligrosamente cerca del limite que con tanto exito habia logrado evitar. El que le impedia venirse abajo por completo. Con gran esfuerzo, consiguio reunir la energia necesaria para sacar el graten y apagar el horno.
Desde la cocina vio que, en el despacho, Pernilla escrutaba el mapa antiguo que habia comprado aquella tarde y que ahora sustituia al cuadro que acostumbraba a colgar de ese mismo clavo. Saco del frigorifico la botella de agua y la ensalada que habia preparado y se desplomo en una de las sillas.
No tenia fuerzas para decir nada. Ni siquiera para avisar de que la comida estaba lista. Pero Pernilla aparecio sin que la llamara, despues de recorrer la casa, y fue a sentarse a la mesa, enfrente de Monika. Noto que Pernilla la miraba con interes, sintio miedo de no dar la talla a sus ojos.
– ?Te encuentras bien?
Monika asintio e intento sonreir de nuevo, pero Pernilla no se rindio.
– Estas un poco palida.
– He dormido mal esta noche. La verdad es que no me encuentro bien.
La caja blanca seguia en la sala de estar, como un iman. Monika era consciente de su presencia cada segundo.
«?Yo tambien quiero cenar! ?Me ois ahi fuera? ?Quiero estar con vosotras!» -?Que querias contarme?
Pernilla habia empezado a servirse el graten. Monika se esforzaba por recordar la respuesta a su pregunta. Le daba vueltas la cabeza. Se agarro del cojin sobre el que estaba sentada, en un intento de detenerlo.
– ?Llamaste ayer a ese fondo que decias?
Pernilla lleno de agua el vaso de Monika.
– Bebe un poco. Estas muy palida, de verdad. No iras a desmayarte, ?no?
Monika meneo la cabeza.
– No, no te preocupes, solo es agotamiento.
Estaba tan cerca del limite… Tan peligrosamente cerca… Tenia que conseguir que Pernilla saliese de alli. No podia mostrarse ante ella en tal estado de debilidad, ?como iba a ayudarle, si Pernilla tenia que hacerse cargo de ella? La joven terminaria por despedirla, por dejar de necesitarla.
Trago saliva.
– Estaban dispuestos a ayudarte. Yo intente presionarlos y les pedi una suma, puesto que era urgente. Acudi a sus oficinas con tus documentos, para que lo comprobaran ellos mismos, les hable de tu accidente y de todo el lio del seguro que no lo cubria y demas.
Bebio un poco de agua. Tenia la idea de que aquel seria un momento solemne, un gran paso en el cultivo de su amistad. Ahora, en cambio, queria acabar con ello cuanto antes, tomarse un par de somniferos y quedarse tranquila.
– ?Y podian darme el dinero?
Monika asintio y tomo otro trago de agua. Un trago pequeno, pues existia el riesgo de que lo vomitara.
– Te daran 953.000.
Pernilla dejo caer el tenedor.
– ?Coronas?
Monika hizo lo que pudo por sonreir, pero no estaba segura del resultado.
– ?Es verdad eso?
Ella volvio a asentir.
La reaccion que tanto habia deseado estallo inundando el rostro de Pernilla. Por primera vez, observo en ella un verdadero sentimiento de alegria y de gratitud. Las palabras brotaban de su garganta al mismo ritmo que las consecuencias de la noticia se le hacian evidentes.
Monika no sentia nada.
– Pero ?es fabuloso! ?Estas segura de que hablaban en serio? Asi podremos seguir en el apartamento, podre cancelar el prestamo. ?De verdad estas segura de que hablaban en serio? Dios, no se como voy a poder darte las gracias.
«?Lo sabes tu, Monika? ?Sabes como podria agradecertelo? Teniendo en cuenta todo lo que has hecho por ella.» Monika se levanto.
– Perdona, tengo que ir al bano.
De camino al cuarto de bano fue apoyandose en los asientos de los bancos y en los marcos de las puertas y, ya dentro y con la puerta cerrada, se quedo de pie. Se apoyo en el lavabo y observo su cara en el espejo, hasta que la imagen empezo a deformarse y convertirse en la de un monstruo. Estaba tan cerca, tan peligrosamente cerca… La oscuridad vibraba justo bajo la superficie. Presionando la fina membrana, hallando pequenos orificios. Tenia que confesar.
Tenia que ir adonde estaba Pernilla y confesar su culpa. Que todo era culpa suya. Si no lo hacia ahora, no seria capaz de hacerlo nunca. Y asi, tendria que continuar por siempre con sus mentiras. Y siempre tendria que