Mas que caminar Peter se arrastraba al bajar la escalera. En el portal Lundberg lo apoyo contra la pared y saco su movil.

– ?Joder! Me he quedado sin bateria.

Peter senalo hacia el estanco y Lundberg, con cierto esfuerzo, consiguio abrir la puerta y cruzar llevando a Peter cogido por los hombros.

Ahmed les abrio la puerta y Lundberg sento a Peter en la silla que aun estaba junto al escaparate.

– ?Tiene telefono? -pregunto.

Ahmed senalo hacia el tabuco tras el mostrador.

Lundberg desaparecio y pudieron oirle llamar a un taxi.

Ahmed miro a Peter que apenas podia mantenerse erguido en la silla.

– Hoy no es su dia, ?verdad? -dijo-. Quiza le pueda invitar a una galleta de chocolate.

22

Despues apenas recordaria el viaje a casa o como habian entrado en ella. Lundberg practicamente lo cargo hasta la cama y a continuacion busco un Sobril que habia guardado despues de su crisis tras la muerte de Ingrid.

Peter se lo trago obedientemente y se durmio casi al instante.

Durmio como un tronco toda la noche y al despertarse tenia un terrible dolor de cabeza. Eran las seis menos diez. Debia de haber dormido casi dieciseis horas.

El dolor de cabeza era tan intenso que prefirio permanecer tumbado en la cama. Recordo los hechos del dia anterior y la agitacion hizo que su pulso se acelerase.

Cada latido de su corazon explotaba en su cabeza. Necesitaba vomitar.

Se levanto trabajosamente y consiguio llegar al cuarto de bano. No salio nada de su estomago vacio y se inclino sobre el lavabo para beber unos tragos de agua directamente del grifo.

Le dio un escalofrio al sentir la forma del lavabo bajo sus manos. El recuerdo era tan intenso en la yema de los dedos como en el cerebro. Ella llevaba puesto el abrigo marron. El cabello negro estaba algo enmaranado y una mecha de cabello rubio se habia deslizado sobre su mejilla. Los gafas de sol habian resbalado y colgaban de una oreja, y sus ojos completamente abiertos le habian mirado acusadamente. Sabia que el recuerdo no desapareceria en toda su vida.

Al salir del cuarto de bano se encontro a Lundberg.

– ?Como te encuentras? -pregunto.

– Me duele mucho la cabeza. ?Tienes una aspirina?

Lundberg lo bordeo y saco dos aspirinas del armario del cuarto de bano.

– ?No deberias comer algo antes? -pregunto-. Hace demasiado que no has probado bocado.

– Si, quiza -dijo Peter-. Me siento tan mal…

– Acuestate que yo te llevare un sandwich.

Lundberg desaparecio en direccion a la cocina. Un poco despues regreso con un vaso de leche y una rebanada de pan con queso. Peter se habia vuelto a meter en la cama y estaba tumbado, concentrado en mantener el malestar bajo control. Comio en silencio y despues se tomo dos aspirinas.

Enseguida remitio algo el malestar.

Lundberg se habia sentado en la silla del escritorio y jugaba distraido con el cable enrollado del telefono. Al cabo de un rato descolgo el auricular y dejo que colgara del aire hasta que el cable se desenredo. Volvio a colgar.

Ninguno de los dos dijo nada.

Parecia como si se hubieran puesto de acuerdo en no abordar los sucesos del dia anterior ni con palabras ni con hechos. Su problema, que en realidad estaba resuelto, parecia, si eso era posible, aun mayor que la manana anterior. No sabia lo que Lundberg pensaba, pero Peter sentia como si el mismo hubiese tirado de la cuerda, o por lo menos ayudado a que ella misma lo hiciera. Se imaginaba que si le hubiera hecho caso a la inspectora Andersson y no hubieran ido alli, todo seria diferente. Tampoco le ayudaba saber que eso no era cierto.

De pronto se habian convertido en criminales. Exactamente igual que la diabla. Eran culpables de allanamiento de morada y, ademas, no habian denunciado el hallazgo del cuerpo, algo que la policia, si se enteraba de que habian estado en el piso, encontraria muy extrano. Que el terror hubiera acabado y el encargo hubiera finalizado no podia aliviar el malestar que sentia.

Si pudiera se quedaria en la cama y nunca mas se levantaria.

– Deberiamos telefonear a Andersson -dijo Lundberg al cabo de un rato.

Peter cerro los ojos.

– Si no llamamos ayer pareceria extrano que lo hicieramos ahora. Ella ira alli esta manana y entonces lo vera con sus propios ojos. Lo mejor es que esperemos a que llame.

No se atrevio a mirar a Lundberg.

La habitacion quedo en silencio.

– Bueno, quiza tengas razon -suspiro-. Me pregunto que he hecho yo para merecer esto.

Permanecieron un rato en silencio.

– Las cosas son asi -dijo Peter con un hilo de voz-. Dimelo a mi. He pasado por la vida sin hacerle dano ni a una mosca y sin embargo todo se ha ido al carajo. A veces es realmente dificil comprender de que va todo en realidad.

No era su intencion dar lastima, sin embargo Lundberg reacciono asi ante sus palabras.

– ?En efecto! -exclamo Lundberg con la voz notablemente mas animada-. Hoy tenemos que ir al banco. Tu tienes a un empleado de banco esperando a que aparezcas, ?y ademas hoy es el gran dia!

Si alguien le hubiera dicho esto a Peter una semana atras seguramente se hubiese puesto de pie y habria dado saltos de jubilo. Ahora estaba tumbado en la cama y tenia los ojos cerrados.

Se sentia totalmente vacio.

Comprendio que era realmente inaceptable que se mostrara tan indiferente cuando alguien le acababa de ofrecer 1.352.000 coronas, pero ni siquiera eso ayudo. No tenia fuerzas para avergonzarse de su ingratitud.

– Me duele tanto la cabeza -dijo.

Lundberg suspiro y se puso de pie. -?Cual es tu banco?

Una hora y media despues sono el telefono. Peter aun estaba tumbado en la cama durmiendo a ratos. Se desperto por completo al oirlo. Se sento erguido en la cama. Lo peor del dolor de cabeza habia desaparecido.

Pudo oir la voz de Lundberg a traves de la puerta cerrada pero no pudo distinguir lo que decia.

Se levanto y se puso los pantalones. No recordaba haberselos quitado la noche anterior y se sintio incomodo al pensar que debio de ser Olof quien lo hizo.

Abrio la puerta.

– Entonces estaremos ahi a la una -oyo decir a Lundberg.

Continuo hacia la cocina y solo alcanzo a verlo colgar su telefono inalambrico. La gran ventana panoramica que la empresa de limpieza intentaba limpiar tenia ribetes de luto a lo largo de los bordes. La ventana de la cocina aun estaba negra como el carbon.

El telefono sono de nuevo. Lundberg pulso uno de los botones del auricular.

– Olof Lundberg.

Permanecio en silencio un par de minutos. Lundberg senalo el auricular y gesticulo claramente «Andersson». Lundberg consiguio parecer sorprendido.

– ?Esto es increible!

Peter se sento en una silla junto a la mesa de la cocina. Escuchaba detenidamente pero no podia oir ni una palabra de lo que ella decia. Tenia al parecer mucho que contar pues Lundberg permanecio en silencio un buen rato. Finalmente debio guardar silencio pues Lundberg dijo:

Вы читаете Culpa
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату